lunes, 30 de junio de 2014

Las vicisitudes de Paloma

La primera aventura de Paloma sucedió mientras la escribía. Es cierto que, en su origen, los personajes poseían rasgos en común con algunos miembros de mi familia, y que en mi familia nadie se caracteriza por su docilidad. Si el pájaro toma sus propias decisiones en el cuento, ¿por qué no iba a hacer lo mismo en mi cabeza? Tanto ella como Marla tomaron las riendas de la historia y tuve que conformarme con seguirlas. Orión apareció tan de improviso en el papel como en mi mente. Ser el último en llegar no le restó personalidad, él tampoco estaba dispuesto a dejarse manipular. A veces creo que la única frase que me dejaron poner en la historia fue la primera, en un guiño a Jane Austen y su "It is a fact universally acknowledge..."

La Señora fue la primera en leer Paloma. En cuestiones lingüísticas en la familia no hay enchufes y el papel de madre no le impidió ser profesional y señalarme todos los fallos. Corregí gerundios, acentos, construcciones y comas por primera vez, y por segunda, e incluso una tercera. Desde entonces he perdido la cuenta de las veces que he leído el libro pero en cada una de ellas han surgido cambios y siempre, en algún momento, me he llevado las manos a la cabeza al leer alguna frase. ¿Cómo se me había escapado ESO?

Perseguí a mis hermanos, primos y compañeros con las páginas del libro. Incluso mi abuela lo leyó, en la residencia no tenía escapatoria, y le gustó tanto que nunca entendió que no lo publicasen. Todos me dijeron que les había encantado, hasta alguno de los hijos de mis amigas se engancharon y lo devoraron en una tarde. Uno incluso me escribió su crítica y la única pega que le encontró es que le faltaban ilustraciones. Con semejante respaldo, y todo mi optimismo, me presenté al Premio Barco de Vapor... Meses después el barquito navegó, pero sin Paloma a bordo.

No me rendí. Mi libro estaba bien. Escribí a editoriales y lo envíe a las que me contestaron. Si a los tres meses no había obtenido respuesta, ya sabía cual era, aunque algunas avisaban que podían tardar hasta seis. Fue entonces cuando me presenté al Premio Lazarillo 2012.

Me llamaron de una de las editoriales. Estaban interesados. Me adjuntaron las condiciones. La verdad es que no apostaban demasiado por la obra. Editaban 100 ejemplares que debían venderse el día de la presentación. Los que no se vendiesen tendría que comprarlos yo. Por aquel entonces cien no me parecieron tantos (inocente). Ahora me alegro de que Paloma estuviese pendiente del Lazarillo, lo que me impedía aceptar hasta saber el fallo. Vender libros no es nada fácil. A pesar del blog, de mi familia y las redes sociales mis ventas ascienden a 35 ejemplares. ¿Cómo llegar hasta cien?

No gané el Lazarillo, me quedé a las puertas. Fuimos tres los seleccionados pero sólo podía ganar uno. Aún así pensé que el acta del concurso me abriría alguna ventana. ¡Ilusa! Eso sí, me llamaron de nuevo desde la primera editorial, con las mismas condiciones. Tenía esperanzas de que alguien las mejorase, no parecía tan difícil, y les rechacé definitivamente.

Revisé de nuevo el manuscrito. Después del tiempo transcurrido fui consciente de muchos fallos. Lo leyeron más amigos. El libro siempre encontraba buena acogida entre ellos, lástima que ninguno fuese editor. Le tenía tanto cariño a la historia y sobre todo a sus protagonistas que quería que descubriesen el mundo. Es una sensación difícil de explicar, se trata de algo expansivo que incluso es posible lo motive el orgullo de ser su autora.

House me avisó del concurso de amazon Kindle. Al menos el libro vería la luz, mucha o poca no podía adivinarlo. Le puse la preciosa portada que le había diseñado mi primo Juan y lo anuncié a los cuatro vientos. Sólo me ha faltado dar la noticia en el telediario.

sábado, 28 de junio de 2014

The Gambler - Kenny Rogers



La vida es un juego que hay que aprender a jugar. Nunca sabes qué cartas te tocarán en el sorteo pero siempre se les puede sacar partido. Hay que conocerlas, sopesarlas y aprovechar su potencial. Hay reglas y hay trampas. Los ases son escasos, a pocos les caen de entrada aunque algunos se los guardan en la manga. Aún así no son invencibles, hay que esperar el momento. La experiencia enseña a leer sus caras, a adivinar sus cartas, y esa es la mayor ventaja.

Every gambler knows
that the secret to surviving
is knowing what to throw away
and knowing what to keep
Cause every hand is a win
and every hand is a looser
and the best that you can hope for
is dying in your sleep.

De todos los juegos se disfruta.

viernes, 27 de junio de 2014

Experimento de tarta de cuajada ligera

Volver de vacaciones y comprobar que no te entra la ropa, o que te aprieta más de la cuenta, significa que o se cambia el guardarropa, o hay que tomar medidas para recuperar la figura. Sale más barata esta segunda opción. Hay quien pasa de atiborrarse a ayunar, lo que no es ninguna gran idea porque además eso genera un efecto rebote en el que se excusan los excesos con la idea de saltarse alguna comida después. Basta con cuidarse: suprimir el alcohol, los zumos y los refrescos, aunque sean light, reducir las grasas a 2 ó 3 cucharadas de aceite al día, evitar las salsas, cocinar de manera sencilla (plancha, vapor, horno), cocer las legumbres sin añadirles embutidos grasos, sólo con verdura, pescado o marisco, pollo sin piel o conejo, tomar la fruta por la mañana y entre comidas, pero no de postre, no tomar hidratos refinados y, por la noche, cenar proteínas (pollo, sepia, pescado, tortilla...) y yogur natural.

Parecen medidas muy estrictas pero tampoco hay que llevarlas al extremo. Hay días en los que es inevitable transgredirlas, pero esos días deberían de ser la excepción y no la norma. Conviene mantener la prudencia al pasarse, aunque suene paradójico. El peso no es sólo una cuestión estética. El colesterol, la tensión, el azúcar y el sueño empeoran con la obesidad. Reducir grasas y calorías redunda en nuestro beneficio, especialmente cuando se debe seguir una dieta especial por motivos de salud. Precisamente por esa razón, para una de nuestras pantagruélicas reuniones familiares decidí probar a aligerar la tarta de cuajada de Las Dunas (nota aclaratoria: aligerar no significa dietético). Esta es la adaptación.

TARTA DE CUAJADA LIGERA
Ingredientes
400 ml de nata ligera al 12% MG (2 bricks de Reny-Picott).
1 tarrina grande de 350 gr de Philadelphia light.
200 ml leche semidesnatada.
2 sobres de cuajada.
10 cucharadas de azúcar (sólo tenía moreno en casa). Puestos a reducir en los herbolarios se vende un azúcar de abedul muy similar al azúcar común en sabor pero de muy bajo índice glucémico y por tanto apto para dietas y diabéticos.

