domingo, 23 de abril de 2017

Día del libro

Hace siglos que no hablo de libros, no he leído al mismo ritmo que otras temporadas, pero eso no significa que no haya leído nada sino que algunos libros me han llegado a durar toda una semana, muchas veces porque me entraba sueño a las pocas páginas. Es algo que por desgracia me sucede con el maravilloso Chejov, del que House me regaló la colección completa de cuentos por Navidad y que alterno con otras lecturas. De todos modos llevo una racha demasiado perezosa: no escribo, leo menos y no tengo otra excusa mejor que la falta de ganas.

Con el tiempo que ha pasado no puedo acordarme de memoria de mis lecturas, lo que suelo hacer para luego hacer memoria es escribir una reseña en amazon (que usaré de chuleta para esta entrada). Me limitaré a lo leído en lo que va de año, aunque creo que hace más que no hablo de libros. Sin embargo, tendré algo de piedad y no me remontaré más allá.

Empezaré mencionando la trilogía del muchacho de Jón Kalman Stefánsson, un escritor islandés que ha ganado cierta relevancia, además de varios premios. Lo conocí gracias al blog "un libro al día", que como su propio nombre indica publica reseñas de libros a diario, sin centrarse en los bestsellers, sino en la literatura. Están escritos en islandés y los he comprado en inglés porque el precio era la mitad que en español, aunque en ambos idiomas la traducción hace honor al estilo casi poético del autor. Para no sobrecargar aún más esta entrada, hablo de los tres libros en otra.

Previamente a la trilogía le tocó el turno a una novela Herman Hesse que contribuyó en gran medida a que le concediesen el Nobel en 1946. Se trata de El juego de los abalorios, una historia futurista, en un ambiente de renuncia al mundo, sobre la pureza del espíritu a través del conocimiento, sin ambición personal ni tampoco en búsqueda de la gloria. El juego de los abalorios no es un juego sino un complejo sistema de meditación, síntesis, contraposición y asociación de ideas que aúna de manera universal música, matemáticas, astronomía y filología. La novela, escrita como biografía, es una reflexión sobre los principios que rigen la vida de cada uno, la sociedad, la cultura, la espiritualidad y la historia.
Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos.

Tu no eres como otras madres de Angelika Schrobsdorff fue una recomendación de la Señora, y ya se sabe que siempre hay que hacer caso a las madres. Else es una judía joven y romántica que decide romper con las tradiciones judías al enamorarse de un cristiano, religión que siempre la ha atraído más que la propia. Sus esquemas del matrimonio se rompen y decide disfrutar de la vida libremente, entre sus planes está la de tener un hijo de cada hombre que se enamore. Vive tan ajena como puede la situación política de Alemania sin creerse que los nazis duren en el poder. Cuando empieza la persecución de los judíos todo da un giro y se ve obligada a huir a Bulgaria. Allí conoce las estrecheces y los sacrificios, sus hijas crecen, la autora, de niña egoísta y consentida pasa a convertirse en una adolescente manipuladora aún más egoísta, quiere vivir el presente lo mejor posible después de lo pasado en la guerra. Un novelón muy interesante y bien escrito, en el que con los recuerdos e impresiones de la autora se mezclan cartas de la propia Else que ayudan a conocerla y apreciarla mejor.
"Else era, en un mundo de autoengaño, de disimulo y de hipocresía, tan auténtica y elemental como solo puede serlo una criatura de la naturaleza."

