viernes, 31 de julio de 2015

Extraordinario

Las personas buenas no son aquellas que carecen de defectos, los valientes no son los desconocen el miedo ni los generosos los que nunca se sienten egoístas. La gente extraordinaria no es extraordinaria porque sea invulnerable a sus inclinaciones inconscientes. Son extraordinarios porque deciden hacer algo al respecto. Shanktar Vedantam.

Good people are not those who lack flaws, the brave are not those who feel no fear, and the generous are not those who never feel selfish. Extraordinary people are not extraordinary because they are invulnerable to unconscious biases. They are extraordinary because they choose to do something about it. Shankar Vedantam.

¿No os parece magnífica esta definición de extraordinario? Supongo que me gusta porque ofrece esperanzas. No es cuestión de compararse con nadie más que consigo mismo, con cómo se era y cómo se es. No es un proyecto indeterminado de futuro sino un presente evolutivo. Es posible que nos parezca que algunos lo tienen más sencillo, que parten de una posición más adelantada. No consideramos que nunca hemos estado en su pellejo y que por tanto ignoramos qué fantasmas les acompañan. De hecho ni siquiera conocemos a nuestros propios fantasmas, nos hemos pasado la vida ocultándolos y evitándolos. Los mantenemos encerrados a cal y canto en algún lugar lejano, suele ser en un pasado que no queremos recordar. Nos escondemos de ellos cuando, sin querer, los liberamos de su prisión. ¡Cómo si fuese posible huir! No nos atrevemos a mirarlos de frente. Quizá alguien opine que resultan ridículos, pero eso no nos tranquiliza lo más mínimo. El ridículo es, precisamente, uno de nuestros miedos. Tememos que los demás se rían de nosotros por su culpa, en realidad nuestra culpa. Lo que a uno le parecen tonterías, no lo son tanto para otro.

Me gusta la idea de que alguien extraordinario no es un ser superior sino alguien que supera sus limitaciones. No se trata de mirar alrededor para saber qué hace el resto, sino de aprender de nuestros defectos, vernos a nosotros mismos y dar un paso adelante cada vez, aunque el suelo no sea muy firme y se tropiece varias veces antes de ascender el siguiente escalón. Al caer lo único que se rompe es el orgullo y suele haber de sobra para reparar el daño. Nadie dice que el camino sea fácil, casi nada lo es cuando de verdad merece la pena. Extraordinario no es necesariamente perfecto sino esforzarse, en serio y con tesón, por ser mejor.

lunes, 27 de julio de 2015

Espacios de silencio

Hay tonadas que enhebran los silencios. Mario Benedetti. 

El ruido invade todo, aturde a sus víctimas, se mete en su cabeza y satura todos los huecos. No deja ni un resquicio para que se expandan las ideas. El ruido se agolpa y relega los pensamientos a lo más hondo de la mente, los oprime hasta sepultarlos en la confusión del caos, en la maraña de un laberinto sin salida.

Me gusta el silencio. Me gusta la sensación de espacio que genera. En medio del silencio los márgenes se borran, se extienden más allá de las paredes de la habitación o de los límites del horizonte. El silencio se difumina en los confines, se funde en ellos para expandirlos, los dilata para llevarlos más allá, y un poco más, y más, hasta que al final se desvanecen y todo acaba convertido en espacio.

El silencio no es la nada, no es el desamparo del vacío sino la órbita infinita en la que se encuentra todo. Es el origen, la conjunción de los tiempos, la dimensión en la que coexisten eternidad y vida. En el silencio el mundo permanece latente. Igual que en un sueño, la mente se adapta al flujo lento de la quietud, solo el aire oscila con la cadencia de su respiración y el espacio abierto permanece en calma, como un océano inmenso sin nada que lo altere.

lunes, 20 de julio de 2015

A brochazos (2ª parte)


Nos habíamos quedado en la pregunta de qué pincel usar. Más me vale aclarar ahora que no soy ninguna experta en el arte del maquillaje, simplemente se me ocurrió escribir esta entrada porque maquillarme me distrae, me relaja y me divierte. Me gusta experimentar, no siempre con fortuna. Las brochas, con su cosquilleo y su agradable masaje, contribuyen al placer. No me importa tener que hacerlo por la mañana, no me da pereza, lo considero como unos minutos para mimarme y regodearme en el narcisismo. La verdad es que pintarme no es un capricho, es una necesidad, no podría pasar consulta con mi cara de fantasma recién levantado o los pacientes se asustarían, y ya vienen con bastante miedo en el cuerpo.

