lunes, 9 de noviembre de 2015

Fiebre lectora

Llevo una temporada en que lo que me apetece es devorar libros, es una fiebre irresistible, un ansia que me obliga a recostarme en el sofá y a pasarme horas y horas sumida en las historias. A eso es a lo que últimamente dedico mi tiempo libre, a terminar un libro para empezar otro, y si uno no me convence, lo dejo sin remordimientos para entregarme a otro que sí lo haga.

El otro día House me preguntó cuál era el mejor libro que había leído este año. No es fácil escoger uno, así de repente, pero le respondí que probablemente fuese el de "Los Buddenbrok" de Thomas Mann, que ambos leímos durante las vacaciones. La historia, que el Sr. Mann escribió a la tierna edad de 25 años y le hizo merecedor del Nobel, es una joya. Aunque es un libro largo, no resulta en absoluto pesado, es fácil identificarse con los personajes y engancharse al devenir de sus vidas. Podía haber escogido alguno de los de Doctorow, sin duda "La gran marcha" es digno de un lugar de honor. El último que me he leído de este autor es, precisamente, el primero que escribió, una novela del oeste nada edulcorada y con una gran fuerza psicológica, "Welcome to Hard Times". Tremenda.

Otro gran libro de lectura reciente, préstamo en este caso de la Señora, es el de "La familia Karnowsky". Al igual que los Buddenbrok es una saga familiar, en este caso tres generaciones de una familia judía, ambientada primero en Alemania y luego en Nueva York durante la complicada primera mitad del siglo XX. El autor, Israel Yehoshua Singer, es hermano del premio novel Isaac Bashevis Singer, que no conocía. Decidí poner remedio a esa situación y me decanté por una colección fantástica de sus cuentos. La Señora me dejó su novela, El esclavo, que no me gustó tanto como sus relatos.

Otro autor que ha caído últimamente en mis manos ha sido Padura. Ya comenté en su momento que el primer libro suyo que leí, me enamoró. Se trataba de "La neblina del ayer", de la serie del detective Mario Conde, y eso a pesar de que la novela negra no se cuenta entre mis preferencias. Padura tiene una forma muy personal de enlazar historias y épocas, y sus saltos en el tiempo añaden encanto a la trama. Esa característica se muestra muy bien en "La novela de mi vida", centrada en la figura del poeta cubano José Mª Heredia."Pasado perfecto" la primera novela de la serie del Conde me pareció más floja y lo mismo me ocurrió con "Adiós, Hemingway", ambas se centran más en la investigación, con menos trasfondo histórico. "Herejes" por el que recibió el premio Princesa de Asturias, es un novelón que nos lleva al taller de Rembrandt. A esa misma categoría pertenece "El hombre que amaba a los perros", una recreación del asesinato de Trotski en donde se resume la situación política del mundo, y del comunismo, en esa época.

Murakami también se ha hecho un hueco en la estantería de casa. A House le gusta mucho y "Al sur de la frontera, al oeste del sol" nos acompañó a la playa. A la vuelta de vacaciones, para hacer el regreso menos traumático, le regalé la "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", con una trama algo onírica y bastante original, por otro lado típica de Murakami, que es el último libro que he terminado.

Para libro raro el de "American Gods" de Neil Gaiman. La historia del enfrentamiento de los dioses del viejo mundo frente a los tecnológicos de nueva aparición no me convenció, la trama se me hizo lenta y a ratos pesada, no tanto como para abandonar pero tentada estuve en más de una ocasión. Un cuento de Gaiman, mucho más corto y que también me gustó mucho más, fue el de "Fortunately, the milk". Nunca salir a por leche fue tan emocionante: piratas, volcanes, naves espaciales, globos...