Elaboración
Calentar la nata.
Con la batidora eléctrica batir el queso, la leche, la cuajada y el azúcar.
Cuando la nata hierva, añadir la mezcla de queso.
Remover hasta que espese. Rectificar de azúcar si fuese preciso, según gustos (personalmente lo prefiero poco dulce).
Dejar enfriar antes de montar los pasteles (según la receta de la tarta original).

Acompañar con compota de manzana, frutos rojos o sirope de Agave.

Conclusiones del experimento: la tarta pierde grasa pero también gracia, en versión light está bien pero deja de ser un pastel irresistible y pecaminoso. Está mucho más rica con todas sus calorías originales así que posiblemente lo mejor sea esperar a equilibrar los excesos de otra manera y no sacrificar una excelente receta.

jueves, 26 de junio de 2014

El amor y el mar

¿Empezamos con un silogismo? Es química: hace muchos, muchos años, la vida surgió en el mar. Es biología: del amor surge la vida. Es lógica: el amor es como el mar, ¿o acaso existe algo más con un paralelismo similar?

Es igual de fascinante, seductor y misterioso. ¿Quién no ha caído en sus redes al contemplarlo por primera vez? Es irresistible, no hay nada más hermoso. Despierta pasiones, derriba barreras. Invita a soñar, a perderse, a hundirse en él. ¿Quién lo ha podido olvidar? Es persuasivo, lo impregna todo. Sostiene, envuelve, abraza, cautiva, conquista. Roba la respiración, retiene el aliento con la irresistible atracción del miedo. Es más fuerte que la propia voluntad. Te arrastra, no te suelta, te eleva hasta las estrellas o te ahoga en sus tormentas.

¿Quién se aleja sin nostalgia? Perderse en su inmensidad es, sin duda, el mejor de los refugios. El mar es furor y calma, un vaivén de emociones salvajes, un delirio de paz, un estallido violento, un arrebato de alegría, la agitación de la tristeza y el esplendor de la felicidad. ¿Quién no siente la esperanza de regresar? Es un horizonte más allá del confín de la libertad, la eternidad condensada en un segundo glorioso.

¿Quién no se enamora de nuevo cada vez que lo vuelve a ver? Posee la seducción de la belleza cambiante, instantes que destellan y se graban en la memoria antes de desvanecerse entre suspiros de olas. Sorprende a cada momento, no cesa de deslumbrar. Convierte el horizonte en un lugar mágico, en un mundo de leyenda, un espacio lleno de ilusión y encanto, que hechiza la imaginación.  Es el lecho en el que duerme el sol y del que emerge la luna. Es el espejo del universo, reflejos de luz y abismos de oscuridad llenos de misterio. ¿Alguien no ansía una cala propia?

miércoles, 25 de junio de 2014

Amazon KDP

Publicar un libro en amazon es casi inmediato. Al entrar en la página de KDP ella misma te guía. Los pasos son sencillos, no se precisa mandar el texto en ningún formato especial, basta un Word que, inmediatamente, amazon convierte para Kindle. Puestos a dar facilidades tampoco es necesario un Kindle para leerlo, una aplicación gratuita (que se descarga desde la página) permite hacerlo desde el teléfono, la tablet o el mismo PC. Los de Mac la encuentran en la App Store (también de manera gratuita).

La parte más latosa del proceso es, como siempre, la fiscal, que te obliga a rellenar sí o sí aunque luego no te corresponda pagar impuestos americanos. Lo que peor funciona es el paso de amazon.com a .es (y me figuro que a cualquier otro dominio); el navegador se pierde en el trayecto, el libro desaparece y hay que emplear el buscador para que aparezca de nuevo. Investigué un poco y encontré una página (http://authl.it/) que subsana este problema al crear un enlace universal y directo al amazon correspondiente. Es fácil, sólo hay que escribir en un cuadro el ASIN de la obra (no es algo raro, viene especificado en los "detalles del producto", el ASIN de Paloma es: B00L63FP7S). Mi enlace por tanto se queda en: http://authl.it/B00L63FP7S?d (los signos finales "?d" son los que  reconocen tu ubicación y consiguen llevarte, casi por arte de magia, al dominio correcto).

Una vez publicado empieza lo complicado: pedir favores a todos los conocidos para promocionarlo, insistir y correr el riesgo de que acaben por llamarte pesada. Para el concurso se tiene en cuenta el número de ventas y los comentarios de los compradores. Cada ejemplar es importante, con los 4 que vendí el lunes alcancé el segundo puesto en ventas en la sección de humor (parece que el humor no es muy popular), y el décimo en literatura infantil y juvenil (con uno más pasé al tercer puesto). Los mejores promotores, y los más dispuestos, son los familiares y amigos que, posiblemente, también serán los únicos lectores. Hay que contar con ello de antemano y no arruinarles, sino fijar un precio económico. Para mejorar la oferta conviene crearse una página de autor en cada amazon (son 4 los que lo permiten: .com, .co.uk, .fr, .de). El enlace para hacerlo te lo envían amablemente en un correo. Luego es cuestión de repetir los pasos en cada uno: biografía e imagen (favorecida y borrosa, ambas cosas van unidas). De añadir la obra se encargan ellos. Al final, para los que sintáis curiosidad, mi página de autor es esta: https://www.amazon.com/author/sol-elarien

Figurar como autor permite inscribirse en KDP Select. Las ventajas de este programa son que el libro se puede prestar como si se tratase de una biblioteca (aunque creo que esto sólo funciona en los países adscritos a amazon.com) y también ofrece descuentos de dos tipos: el primero es una rebaja del precio, no sé si por un tiempo limitado, y en el segundo el libro se ofrece de manera gratuita durante 5 días. Hay que escoger uno u otro. En mi caso apunte Paloma a este segundo grupo hasta que un amigo, que se leyó más detenidamente que yo las condiciones del concurso, me avisó de que me podían descalificar. Lo cancelé y probé suerte con el primero. Tampoco tuve éxito: mi precio de partida no llega al mínimo requerido para aplicarlo. Finalmente lo he tenido que dejar como estaba, a 89 céntimos de euro. De "Infantil y Juvenil" lo he pasado a la categoría de "Ficción" porque la primera no viene especificada entre los criterios de eligibilidad. Para el que desee comprarlo, pongo de nuevo el enlace: http://authl.it/B00L63FP7S?d

Para los que no dispongáis de un Kindle, y no estéis muy duchos en tecnología, la aplicación de Kindle para otros dispositivos está en un recuadro en la parte derecha de la página del libro, justo debajo del de compra (en un click) y del que permite leer un extracto (que en el caso de Paloma ya tenéis en el blog, en la entrada del lunes y en la parte inferior). Una vez descargada, al comprar el libro, el propio amazon lo manda al aparato elegido (sólo hay que indicarlo en la pestaña de comprar, te pregunta dónde enviarlo y al pinchar abre un desplegable en el que seleccionar el dispositivo en cuestión). Et voilà, todo debería funcionar. ¿Os animáis a probar con Paloma?

martes, 24 de junio de 2014

Transformación

It's like learning to ride a unicorn. You never forget. Eoin Colfer

Floto entre tus brazos. Noto el cosquilleo feliz de mi piel que me indica que mi otro yo se va a escapar otra vez. Me pregunto qué se le habrá ocurrido. Cuando lo descubro me río.