Metidos en la guerra, sigo con el tema. Zweig ha sido posiblemente el escritor que más he leído en estos meses. En El mundo de ayer, memorias de un europeo, la última obra del autor, justo antes de su suicidio en Brasil, Zweig cuenta cómo era Europa hasta la 2º GM. Narra sus memorias, su infancia en una buena familia austriaca a finales del siglo XIX, época en la que resalta la importancia de la vida cultural de la Viena de entonces, y habla de sus inquietudes académicas y sus preocupaciones ante los cambios previos a las guerras que se avecinaban, anticipa los acontecimientos que desembocaron en la segunda guerra con clarividencia, pero sin que le sea posible hacer nada por evitarlo. Además cuenta su amistad con todo un elenco de personajes relevantes tanto en la cultura como en la política, y hace breves retratos de carne y hueso de cada uno de ellos. Es un libro muy ameno y tremendamente informativo e interesante, para mi gusto uno de los mejores de Zweig.
"Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea".
Fueron esas memorias las que me llevaron a indagar más y al mundo de ayer le siguió El legado de Europa, un recopilatorio de reseñas y artículos de Zweig sobre diferentes personajes. Comienza con la biografía, algo más extensa que el resto, de Montaigne para luego pasar a hablar de sus contemporáneos. Es un buen complemento al Mundo de ayer.
"El verdadero respeto no debe ser miedoso"

Novela de ajedrez es una novela corta en la que Zweig hace una de las cosas que mejor le sale y que más consigue captar la atención del lector: rememorar en el presente una historia del pasado, en este caso un cautiverio por la Gestapo y una obsesión por el ajedrez. Eso, y una partida con un campeón mundial, hacen que resulte casi imposible despegar los ojos de las páginas.
"Ya no se trataba de dos rivales que quisieran medir en el juego sus propias fuerzas, eran ahora dos enemigos que se habían jurado aniquilarse mutuamente.."
Más flojita me resultó The post office girl, Christine, una joven cuya familia se ha empobrecido con la 1GM, se convierte en Cenicienta cuando sus tíos la invitan a pasar unos días con ellos en un hotel de lujo en Suiza, allí conoce otra vida, la que da la riqueza y el reconocimiento social. Sin embargo, el cuento termina de forma abrupta y debe regresar, pero no es la misma muchacha que antes de marcharse, ahora es consciente de la miseria que la rodea y no se ve capaz de soportarlo. Zweig es uno de los mejores escritores a la hora de reflejar la psicología y las emociones de sus personajes. Esta novela es un buen ejemplo, quizá el final parezca abierto, pero en realidad no lo es tanto.

Otra recomendación del blog de "unlibroaldía" fue "La puerta" de Magda Szabó. Sin duda libro muy bien escrito, pero con un ritmo muy lento que hace que resulte pesado y entren ganas da abandonarlo en su primer tercio, sin embargo conviene insistir porque, a partir de ahí, uno se involucra más con los personajes y se lee con más facilidad. El lenguaje no es complicado, los personajes sí. Emerenc es una mujer dueña de un gran magnetismo que afecta tanto a personas como a animales, es el centro del vecindario, sin ella nada funcionaría. La vida la ha castigado y eso le ha enseñado a ser dura, a controlar sus pasiones, a proteger su intimidad, pero sin embargo posee una bondad y un sentido de la justicia innatos que disculpan algunas de sus acciones. Magda, la narradora, es una mujer más inmadura, que intenta encasillar y comprender a Emerenc, algo que solo logra al final, cuando es tarde, y en parte por la culpa que su comportamiento le provoca. Es una novela excelente, pero no es uno de esos libros que pueden recomendarse a todo el mundo.
"Ella sostenía que todos esos personajes eran iguales, porque el poder está hecho para mandar y quien lo ambiciona, cualquiera que sea su ideología, y aunque diga representar los intereses de Emerenc, en el fondo lo único que quiere es mandar -no se sabe en nombre de qué potestad- sobre todos y a costa de todo; aparte de que el poder es opresor por naturaleza."