La primera regla de oro es que los pinceles sintéticos son para los cosméticos en crema: bases, maquillajes, correctores, etc, y los pinceles de pelo natural se reservan para los productos en polvo. Las marcas de lujo tienen pinceles propios, aunque a precio de marca. En las tiendas de productos de peluquería se encuentran brochas buenas y económicas, e incluso se pueden comprar lotes por amazon. Los sintéticos son baratos, yo uso unos de Better que compré en el Alcampo y estoy encantada con ellos. De pelo tengo de L'Oreal, que salen bastante bien de calidad y precio.

La segunda regla es que los pinceles más pequeños, más apretados o más cortos consiguen mayor definición. Los de mayor tamaño y menos compactos aplican el producto de un modo muy difuso por lo que suelen reservarse para el final: barrer, matizar y polvos sueltos. Personalmente para estos últimos mi preferida es una brocha plana con aspecto de abanico que distribuye los polvos en una capa finísima. Presenta la ventaja de ser más precisa y permitir retoques concretos. Además barre el exceso de maravilla.

A la hora de las correcciones, especialmente en los párpados, va bien contar con unos bastoncillos (y aprovecho para decir que JAMÁS han de usarse en los oídos). Se moja el algodón con una gota de agua micelar desmaquillante y basta con apoyarlo para borrar con precisión, sin necesidad de extender ni presionar, lo que no nos guste. El agua micelar también se emplea para limpiar los pinceles, solo hay que poner un poco en el cuenco de la mano y mojar la punta del pelo, sin llegar a la zona de inserción para que no se pudra. Luego se deja secar. ¿Otro truco? A la hora de trazar líneas bien rectas y definidas nada como guiarse con una tarjeta de visita. Se coloca como si se tratara de una regla y, ya sea con el pincel o con un lápiz, se traza la línea que se desea. Es un truco estupendo para afinar el dorso de la nariz (con el corrector marrón en dos líneas paralelas a lo largo de la longitud del mismo, respetando el centro, en el que se puede aplicar un corrector claro), dibujar el rabillo del ojo, ya sea con sombras o con lápiz, y lograr que quede simétrico en ambos ojos, trazar el arco de las cejas, o marcar la hendidura del pómulo. Por supuesto luego hay que difuminarlo, pero para eso sirven las brochas, que es de lo que estamos hablando.

El maquillaje se puede aplicar directamente con el pincel, usando la zona de pulgar como paleta, o con las manos, como una hidratante o la BB cream. En ese caso me gusta poner un poco en la palma y calentarlo con la otra para luego presionar ambas manos sobre el rostro: mejillas, frente, barbilla, mandíbula y cuello. El calor ayuda a que se funda mejor con la piel. También puede ponerse como la Nivea de las abuelas, con la punta de los dedos se dibujan unos puntos en medio de frente, nariz, mejillas y mandíbula para después extenderlo con un pequeño masaje, ascendente y hacia los lados. Los masajes siempre deben oponerse a la gravedad que, a fin de cuentas, es la fuerza que siempre actúa y hace que, con los años, se descuelgue todo. Antes o después, o antes y después si es preciso, se aplicaría el corrector. Si escoger un maquillaje es complicado, atinar con los correctores es digno de una nominación al Nobel. No solo se trata de unificar sino también de corregir, realzar, iluminar y marcar. Cada acción requiere un tono distinto, más oscuro cuando lo que se pretende es profundizar y más claro para iluminar. En su momento escribí una entrada al respecto aunque desde entonces he descubierto un par de correctores dignos de mención, los de la marca 24 horas, de venta en Sephora, con una cobertura excelente, y el Martiderm DSP, un stick de farmacia especial para aclarar manchas que además tiene protección solar 50+. Supongo que este último me gusta porque además coincide que es mi tono de piel y si lo distribuyo bien no necesito ni maquillaje, me basta con extenderlo con mi brocha mágica. Para fundir base y corrector me gusta mi pincel sintético de Better, compacto y de tamaño medio. Esa misma marca cuenta con un pincel más pequeño, no demasiado, para aplicar el corrector, que también funciona a las mil maravillas. Los pinceles diminutos son para correcciones muy puntuales, como pequeñas espinillas.