- Mi otro yo está loco – te digo.

- No tienes otro yo – afirmas.

Sí que lo tengo. Es el yo que vive en un mundo de fantasía en el que existe la magia. Es un yo que se libera bajo el influjo de la felicidad. Mi otro yo vive en mis sueños y me los muestra en momentos en los que estoy despierta.

Mi otro yo ha hecho de la habitación un océano para convertirse en sirena y nadar hacia la puesta de sol. Allí espera a la luna para emerger en su estela y elevarse hacia el aire impulsada por su cola. Siento el golpe de las olas, el frescor del agua, la velocidad vertiginosa de las corrientes que me envuelven. Oigo el silencio de las profundidades, la acogedora soledad de su inmensidad. Exploro cada rincón, llego hasta el fondo, me tumbo en la arena, me acerco hasta las rocas. En el arrecife de coral se distingue una ciudad que contemplo desde lejos. Me dejo llevar por el agua, una parte de mí entre tus brazos y el resto sumido en la realidad de mi ensueño.

domingo, 22 de junio de 2014

Paloma en Amazon Kindle (concurso autores indi)

Paloma es una historia con mucho hollín, tanto que ha salido de las páginas para impregnar hasta el dibujo de su cubierta (de mi primo Juan). No os preocupéis, la historia no tizna al lector (espero). Es un cuento de brujas que no dan miedo. Su protagonista es una anciana hechicera que ha alcanzado (y superado con creces) la edad de pasar el testigo. Debido a su vejez comete un error en el proceso de selección de su sustituta. La elegida enseguida es consciente del fallo, no obstante no desea ser descubierta y se las ingenia para mantener el engaño. El motivo no es otro que su voraz apetito al que se le añaden las extraordinarias habilidades culinarias de la bruja. Cuando llega el momento ineludible de la verdad, la impostora acaba condenada "a la sombra". Allí descubre que no se encuentra sola. A pesar de la compañía su nueva situación no es en absoluto envidiable y pergeña un plan, a su gusto, para escapar.

Amazon ha organizado un concurso de libros Kindle para autores "indi" al que me he presentado con Paloma. La historia fue una de las dos finalistas del Premio Lazarillo en 2012 pero allí sólo contaba el ganador y no la editaron. No hay que disponer de un Kindle para leer los libros del concurso ya que para ello Amazon cuenta con una aplicación gratuita (que encontráis en la misma página web del libro). Para el concurso cuenta todo: compradores, lectores, comentarios, etc, por lo que os agradecería muchísimo que entraseis y le dieseis difusión. El precio es el más barato posible (0,89€) y permite préstamos y todo lo que me ha dejado para que se pueda compartir. En los USA hay una opción de "library" para leerlo gratuitamente como un libro cualquiera de biblioteca que también he activado. Podéis leer los dos primeros capítulos en el lector que he puesto a pie de este blog y en esta misma entrada, tiene un enlace que os lleva a amazon.com pero funciona mal a la hora de trasladarse a amazon.es y dice que no se encuentra el libro (cuando sí que existe). En este enlace lo encontraréis sin problema desde cualquier lugar: http://authl.it/B00L63FP7S?d

Lo más importante de todo es que espero que os guste.


sábado, 21 de junio de 2014

Carta desde Dambil

Querida Elarien:
Me gustaría compartir contigo un poco de lo que sucedió ayer, día en que terminábamos el curso, con nuestras historias y nuestras aventuras en Dambil. No te puedes ni imaginar la inmensa emoción que reinaba en nuestra aula cuando leíamos el desenlace. Como de costumbre, leíamos por turnos un fragmento en voz alta, pero ayer esa tarea no fue sencilla, a muchos se le quebraba la voz, otros leían rápido a causa de los nervios…"¡Profe, qué estoy muy nervioso!" se excusaban algunos visiblemente alterados. Mi Quique estuvo conteniendo la respiración hasta que su idolatrada Elarien le salvaba del abrasador aliento de Dúlfenor (que sepas que desde la distancia tienes muchos admiradores) Al finalizar la historia, todos lloraban. Es cuando te das cuenta de que ese grupo de 18 personas, tras un largo curso con muchísimo trabajo, se van a sus casas con una lección aprendida: la palabra escrita, con talento e imaginación, tiene el poder de conmover los corazones, crispar los nervios por el miedo y de transportarnos a lugares maravillosos donde seguir soñando.

Muchos compañeros de profesión me han tachado de "loco", e incluso muchos padres. Hace tan solo una semana, recibí una madre que se deshizo en halagos hacia mi persona (supongo que hay que quitarle el 21% de "peloteo" o tal vez más) y me decía:
"Te tengo que confesar que al principio no me gustabas nada, con tus juegos y con tus cartas…pero has conseguido que mi hija vuelva a leer y todas las semanas tengo que comprarle un nuevo libro porque los devora"
Nos podrán bajar el sueldo y machacarnos a críticas, que luego llega una madre, te dice eso y das por bueno todo el esfuerzo realizado. Ese día te vas a tu casa con algo mucho más valioso que cualquier billete: la satisfacción personal de haber cambiado algo.

Todo lo que sucede durante el curso, siempre me hace reflexionar y sacar conclusiones para mejorar mi forma de enseñar. No hace mucho, explicaba en este blog que la clave está partir de la premisa: hay que crear necesidades en el alumno, la necesidad de seguir leyendo, de seguir escribiendo…etc. Este curso, me apunto otra, tan simple que la obviamos en extremo o la damos por sentada sin llegar cumplirla, lo decía Séneca: "Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos." Los profesores y maestros tratamos de enseñar a escribir recurriendo a sistemas que no llevan a ninguna parte, ¿de qué sirve preguntar en un examen la definición de hipérbole o solicitar que identifiquen una metáfora en un texto ya definido? No hay nada más significativo que elaborar tú mismo esos propios recursos, es la única manera de entenderlos y de interiorizarlos. Los maestros tenemos la obligación de ser los primeros en lanzarnos al charco, de mostrar el camino escribiendo. Es sorprendente ver como responden y como tratan de imitar tus pasos. Con eso me quedo este curso.

Finalmente, muchas gracias Elarien, por estar ahí y apoyar mi blog, por enseñarme a mejorar, por tus consejos y por tus motivadores comentarios.
Un beso muy fuerte
¡Por Dambil!