Por un paseo por el Corte Inglés descubrí La evolución Calpurnia Tate, una niña de 11 años más interesada en la ciencia y en la teoría de la evolución de Darwin que en lo que los demás consideran las labores propias de su sexo. Su día a día, sus inquietudes y sus reflexiones las plasma en un cuaderno y en el texto escrito en primera persona. Es un libro amable y muy entretenido.. ¿Medalla Newbery? Con esa recomendación me bastaba. Otra de las medallas Newbery recientes fue la de Moon over Manifest (traducida como "Un destino por descubrir"). Abilene, la protagonista, descubre poco a poco, a través de unas viejas cartas, unos objetos y muchos recuerdos, el pasado del pueblo de Manifest y su relación con el presente. Es una buena historia y, tan bien narrada, que busqué más libros de su autora, Clare Vanderpool. Así di con "Navigating Early" que, con su singular interpretación del número Pi, tampoco me defraudó.

Hablando de premios, el US National book award se otorgó hace un par de años a una novela juvenil, "Las hermanas Penderwick", la historia de cuatro hermanas que, salvo por eso, no tiene nada que ver con Mujercitas. Las Penderwick aún son niñas y sus aventuras son infantiles, inocentes y muy divertidas. Lo mejor es que la historia no termina ahí y las continuaciones no pierden nada del encanto del primer libro.

Aún ha habido más, muchos más, algunos, a pesar de haberlos terminado, no merece la pena ni mentarlos. A veces un libro conduce a otro y no recuerdo cual fue el que me llevó a la deliciosa comedia de enredo de Erich Kastner "Tres hombres en la nieve". Tuve que comprarlo de segunda mano porque está descatalogado pero me alegro de haberlo encontrado, es de esos libros que dejan buen sabor de boca. ¿Más recomendaciones? Para los aficionados a Agatha Christie y a los Whodonit bien contados sí que conviene mencionar a James Anderson, que descubrí gracias a las ofertas de kindle, leerle es casi como jugar al Cluedo: asesinatos en una mansión señorial y una investigación policial digna del mejor Poirot. Un descubrimiento, gracias a las ofertas del Kindle Flas, fue el libro de Isaac Pachón, una colección de relatos titulada "Cosas que escribí mientras se me enfriaba el café", muy interesante y muy bien escrito. Para los amantes de los clásicos, nada como alejarse del mundanal ruido e ir a la campiña inglesa de Thomas Hardy.

Quien desee retomar los cuentos de infancia recomendar las dulces historias de Eva Ibbotson y, sobre todo, las obras maestras de William Steig (estas para todas las edades). Imperdibles "La isla de Abel" y "Dominic".  "Charlotte sometimes", casi un clásico, sobre dos niñas que amanecen en distintas épocas, me resultó muy entretenido. De viajes en el tiempo también van "The moondial" y el más histórico "A traveller in time" que nos conduce hasta la mismísima María Estuardo. En temas de magia, los aficionados a Harry Potter no se arrepentirán cuando conozcan a Angie Sage; su saga de Septimus y la actual de TodHunter son absolutamente geniales, me parecen mucho mejores que la del personaje de Rowling y no me canso de recomendarlas.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Niña de domingo

Sunday's child
Monday's child is fair of face,
Tuesday's child is full of grace,
Wednesday's child is full of woe,
Thursday's child has far to go,
Friday's child is loving and giving,
Saturday's child works hard for a living,
But the child who is born on the Sabbath day
Is fair and wise and good in every way.

Yo fui una niña de domingo, no me enteré hasta mucho después que los niños de domingo son especiales, y eso fue a raíz de una película de Daniel Bergman basada en una historia escrita por su padre, Ingmar Bergman. Lógicamente me encantó la idea, aunque la premisa de que a cada día le corresponda un don no tenga ninguna lógica, no obstante... ¿a quién no le gusta sentirse especial? Mi nueva sobrina también se ha esperado a un domingo para aparecer por el mundo (además de a la oportuna llegada de su abuela). Bienvenida princesita. ¡Quién fuese un hada madrina para hacer cumplir la rima!

Por si no basta con la película y el verso, ¡también hay una canción sobre los niños de domingo!