Para los coloretes en crema me gusta la brocha de Better que ya he mencionado mientras que en el caso de los coloretes en polvo me decanto por una biselada de L'Oreal que además sirve para definir contornos y que en verano es estupenda para dar un toque de sol con polvos compactos bronceadores en frente, pómulos, cuello y debajo de la mandíbula (un truco que además encuadra el rostro y que mejora la fotogenia). Con los polvos oscuros conviene no olvidarse de añadir un toque de luz, con un corrector o con polvos iluminadores, claros y con algo de brillo, para no apagar el rostro. Se aplican en las sienes, en el canto interno de los ojos, bajo el arco de las cejas y también en el entrecejo. Me gusta hacerlo con el dedo y luego difuminar con una brocha.

Los polvos sueltos son para fijar y se usan después de todos los productos en crema. La excepción es cuando se necesita un extra de corrector en alguna zona. En ese caso conviene fijar lo que ya está puesto antes de aplicar el corrector de nuevo y, finalmente, añadir un extra de polvos. Para esta maniobra la precisión de la brocha de mariposa es impagable.

Para que los labios duren más también es buena idea presionar con el dedo la primera capa de pintalabios. Luego se perfilan y se rellenan con el mismo lápiz perfilador. Si se pretende corregirlos es buena idea cubrirlos de maquillaje antes de empezar a hacer nada, de ese modo se igualarán con el resto del rostro y se notarán menos las correcciones. Siempre conviene subir un poco el arco del labio superior, con ese truco se acorta el espacio nasolabial y se recortan años. Ese es uno de los problemas que tienen las infiltraciones, el labio pesa más y los tejidos no soportan bien ese aumento de peso por lo que el arco cae y la distancia nasolabial se alarga. Por desgracia esa distancia aumentada se traduce en años, justo el efecto contrario del que se pretende. Tras el lápiz se aplica el pintalabios con pincel y se muerde un pañuelo de papel para retirar el exceso. Una capa de polvos muy finos  ayuda a fijarlos y a darles volumen antes de aplicar una nueva capa. Marilyn se aplicaba nada menos que cinco capas de pintalabios, entre las que alternaba una capa de polvos blancos luminosos (similares a una sombra de ojos), que además de fijación les proporcionaba volumen, y para hacerlos más jugosos terminaba con una capa de brillo con una combinación de ingredientes tan exclusiva y secreta que su fórmula aún no ha salido a la luz. Es posible que la guarden en el Pentágono, mezclados con los archivos del presidente Kennedy.

domingo, 19 de julio de 2015

A brochazos: introducción

Silly things do cease to be silly if they are done by sensible people in an impudent way. Jane Austen

En cuestiones de maquillaje el método ensayo y error suele ser el más aplicado para aprender. Por supuesto eso se traduce en fracasos estrepitosos en los primeros intentos. Esa época de pruebas generalmente coincide con la pubertad. Supongo que la edad es una cuestión antropológica, en las tribus indígenas las pinturas son un símbolo más para señalar el paso a la vida adulta. Poco importa que dentro de la civilización no sea el mejor momento. No se sale a cazar leones sino a algún miembro del sexo opuesto. Lástima que los payasos solo atraigan a los chiquillos. Por desgracia en la adolescencia aún se carece de madurez suficiente como para aceptar el fracaso, se hace un mundo de la mayor tontería, y eso a pesar del gran consuelo que suponen los comentarios caritativos del entorno, todo un apoyo.

Desde un punto de vista educativo, hay aspectos en los que esa primera fase se asemeja a las incursiones artísticas de los años de guardería, en concreto la pintura de dedos: una técnica abstracta en la que los contornos se relegan a un segundo plano, o directamente se olvidan, porque lo importante es el color, y cuanto más mejor. La mayor diferencia radica en la actitud con la que los demás contemplan y exhiben esas obras de arte infantiles.

Otro problema añadido es la carencia de medios económicos. Sin más euros que los de la paga resulta casi imposible hacerse con cosméticos propios. No queda más remedio que conformarse con lo que haya por ahí, ya provenga del neceser de mamá o sea un préstamo de amigas más pudientes y adelantadas en la materia. El tono base de la piel no se tiene en cuenta, eso corresponde a un curso avanzado, y de hecho desaparecerá, al igual que los rasgos, bajo capas y capas de maquillaje, sombras estilo mapache, coloretes superpuestos en varios tonos, delineadores y polvos a modo de escayola. El cuello se olvida, no forma parte del rostro. El resultado final es una máscara digna del carnaval de Venecia.