Los 1001 plerios de Dámbil



¿Os acordáis de Dámbil, la historia creada por Titón para estimular la lectura entre sus alumnos? El curso termina y la batalla final ha llegado. ¿Qué les sucederá a los magos del Bastión Elemental? ¿Y a Titón? ¿Podrán salvar a Dámbil del terrible futuro que lo amenaza?

No os perdáis la historia desde el principio, os encantará: magia, leyendas, luchas de poder, enseñanzas, amistad. El libro gana en emoción con cada capítulo y la conclusión es magnífica. Los cuentos escritos por los alumnos son una preciosa muestra del éxito del método de su profe. Os dejo el enlace del comienzo. Para continúar la historia sólo tenéis que pinchar en la barra del márgen derecha del blog de Titón: http://sextoeuropa.blogspot.com.es/2013/09/el-comienzo.html

viernes, 20 de junio de 2014

Antes de arrancar

El juego del tetris lo inventó alguien como el Catedrático, obligado a meter en el maletero del Trasto-Rosa 1430 familiar los bultos que contenían lo imprescindible para las vacaciones de una familia numerosa. Una vez conseguido el triunfo no había que cantar victoria. Lo peor sería el regreso. A la vuelta habría que sumar todas las compras, el mercadillo de los gitanos nos abastecía de ropa durante la siguiente temporada, los productos de la tierra, que incluían varias garrafas de aceite, y los platillos preparados por mi abuela para su hijita.
- Ni siquiera tu madre será capaz de llenar el maletero de este coche - declaró mi padre, con sorprendente optimismo, cuando le acompañé a comprar el Mercedes en Alemania. Bastó un viaje para comprobar que se equivocaba.

Después de las maletas venían los pasajeros. La distribución también presentaba su intríngulis.
- Te toca a ti sentarte en el centro.
- No, yo vine allí a la ida, le toca a otro.
- No puedo, ahí me mareo más.
- Siempre me toca a mí.
- ¡¡¡MAMÁ!!! (por supuesto la Señora pasaba de nosotros y más nos valía dejar de discutir si no queríamos terminar castigados antes de empezar el viaje)
¿Por qué ninguno queríamos sentarnos en el centro? Sencillamente porque la anchura de aquel asiento dependía del espacio que te dejaran los que iban a los lados, que tenían la ventaja de poder colocarse en diagonal y no estaban dispuestos a sacrificar su comodidad más allá de lo imprescindible. Se añadía que en un extremo había que dejar hueco para evitar el sol directo. La cosa empeoró aún más, si cabe, tras la llegada de hermanita.

La Señora distribuía las biodraminas. La fe en aquella medicina era otro rasgo de optimismo familiar. Sabían tan mal que inducían el vómito con sólo metérselas en la boca. Entre la dichosa pastilla y el olor a gasolina del vehículo, el mareo estaba servido desde antes de arrancar. Ante el éxito pasamos a probar distintos remedios caseros: nuestro favorito consistía en medio limón con un caramelo incrustado en el centro que debíamos lamer hasta la piel. Presentaba la ventaja de que el mareo acontecía ya en ruta. Para eso también había solución: bolsas de plástico (me sorprendió descubrir que las de los aviones eran de papel).

- ¿Habéis hecho pis?
Todos asentíamos. Jamás nos olvidábamos de pasar por el baño antes de salir y nunca bebíamos nada, era preferible morir de sed a que estallase la vejiga. No podíamos contar con ninguna parada durante el trayecto para vaciarla (¡ufff! ni siquiera se nos ocurría sugerir semejante idea, hacerlo no habría sido un buen modo de empezar las vacaciones).

Conectábamos la radio. Era un modelo tan básico que no disponía ni de FM ni de casette. La antena no se caracterizaba por su sensibilidad. La programación iba en función de la recepción de la señal en cada punto. Durante la meseta se limitaba a emitir frases sueltas y distorsionadas de noticias y de alguna entrevista. En Despeñaperros el hilo musical dependía directamente de nuestros pulmones. El repertorio se merece otro post.

Cerrábamos las puertas con energía (era el único modo). La nave estaba lista para emprender la aventura. Nos enfrentaríamos a monstruos del tamaño de trailers, a quitamiedos en curvas sobre barrancos que no quitaban el miedo y al desierto interminable de la meseta bajo el sol sin agua, aire acondicionado ni baño. ¿Cuánto falta?

jueves, 19 de junio de 2014

Misiones

Las misiones del campamento scout se realizaban por equipos. Consistían en recorrer kilómetros de caminos a pie, de un pueblo a otro, con la ayuda de un mapa. La mejor descripción que se me ocurre es agotadoras, cada etapa transcurría del amanecer al ocaso y contaba con muchos kilómetros, o al menos eso nos parecían, el día que más hicimos fueron 33 y no he olvidado ninguno de ellos. Por muy cansado o enfermo que se estuviese, por mucho calor que hiciese bajo el sol, a pesar del escozor de las ampollas de los pies y del dolor de espalda por cargar a cuestas la mochila, con lo estrictamente imprescindible, no se podía flaquear ni, por supuesto, hacer autoestop. Si te descubrían cometiendo algún tipo de infracción suponía todo un deshonor, y el honor de los scouts no es ninguna tontería.

No llevábamos tiendas, nadie estaba dispuesto a cargar con su peso, dormíamos al raso. Una noche nos dejaron alojarnos en una suerte de pajar en cuyo interior había más bichos que en pleno campo. Al parecer los animalillos también valoraban el hecho de contar con un techo sobre sus cabezas. Después de treinta kilómetros cualquier sitio es bueno para dormir así que no nos importó. Además de los sacos y los aislantes llevábamos algo de agua, latas de comida (nuestra dieta se restringió a lentejas Litoral frías, el hornillo también fue descartado en la selección de pertrechos) y un par de mudas. Aún así el equipaje se hacía pesado, mi mochila era "vintage", había pertenecido a mi padre en su adolescencia y la ergonomía y la ligereza de su armazón no se contaban entre sus virtudes.

En cada destino había que demostrar que habíamos alcanzado nuestro objetivo. Para ello era necesario cumplir una serie de misiones que lo probasen. Las había de dos tipos: ridículas, causantes de vergüenza propia y ajena, y discretas. Gracias a mi "habilidad" para dibujar, no me quiero ni imaginar las dotes de las demás, logré escaquearme de las primeras. Me encargué de las pruebas gráficas: en cada pueblo debía recoger en un cuaderno una serie de sus monumentos más representativos. Afortunadamente dibujar casas antiguas no es muy difícil y supongo que por eso me resultó tan sencillo engañar al resto y agenciarme esa tarea que, como requería su tiempo, me evitaba tener que protagonizar una función, cantada o bailada, en medio de la plaza del pueblo. Se precisaban testigos y, al final de la representación, el público tenía que firmar para refrendar la hazaña. No exagero: bailar una jota después de toda una jornada de caminata puede considerarse toda una hazaña. Los pies dentro de las chirucas no se mostraban precisamente encantados de verse obligados a dar saltos.