El blog de unlibroaldía también me descubrió a David Toscana, leí tres libros seguidos del autor mexicano (por lo que mejor lo comento en otra entrada). Del mismo blog salió Sí, de Thomas Bernhard, un libro hecho de un párrafo ininterrumpido de más de 120 páginas, cuya estructura contribuye a transmitir la sensación de agobio de su protagonista, que empieza la historia desahogándose en casa de su amigo y confidente Moritz para saltar, en una fuga de ideas en la que describe el lugar en el que reside y los motivos que le impulsaron a mudarse allí, a las emociones de la Persa, una mujer que al principio le salva de sí mismo, con la que se siente identificado ya que ambos comparten el mismo proceso autodestructivo. Es una narración neurótica y trepidante, en un ambiente abrumador, tenso, gris y húmedo, medio derruido como las vidas que describe. Te impacta y te deja sin aliento.
“Constantemente intentamos descubrir motivos ocultos y no avanzamos, sólo complicamos y trastornamos aún más lo que ya está suficientemente complicado y trastornado. Buscamos un culpable en nuestra estrella que, la mayoría de las veces, si somos sinceros, sólo podemos calificar de mala estrella. Cavilamos sobre lo que podríamos haber hecho de otra forma o mejor, y sobre lo que, posiblemente, no hubiéramos debido hacer, porque estamos condenados a ello, pero no conduce a nada”

Stories of your life and others, de Ted Chiang, es una colección interesantísima de relatos. Son historias muy originales, con planteamientos muy inteligentes que te hacen pensar, bien resueltas, bien escritas, imprevisibles y que te mantienen enganchado. El relato que da título al libro sirvió de base para la película Arrival (La llegada). Después de leer el libro la conclusión es que su autor es un genio.
Sabía que era insensato; los hombres con experiencia dicen, hay cuatro cosas que nunca vuelven: la palabra hablada, la flecha lanzada, la vida pasada y la oportunidad desperdiciada." 

Mencionar también a Marcel Schwob. Las vidas imaginarias son una colección de biografías breves que fácilmente podrían haber sido. La cruzada de los niños es una maravilla, cada capítulo está relatado por una voz diferente en la que se narran los diferentes episodios y la progresión de esa cruzada infantil, una suerte de flautista de Hamelin, abocada al fracaso y en la que no se pierde la esperanza de un milagro. Un libro breve, fácil de leer y con un estilo magnífico. Para disfrutar.

Martes con mi viejo profesor de Mitch Albom es una breve biografía sobre alguien entrañable, el profesor Morris, jubilado y enfermo de ELA, que imparte sus últimas clases desde casa mientras su cuerpo se consume. No obstante el cuerpo no es más que un cascarón, el espíritu sigue ahí y el profesor no permite que la enfermedad lo arrastre. Son lecciones sobre el sentido de la vida, los valores, el amor, la familia, el matrimonio, los amigos y el aprender a aceptarse y perdonarse, sin permitir que el arrepentimiento por el pasado repercuta en el futuro.
"A veces no eres capaz de creerte lo que ves, tienes que creer lo que sientes. Y si quieres que los demás lleguen a confiar en ti, también tú debes sentir que puedes confiar en ellos, aunque estés a oscuras. Aunque te estés cayendo."

No todas las recomendaciones del blog de unlibroaldía son un acierto, de hecho "El bar de las grandes esperanzas" de JR Moehringer no me convenció, en parte es culpa mía, no terminó de conectar con esa temática de varón adolescente inmaduro. Es una autobiografía, centrada durante la infancia más en la figura de la madre y en la nostalgia del padre, en la que luego, a partir de la edad legal, el bar pasa a cobrar protagonismo y a convertirse en una parte más de la caótica familia del autor. Sin embargo, el bar es más bien un refugio para escapar de la vida, sus dificultades, sus inseguridades, pero no es una solución, para eso hay que madurar, salir del cascarón, algo que al protagonista le cuesta. Es un universo masculino, de un muchacho no demasiado admirable, y en vías de acabar alcoholizado, al que le cuesta abrir los ojos (y que tras momentos de lucidez tiene tendencia a volverlos a cerrar). No está mal pero a ratos es desigual, con momentos un poco pesados y a veces dan ganas de sacudir al protagonista y gritarle que espabile.

No sé dónde oí hablar de Los palimpsestos de Aleksandra Lun, una novela de locos, literalmente, en la que un escritor polaco está encerrado en un manicomio belga por escribir una novela en antártico, motivo por el que ha sido perseguido y atacado en diversos lugares del mundo. En el manicomio encuentra a otros escritores que defienden la postura de escribir en otra lengua distinta a la materna, mientras la psiquiatra trata de convencerle de que eso no es correcto. Es original pero resulta algo repetitiva.

