"Erase una vez una pequeña Comunidad de Magos. Pese a su reducido tamaño, su magia resultaba segura y poderosa. Esto era consecuencia del fuerte vínculo que unía a sus miembros entre sí. Su nexo pulía los dones de cada uno de sus individuo, lo que reforzaba y estabilizaba sus hechizos.
Un día, uno de sus Grandes Magos, notó que tenía que usar más esfuerzo y energía para realizar sus encantamientos. Advirtió que había perdido parte de sus poderes y que, estos, se desgastaban, poco a poco, lenta pero inexorablemente. Sin comentarles nada a sus compañeros, para evitar preocuparles prematuramente, decidió consultar a un famoso Archimago de otra Comunidad. Pensaba que éste, con su gran sabiduría, podría ayudarle a recuperar sus habilidades. Al exponerle el problema, el sabio se preocupó. Nuestro mago padecía una extraña dolencia tan infrecuente que, aunque él era un gran Neuromago, le recomendó que acudiese a un Brujo del Nuevo Mundo más versado en ese tipo de males. Le avisó de que, pese a que el reputado experto había resuelto casos como el suyo, el tratamiento no estaba exento de riesgos.
Dispuesto a recuperar su Magia, nuestro Mago decidió arrostrar los peligros que implicaba la travesía al Nuevo Mundo. Se vio obligado a dejar su pequeña Comunidad momentáneamente abandonada. Para salvar el Espacio Salvaje que separaba el Viejo del Nuevo Mundo, su compañera se encargó de convencer a las brujas encargadas de la Compañía de Superescobas voladoras que, en las noches de tormenta, ocultas entre las nubes, realizaban la arriesgada travesía. Gracias a la habilidad de la Bruja-piloto, consiguieron vencer los escollos con los que el Agua y el Aire Salvajes, se resistieron al cruce. Entre velos de niebla esquivaron rayos que iluminaban la oscuridad en su persecución, sortearon remolinos y cabalgaron sobre turbulencias hasta que, mareados y exhaustos, alcanzaron, al fin, su destino en el Nuevo Mundo.

Al principio, al sentirse tan desvalido, el Mago se asustó. No obstante, dejó de lado sus miedos, confió en la palabra del experto y realizó al pie de la letra lo que este le había ordenado. Luchó con tesón por restablecer sus mágicas habilidades. Para ayudarle, su familia compartió sus dones con él. Gracias a su generosidad, adquirió nuevos poderes pero, para ser capaz de mantener sus nuevas dotes, descubrió que dependía de ellos. No sólo eso, los suyos, al haber puesto su magia a su servicio, le necesitaban aún más que antes. Este hecho no le permitía regresar de nuevo a su pequeña Comunidad.

Aún así, la Comunidad siempre guardará un puesto de honor para su Gran Mago."
Para CR.
Gracias Sol
ResponderEliminarJo, con la mayoría de tus cuentos siempre me quedo con ganas de más...es precioso, prima. Un beso.
ResponderEliminarQue bonito......me ha encantado.
ResponderEliminarPrecioso el cuento... Ya han pasado 2 años desde que nuestro querido Mago viajo al Nuevo Mundo!!! Parece que fue ayer cuando, a este lado de las montañas, otra Comunidad de Magos que le adorábamos, nos quedamos desvalidos sin el,esperando su regreso ...
ResponderEliminarY falta poco para que se cumplan 2 años desde que nuestro amado Mago Explorador partiese en busca de una sabiduría mayor
Gracias, Sol
Marta