Sinceramente no creo que la imagen de los scouts saliese beneficiada tras aquellas visitas. Nuestro aspecto era deplorable: un grupo de adolescentes sucias, polvorientas, sin bañar ni perfumar, y sin aparente miedo al ridículo. Estoy convencida de que no causamos una impresión favorable en ningún lado.

miércoles, 18 de junio de 2014

Las lecciones de Mun, por hermanísima

Los gatos tienen fama de particulares y el gato de hermanísima no es una excepción. Sabe bien cómo camelarse a su dueña, sin duda ha sido su alumno más aplicado. No se limita a una cuestión de buen comportamiento (dejarse bañar, cortar las uñas, salir a pasear con correa, dormir en los viajes...) sino que va más allá y hasta replica algunas de sus manías. Hermanísima lo explica todo en la siguiente declaración. Después de leerla creo que sobrínisima y ciclón tienen mucho que aprender del minino. 

Me encantan los perros, siempre me han gustado (discrepo, debía de tratarse de algo platónico, porque acercarse le dio miedo hasta que llegó a la adolescencia), y siempre creí que no me gustaban los gatos hasta que Mun llegó a nuestra vida. No puedo decir nada más que le adoro, es un gato precioso, cariñoso, juguetón, cotilla, fiel, dormilón y ha sido un consuelo para mí muchiiiísimas veces después de tener un mal día. No habla pero se hace entender: rasca la puerta para que le abras, cuando cuñadísimo se marcha, se pasa más de una hora rascando la puerta de la calle cada 5 minutos para decirnos que su favorito no está y que quiere que vuelva. Si alguno cae enfermo, se va a su cama a hacerle compañía. Cuando nos marchamos durante unos días, se queda tan triste que se le cae el pelo, pierde brillo y no come. En cuanto me levanto, se pone panza arriba para que le rasque la tripita y se viene a mi lado, sin despegarse de mis piernas, esté donde esté (lo que incluye baño, ducha, hasta conseguir que le sirvas el desayuno el primero). Es verdad que se sube a la mesa pero es porque es de cristal y está fresquita. No araña a nadie aunque sí que mordisquea jugando.

También le ha dado alguna lección a sus pequeñas dueñas cuando no le han cuidado convenientemente. Recuerdo una vez que, las muy marranas, no le limpiaron la caja en varios días. Como el pobre no podía entrar porque aquello parecía un campo de minas, se metió en la bañera de las dos descuidadas y se hizo caca dentro. Jejeje, ganas me dan de imitarle cuando entro a su baño o veo el montón de ropa sucia en un rincón de la habitación a la que ellas llaman "la leonera".

¡Cuánto tenemos que aprender de los animales! ¡Ellos nunca nos dejarían tirados como hacen algunos!

lunes, 16 de junio de 2014

Un mundo por descubrir (y Grant Snider)

El Principito se levanta cada mañana con ganas de descubrir el mundo. No le basta una parte, sabe que hay más y quiere conocerlo todo. ¿Cómo va hacerse con un criterio propio si no? Son tantas las cosas que le esperan a lo largo del día que tiene que comenzar desde antes del amanecer. Necesita un maestro y no le queda más remedio que recurrir a sus padres para que le enseñen. Siempre pretenden dormir mucho más que él. ¿Para qué? Incluso remolonean cuando al fin los despierta y tiene que insistir. Lo mejor es que le lean un cuento. Tras imitar a todos los animales de la granja suelen levantarse.

Toca repasar la clase de gimnasia con papá: unas lecciones de baile, unas carreras por el pasillo, en las que papá trata de escaquearse y le toca perseguirle, e incluso buscarle si se esconde, y por supuesto, prácticas de equilibrio con acrobacias. Tras el calentamiento ya están listos para salir al mundo. ¿Qué hacen? ¿Se han sentado en el sofá? ¿No ven que ya se ha puesto la chaqueta y está al lado de la puerta? ¿Es que hoy no piensan llevarle a la guardería? ¿Así es cómo quieren que aprenda?

¡Qué emoción! El gran misterio del parque. ¿Cómo funcionan los columpios? No podrá averiguarlo sin probarlos a fondo. Más alto, más deprisa. Es cuestión de física y lo explicó alguien llamado Newton. No importa que sea una asignatura difícil, se aplicará, estudiar así resulta muy divertido. Hace calor. ¿Qué tal un bañito en la piscina? No es que vaya a estar pendiente del principio de Arquímedes, aún, pero dentro del agua el mundo se ve distinto y siempre es bueno observar las cosas desde diferentes perspectivas.

¿Hablarán hoy con la abuela? Si no la llama mamá lo hará él. A ver si esta vez no le quitan la tablet antes de conectarse. Tiene muchas cosas que contar. Ha soplado y apagado dos velas y comido tarta. También ha roto el papel de muchos regalos, con unas cajas muy chulas, tánto que ha metido un cojín en el interior de una de ellas y, con la ayuda de una cuerda, la ha transformado en un coche de tracción paterna. El día le ha recordado a la Navidad, aunque entonces estaba en la playa con los titos y las primas. Por cierto, ¿dónde termina el océano? ¿Qué hay al otro lado? Tiene todo un planeta por descubrir. 


¡FELICIDADES PRINCIPITO!

Cuento de Caperucita por el mago de los sueños.

viernes, 13 de junio de 2014

Por la espalda

They say a person needs just three things to be truly happy in this world: someone to love, something to do, and something to hope for. Tom Bodett

Si me acaricias la espalda me transformo en mujer-gato. No en el felino arisco y solitario que va a la suya, rasgos en los que también me parezco, sino en el animal mimoso como un cachorro. Inclino la cabeza, cierro los ojos y me quedo quieta. Me abandono por completo a ese suave cosquilleo que parte desde mi columna y me recorre el cuerpo. Me pierdo en el placer que tu tacto despierta. Me hundo hasta el fondo en un mar de emociones sin oponer resistencia al arrastre de sus olas: suaves, cálidas y arrolladoras.

Bajo el roce de tus dedos me estremezco. Subes desde un punto entre mis escápulas y mi  piel se satura de sensaciones que hormiguean en una corriente eléctrica. Los músculos vibran con un delicioso escalofrío que incluso me eriza el pelo. Noto el abrazo del aire, consciente de cada átomo que me envuelve. Me relajo, me olvido del resto y sólo deseo prolongar el momento. Me gusta tanto que hasta ronroneo. Me rindo al igual que sucede con esos besos que se derriten en la boca, en el que los labios se funden y que no terminan nunca sino que se continúan con otro más profundo, y después con otro, con impaciencia, con ansia y sin pausa. Esos besos en los que el mundo se acaba, sin que nos importe nada.

jueves, 12 de junio de 2014

TARTA AMPARO

La receta de esta tarta tiene su origen en mi época universitaria. Al terminar el curso en junio, mi amiga Amparo celebraba una fiesta multitudinaria con motivo de su cumpleaños. Ya se sabe que los estudiantes no comen, devoran, y tras los aperitivos, la paella y la barbacoa llegaba el momento de honor: los postres. Había que soplar las velas, pedir los deseos y repartir el pastel entre un ejercito de golosos. Conseguí la receta de mi tarta favorita de aquel día, por supuesto de chocolate, de la que nunca quedaban ni las migas. Me confieso responsable de su rápida volatilización, aunque sólo en parte. Pese a atacarla con mi entusiasmo característico, no era la única culpable de aquella desaparición sino que ésta se podría definir como fruto del asalto, no premeditado, del nutrido grupo de invitados, al completo.