La caja de Bernit es un cuento de fantasía que leí para desconectar, se trata de una historia muy imaginativa, entretenida, con reminiscencias del Señor de los Anillos, también a Laura Gallego y algún personaje me recordó a la Historia del rey transparente de Rosa Montero. El principal fallo es el estilo, se lee bien, pero resulta demasiado básico.

En cuestión de cuentos, no hay nada mejor para iniciar a los peques en el amor por los libros y si el protagonista es el Dragón Coco el éxito está garantizado. Es una serie muy amplia y muy entretenida, incluso para los mayores, al Principito le encanta.

Pasaré por encima de otros libros, algunos bestsellers, que no me han convencido. El ruiseñor, de Kristin Hannah, es la historia de dos hermanas en la Francia ocupada. Es una historia de supervivencia y de resistencia durante la 2ª GM, Vianne debe cuidar de su familia y sobrellevar las duras condiciones de vida, para lograrlo no quiere mirar, pero no puede evitarlo. Isabelle, su hermana, más impulsiva, decide luchar por la libertad desde el principio y formar parte activa de la Resistencia. La trama es buena aunque el estilo de la narración deja algo que desear, es demasiado emocional, y no es que no haya emociones que contar, pero tanto a las emociones como a los personajes les faltan matices, todo es blanco y negro, extremo, sin escala de grises, sin profundizar. En La bibliotecaria de Auschwitz el autor ha querido plasmar toda la documentación de su trabajo de investigación y lo hace en forma de recuerdos que cortan la historia.

Me llamo Lucy Barton, de Elizabeth Strout, me pareció insulsa y totalmente prescindible. El ladrón de sueños, supuesto Finalista Premio Planeta de Verónica García-Peña, es un folletín con todos sus ingredientes (investigación, romance, locura, desapariciones, asesinatos y hasta fantasmas), para pasar el rato, con cierto aire gótico, entretenida y olvidable. Fácil de leer, previsible y sin nada especial. La felicidad es un té contigo, de Mamen Sanchez, es otro folletín aunque en este caso con tintes de caricatura, y habría estado bien si hubiese mantenido ese humor, el problema surge al abordar temas más serios, aunque quizá sea un buen guión para una película de Almodovar.

Con esto lo dejo, no sin felicitar y compadecer al pobre que haya aguantado mi rollo literario hasta el final. He sacado a David Toscana y a Jon Kalman Stefansson para dedicarles una entrada propia y aliviar un poco esta, no obstante aún es muy larga.

3 comentarios:

el tito Paco dijo...

Muy interesante tu propuesta, que pudiera ser más didáctica. Para ello hubiera sido conveniente hablar de menos libros (hubieras podido repartirlos en varios días) y explicar un poco más tu relación con ellos, desde varios puntos de vista: ¿En qué medida algunos elementos de estilo te parecieron interesantes para probarlos en tu propia escritura? ¿Alguna cita o propuesta te interesó como persona, más allá de como lectora? ¿Ese libro puede significar algo distinto en diferentes momentos de la vida? Hay otras muchas preguntas posibles, quizás alguien más sobreviva y se anime a hacerte alguna.
No es bueno que el lector se sienta aplastado. Porque, además, todos sabemos que no eres así en realidad, es sólo esa vena que resalta de vez en cuando, en ti y en otros, como sabes.

Sol Elarien dijo...

Gracias papá, he añadido algunas citas que creo que dan mejor idea de los libros que lo que yo cuente. Quería hacer una entrada única de libros por el día del libro pero me parece que me he excedido, convendría dividirlo en capítulos.
Muchos besos.

Molina de Tirso dijo...

Bonito homenaje a los libros en el día dedicado a ellos. Demasiada información, es verdad, pero muy sincera y espontánea. Yo, que también hablo de libros, he disfrutado leyéndote.