¿Quién se resiste a la tentación de un ligero y esponjoso bizcocho de sabroso chocolate negro cubierto por una mousse tan oscura como el bizcocho? ¿Cómo se consigue esa deliciosa homogeneidad? El secreto reside en preparar primero la mousse y dividirla en dos partes. Luego se le añade la harina a una de las mitades, que es la que se cocerá en el horno hasta que cuaje, sin resecarse. El resto de la mousse se reserva. Se debe conservar en la nevera con un cartel de aviso que prohíba su consumo, mejor si además especifica que la veda incluye a la cocinera. Una vez a punto el bizcocho, aún hay que esperar un poco más a que se enfríe bien antes de proceder a cubrirlo con la tentadora mousse (y aprovechar entonces para rebañar los restos del recipiente y comprobar si está a nuestro gusto). Se enfría todo junto un poco más... et voilà! Listo para ir a la mesa a ser disfrutado. En la boca es casi una nube de burbujas de suculento chocolate en doble textura. Las segundas raciones son un regalo inestimable.

TARTA "AMPARO"

Ingredientes
200 gr chocolate negro (Suchard de papel amarillo, Valor negro, Lindt postres 70% o Varlhona)
100 gr azúcar
150 gr de nata montada, preferiblemente sin azúcar. También se puede usar azucarada, con la precaución de reducir los 100 gr de azúcar a la mitad.
4 huevos
2 cuch soperas harina
1/2 paquete de levadura química.

Elaboración
Fundir el chocolate al baño maría con un cucharada de agua. Despacio, no hace falta que coja mucha temperatura. Los trozos se desharán poco a poco al removerlos.
Añadir la nata montada.
Mezclar el azúcar con las yemas hasta que aclaren (lo ideal es hacerlo a temperatura ambiente con las varillas). Añadirles el chocolate templado.
Montar las claras a punto de nieve, suben más si se ponen sobre vapor de agua, el calor las ayuda a subir. Agregarlas a la crema de chocolate, nata y yemas (poco a poco y por partes, sin batir y con una espátula, para que no se bajen)
Dividir la mezcla en 2 (aproximadamente). En una de las mitades agregar la harina tamizada y mezclada con la levadura.
Dejar la otra mitad en la nevera hasta que sea necesaria.

Horno
Engrasar bien un molde, o usar uno de silicona antiadherente (también untado de mantequilla o aceite), y verter en ella la parte de la masa que lleva la harina.
Cocer a horno fuerte, aproximadamente a 200º, durante unos 20 minutos.
Enfriar desmoldado, sobre la rejilla, dentro del horno entreabierto (si no sale con facilidad porque está muy adherido a las paredes, dar la vuelta al molde y colocarlo así, al revés, sobre la rejilla, de este modo se evita que baje).

Una vez frío, cubrir bien con la mousse por encima. Enfriar un par de horas, como mínimo, dentro de la nevera para que se asiente por completo antes de servir.

miércoles, 11 de junio de 2014

Caperucita roja de Roald Dahl

Caperucita roja. (Versión de Roald Dahl) 

Estando una mañana haciendo el bobo
le entró un hambre espantosa al Señor Lobo,
así que, para echarse algo a la muela,
se fue corriendo a casa de la Abuela.
"¿Puedo pasar, Señora?", preguntó.
La pobre anciana, al verlo, se asustó
pensando "¡Este me come de un bocado!".
Y, claro, no se había equivocado,
se convirtió la Abuela en alimento
en menos tiempo del que aquí te cuento.
Lo malo es que era flaca y tan huesuda
que al Lobo no le fue de gran ayuda:
"Sigo teniendo un hambre aterradora"
¡Tendré que merendarme otra señora!"
Y, al no encontrar ninguna en la nevera,

gruñó con impaciencia aquella fiera:
"¡Esperaré sentado hasta que vuelva
Caperucita Roja de la Selva!"
-Que así llamaba al bosque la alimaña,
creyéndose en Brasil y no en España-.
Y porque no se viera su fiereza,
se disfrazó de abuela con presteza,
se dio laca en las uñas y en el pelo,
se puso la gran falda gris de vuelo,
zapatos, sombrerito, una chaqueta
y se sentó en espera de la nieta.
Llegó por fin Caperu a mediodía
y dijo: "¿Cómo estás abuela mía?
Por cierto,¡me impresionan tus orejas!"
"Para mejor oírte, que las viejas
somos un poco sordas". "¡Abuelita,

qué ojos tan grandes tienes!". 
"Claro, hijita, 
son las lentillas nuevas que me ha puesto,
para que pueda verte, Don Ernesto
el oculista", dijo el animal
mirando con gesto angelical
mientras se le ocurría que la chica
iba a saberle mil veces más rica
que el rancho precedente. De repente
Caperucita dijo: "¡Que imponente
abrigo de piel llevas este invierno!"

El Lobo, estupefacto, dijo: "¡Un cuerno!
O no sabes el cuento o tú me mientes:
¡Ahora te toca hablarme de mis dientes! 
¿Me estás tomando el pelo...? Oye, mocosa,
te comeré ahora mismo y a otra cosa".
Pero ella se sentó en un canapé
y se sacó un revolver del corsé,
con calma apuntó bien a la cabeza
y -¡pam!- allí cayó la buena pieza
Al poco tiempo vi a Caperucita
cruzando por el Bosque...¡Pobrecita!
¿Sabéis lo que llevaba la infeliz?
Pues nada menos que un sobrepelliz
que a mí me pareció de piel de un lobo
que estuvo una mañana haciendo el bobo.

Roald Dahl en Cuentos en versos para niños perversos. Editado por Altea

martes, 10 de junio de 2014

La llamada de la Luna

Las noches de luna llena, cuando el mundo duerme en calma, el océano se transforma en un espejo, oscuro como el azogue, en el que la Dama de la Luna baja a contemplarse. Al agitar la superficie se levanta la brisa, el reflejo se rompe y las ondas se confunden al llegar a la frontera entre el océano y la orilla. Esas noches las sirenas nadan hasta la costa.

Las sirenas son el mar, son su espuma, sus remolinos, su rugido, su silencio y sus misterios. Figuras que surgen del océano y de la fuerza del viento, juegos de sombra y de luz, brillos irisados sobre fondos de arena. Hablan con su lenguaje de sonidos dulces, de ritmos cadenciosos y de vibrantes ecos. Conocen todos sus secretos: los tesoros hundidos en sus profundidades, la vida que late entre las rocas. Comparten con el mar su memoria, no tienen recuerdos propios. Ven y olvidan, su memoria pérdida en la inmensidad del agua. Su vida eterna e inmortal transcurre en un presente efímero, fugaz, sin conocer otro pasado que el de las leyendas del océano.

Mientras las sirenas se asoman a la playa, la Dama de las Aguas asciende hasta encontrar la figura de su hermana sentada en el borde de la laguna remansada. Se funden la luz de plata con la sal del agua. La brisa levanta gotas blancas. La luna se cubre de nácar. El agua y el aire se unen. Al amanecer el sol marca la huella del mar, las sirenas dejan atrás la arena para retornar a su hogar.

Existen hombres que distinguen la silueta de la Dama de la Luna en las noches claras de plenilunio. Sueñan con recorrer sus sendas de luz, navegar sobre su estela. Sin embargo sus cuerpos densos se interponen en su camino y abren ante ellos un abismo de oscuridad sólida que bloquea su avance. Sus pasos se detienen, sus brazos se alargan, sus voces se elevan en silencio, hacia el cielo, mientras sus miradas viajan detrás de los rayos hasta extraviarse en el halo del astro.

Algunos de esos hombres escuchan también la llamada del mar. Comprenden el lenguaje escondido entre el ruido de las olas y, en las noches de calma chicha, perciben la voz profunda del eco de sus historias. Un eco que resuena en su garganta y sale en forma de aullido, el lamento del lobo de mar. A veces, sólo a veces, la luna responde a su grito y les muestra una esfera de luz en el lecho del agua.

lunes, 9 de junio de 2014

Los libros continúan más allá.

Todos los libros continúan más allá. Italo Calvino

Escribe Italo Calvino que los libros son los peldaños del umbral. Esa frase, por sí sola, es un peldaño. Al leerla te conduce hasta el descansillo de piedra envuelto en niebla situado justo antes de la puerta que abre un nuevo mundo. Es un mundo más allá de la vida y de la muerte, del lenguaje y de la imaginación del autor y del lector. Es un mundo propio que surge entre las páginas, palabra a palabra, y crece desde ellas. No sólo habitan en él los protagonistas de la novela sino que también lo hacen personajes que no aparecen en ella, aunque eso no significa que no estén. El relato es sólo una parte de su historia, una historia que se continúa más allá del final. Son sucesos que se añaden al antes, al durante y al después de la narración, que le aportan profundidad y ocupan un lugar en ese espacio paralelo, casi tangible en ocasiones, propio de los libros. Es ese regusto que queda después, un recuerdo lleno de añoranza, un quizá, una pregunta en el aire que desata toda una cascada de acontecimientos, una nueva trama llena de matices cambiantes a la que contribuyen las fantasías del escritor y del lector.

sábado, 7 de junio de 2014

Confianza

La confianza es un puente. Es algo que construimos pero cuyo material de construcción no pesa. Cada pilar aligera la carga interna que nos agobia, cada cable libera la tensión que mantenemos respecto al resto. Es la base de nuestra relación con el mundo. Es un soporte que nos da estabilidad y nos permite avanzar, salvar obstáculos, enfrentarnos a lo desconocido, no bloquearnos. Cada paso adelante nos abre nuevos caminos, perspectivas diferentes, posibilidades inimaginables. Aprendemos que no todo depende de nosotros pero nuestro "núcleo de confianza" nos aporta la fuerza necesaria para convivir con aquello que no somos capaces de controlar.




viernes, 6 de junio de 2014

Magdalenas de cítricos y flor de azahar de Kika

Hace año y medio, Kika decidió comenzar un blog. Su plan era guardar y compartir en él sus recetas favoritas. La idea me entusiasmó y me suscribí. Para que no se me escapase nada su blog pasó a formar parte de la lista a pie de página del mío. Sin embargo su autora enseguida descubrió que su dedicación a la cocina no podía expresarse con palabras y supongo que ese fue el motivo por el que nunca recibí una actualización. Otra posibilidad plausible es que todos sus admiradores le manifestaran su intención de catar sus platos tras leer sobre ellos (si ese es el plan yo también lo suscribo) y, ante la perspectiva de no salir nunca más en su vida de la cocina, se abrumó. Quizá, aunque lo veo poco probable, nunca encontró una receta comparable a la primera. La conclusión final es que la primera receta también fue la última. De lo que no hay duda es de que es "la escogida" y por tanto se trata de algo único.

Magdalenas de cítricos y flor de azahar

Elaboración: 30 min.
Dificultad: Media

INGREDIENTES: para 8 pax

180g Mantequilla
235g Harina
140g azúcar glas
8g levadura química
5 huevos
50g miel
20g agua de flor de azahar
Una pizca de sal
100g leche
Ralladura de cítricos

ELABORACIÓN:

1. Fundir la mantequilla y reservar.
2. Mezclar y tamizar el azúcar glas junto con la harina y la levadura.
3. Mezclar los huevos con la miel, el agua de flor de azahar, la leche y la ralladura de limón.
4. Añadir la mantequilla fundida y, sin parar de remover, agregar la mezcla de azúcar, harina y levadura.
5. Dejar reposar en la nevera toda la noche.
6. Rellenar los moldes, untados de mantequilla, hasta un poco más de la mitad.
7. Hornear 190º, 5 min.

TRUCO: Para acentuar mas el sabor de los cítricos se pueden espolvorear con ralladura de naranja justo antes de introducirlas en el horno.

jueves, 5 de junio de 2014

Princesas casi perfectas

Las princesas de los cuentos rozan la perfección. No sólo en la belleza de sus rasgos físicos sino también en los de su carácter. ¿Se les puede poner alguna pega? El caso es que sí.

Blancanieves es una ocupa. Se instala en la cabaña de los enanos sin pedir permiso y, como además es escrupulosa, la ordena y la limpia sin consultarles antes ni cómo, ni dónde les gusta guardar las cosas (o si directamente no les gusta guardarlas). No les espera para presentarse, sinceramente no sé en qué tipo de protocolo la habían educado, sino que se acuesta sobre las ¡siete camas a la vez! (si lo pensáis bien os daréis cuenta de que debía de ser bastante larga, aunque el relato no diga nada al respecto. Basta con hacer un pequeño cálculo: si cada cama midiese medio metro de ancho el total sumaría tres metros y medio, si 30 cm, una birria de cama, serían dos diez. No me extraña que, al principio los enanitos la tomasen por un gigante).

De Cenicienta diremos que un lavado de cara por la mañana y por la noche le habría ahorrado su sobrenombre. No me quiero ni imaginar el trabajo que le debió costar al hada madrina quitarle la capa de cenizas que tenía pegada encima. ¿Magia? La de un baño con agua y jabón. ¿Un vestido maravilloso? Bastaba con que estuviese limpio. ¿Zapatos de cristal o costra cristalizada?

La pobre Bella Durmiente, a pesar de toda su belleza, o era una lánguida o sufría de narcolepsia. Si se pinchó con una rueca fue, simplemente, porque se quedó dormida mientras hilaba. Sus pobres padres no sabían cómo hacer carrera de ella y buscaron a una bruja que durmiese al reino durante cien años con la esperanza de saciar de sueño a la dormilona princesa (que no precisó ningún hechizo para dormir durante todo ese tiempo). Transcurrido aquel siglo no sé si el príncipe consiguió que madrugara algún día o si asumió que, el que siempre se le pegaran las sábanas a su amada, eran secuelas del hechizo.

Piel de Asno se libró por los pelos de una denuncia de la Sociedad Protectora de Animales. ¡Despellejar a un pobre animal y cubrirse con su piel aún fresca! ¡Menos mal que en el cuento nos ahorran algunos de los detalles escabrosos! Es posible que a algún diseñador iluminado le dé un día por copiar su polémico modelo, siempre hay quien carece de gusto y de sentido del ridículo y es capaz de cualquier cosa "original" con tal de llamar la atención. La intervención del príncipe fue providencial. Su participación obligó a reescribir el guión y a poner freno a la nada prometedora carrera de la desequilibrada princesa. ¿Cómo se las apañó para retirarla de ese mundillo antes de que lanzase su primera colección (y se estrellase el día del estreno)? ¿Se casó con ella? Eso se dice pero esa no es más que la tapadera políticamente correcta. Para lograrlo no tuvo que llegar a proponerle matrimonio, ese es un final edulcorado, sino que le bastó con un cambio: el del abrigo de piel de asno por uno de armiño blanco. Al igual que Cruella de Vil (seguro que ambas guardaban algún parentesco), la princesa era incapaz de resistirse a las pieles y accedió al trato. Supongo que luego se resguardaría, o la ingresarían, en un palacio de hielo y nieve en el que lucir sus prendas.

Bella es la víctima por excelencia del Síndrome de Estocolmo. La historia está narrada desde su punto de vista por lo que aduce que su Bestia se reformó. No obstante es un cuento de hadas: las personas no cambian en las relaciones de pareja, son como son desde el principio. Rara vez evolucionan a mejor, habitualmente sucede lo contrario. Con el tiempo y la convivencia se marcan más los rasgos "difíciles" (por supuesto, como en todo, hay excepciones pero no hay que contar con ellas de antemano). Por su bien espero que a Bella nunca se le cayese la venda de los ojos (y si lo hizo ojalá tuviese un buen psiquiatra a mano, que descubrir que el de al lado es una Bestia es un asunto de lo más traumático).

Sherezade no sólo hablaba más que un sacamuelas sino que, además, sus monólogos eran un tanto desesperantes: enganchaba una historia con otra, sin terminar nunca ninguna, y con cada una se enrollaba más que una madeja. Si el sultán no la decapitó no fue debido a que le interesaran tanto sus cuentos que deseara, por encima de todo, escuchar el final (si es que lo había). El problema era que daba cabezadas y perdía el hilo. Le avergonzaba reconocer que no había prestado atención a la conversación y, para disimular, mostraba gran interés. Por eso al día siguiente le pedía a aquella charlatana que continuara, a ver si algo de lo que contaba le hacía recordar lo que le faltaba de la trama. Le sorprendía descubrir que nunca le sonaba nada. Al final se habituó a dormirse así y ya no pudo desprenderse de su cuentacuentos particular, la necesitaba de somnífero.

martes, 3 de junio de 2014

Errante

Voy en busca de un Gran Quizá. François Rabelais.

He vagado por el mundo durante miles de años, el tiempo que hace que crucé la frontera hacia la muerte. Abandoné mi cuerpo y me alejé. Hay quien no se atreve a separarse y elige mantenerse unido para siempre al cascarón de su antigua morada. Permanece junto a su tumba, aterrado ante la idea de adentrarse en lo desconocido. Se aferra al pasado por miedo a la despedida, porque aquel que se aleja olvida. Viaja sin nombre, sin emociones, sin bagaje. Jamás volverá y nunca tendrá otro lugar en el que cobijarse.

Una barrera me separa de la vida y no me es posible franquearla en sentido de regreso. En mi descanso eterno no conozco el sueño. Recorro las ciudades, los campos, los mares y las montañas. Vago sin rumbo y observo los eventos al otro lado del espejo. Soy agua, tierra, fuego, luz, oscuridad y viento. Subido a las olas de una tempestad he presenciado naufragios. El barco se ha hundido, encallado en las rocas bajo mi espuma. Mi eco ha repetido las últimas plegarias. He estado en campos de batalla donde me han atravesado miles de balas destinadas a cuerpos hasta entonces vivos. Desde su cráter he asistido a la erupción inesperada de un volcán. Nadie oyó mi rugido de alarma antes de estallar.

Soy testigo del paso del tiempo. Conozco el pasado, contemplo el presente y entreveo el futuro. Lo presencio todo sin intervenir. No puedo. Lo intenté al principio, antes de marcharme, cuando aún tenía memoria. No lo he vuelto a intentar, sé que no soy más que un alma errante que no existe en realidad.

lunes, 2 de junio de 2014

Voces en el mar

Soplan voces en el viento, voces lejanas que llegan a mis oídos amplificadas, distorsionadas. Son un coro de muchas voces mezcladas que, en el pasado, contaron historias mágicas. Lo intento pero no soy capaz de descifrarlas, ni siquiera tras repetírmelas el eco con su habitual insistencia.

Cantan en el lenguaje antiguo del mundo, el sonido que compartió su nacimiento con el del universo. A su canto se unen más voces desde las profundidades del océano, sonidos que las olas arrastran en un murmullo y que rompen en un suspiro que se extiende y se pierde en una lengua de agua. Las conchas de la orilla se agitan alegres bajo el roce. Al chocar, repiquetean y su castañeteo suena a risa. Se divierten entre ellas sin prestar atención a las palabras que viajan en el mar. Hay voces que navegan lentas, tranquilas, voces que despiertan y se desperezan. Hay voces que rugen para hacerse oír. Gritan en medio de la furia de las tormentas. Muchas voces se reúnen al anochecer. Están cansadas tras su odisea y hablan todas a un tiempo. En medio de ese bullicio su rumor resulta incomprensible. No importa. No pretenden escuchar ni ser escuchadas, sino unir su voz a la del resto.

Por la noche la luna arropa al mar con su luz, pero no todo en él duerme. El agua no calla. En el silencio, además del compás de su respiración, aún se oye el susurro final de sus historias.