Con el tiempo y la práctica, la técnica mejora. Es cuestión de entrenamiento, lo mismo le sucede al niño, según progresa aprende a usar los lápices para trazar figuras y a colorear sin salirse de los bordes. Se consigue colorido propio, adaptado al tono y tipo de piel. Lograr dar con la base más adecuada es toda una ciencia, la piel del rostro con frecuencia no es homogénea y se trata de conseguir que lo parezca. Hay que preparar el lienzo antes de iniciar el cuadro. A la hora de decantarse por un tono hay que tomar como referencia el de todo el cuerpo, especialmente el del torso. La zona de unión entre cuello y mandíbula, un poco por delante del lóbulo de la oreja, suele ser un buen lugar para probar como nos sienta un determinado maquillaje. El propósito es unificar ambos, de ese modo nos aseguramos un resultado lo más natural posible, sin líneas, ni máscaras.

Con el paso de los años el arsenal de pinturas y utensilios de aseo de una mujer poco tiene que envidiar al de Picasso. ¿Cómo usarlo todo sin terminar igual que un cuadro cubista? La respuesta es el fundido. La ayuda viene en forma de brocha... pero por desgracia hay todo un surtido de tamaños, materiales y formas. Una vez tenemos el lienzo y la paleta, con toda la gama de colores y sus mezclas, nos encontramos con un terrible dilema: ¿con qué pincel empezar?

(Continuará en la próxima entrada, la he dividido porque quedaba demasiado larga)

viernes, 17 de julio de 2015

Pequeña filosofía de vida

There are two ways of spreading light: to be the candle or the mirror that receives it. Edith Wharton

Una de las grandes frases de House es que "la vida no es lo que te pasa sino como te lo tomas." Es una sentencia llena de razón que revela una gran sabiduría.

La experiencia demuestra que no todo sale como uno quiere, de hecho la mayoría de los planes tienen tendencia a torcerse por una vía distinta a la original y conviene corregir su trayectoria, o adaptarse a ella. Se necesita aprender a ver los diferentes aspectos de las cosas porque, si no se hace así, lo único que se consigue es vivir engañado y ser desgraciado. No es cuestión de tomarse los disgustos a la tremenda sino de ponerlos en perspectiva y darles el valor que les corresponde. Hay que aprender a escoger las batallas, desgastarse en tonterías es agotador y las fuerzas se necesitan a la hora de pelear por lo importante. No sirve aferrarse a alguien para que luche por ti o amortigüe los golpes. Hay que saber mantenerse de pie por sí solo.

Madurar conlleva soltar lazos para avanzar por una senda propia. Aunque se viva en una sociedad, en la que es recomendable integrarse por cuestiones de salud mental, también hay que convertirse en un ente independiente. Conseguirlo supone tomar las riendas de la propia vida, asumir responsabilidades, pensar por uno mismo, tomar decisiones y esforzarse por llevarlas a cabo. Se hacen las cosas porque se debe o porque se está convencido de ellas, sin buscar palmaditas en el hombro ni felicitaciones. El reconocimiento es raro y esquivo y buscarlo suele ser sinónimo de frustración. Reconocer los méritos de otro, además de un detalle, es un rasgo de madurez.

jueves, 16 de julio de 2015

El mar de Octavio Paz


El mar, el mar y tú, plural espejo, 
el mar de torso perezoso y lento 
nadando por el mar, del mar sediento: 
el mar que muere y nace en un reflejo.

El mar y tú, su mar, el mar espejo: 
roca que escala el mar con paso lento, 
pilar de sal que abate el mar sediento, 
sed y vaivén y apenas un reflejo.

De la suma de instantes en que creces, 
del círculo de imágenes del año, 
retengo un mes de espumas y de peces,
y bajo cielos líquidos de estaño 
tu cuerpo que en la luz abre bahías 
al oscuro oleaje de los días.

Octavio Paz

Para celebrar el día del Carmen, la patrona del mar y de la mitad de la familia. 

sábado, 11 de julio de 2015

Éxitos y fracaso

The world is so strange that maybe it’s perfectly logical. Beth Lisick

En Medicina se pasa de la euforia a la frustración en el breve tiempo que dura la visita de un par de enfermos, el primero un éxito y el segundo un amargo fracaso, y ello a pesar de todo el esfuerzo y las buenas intenciones. A veces no se entiende el porqué y cuando eso sucede una se siente inútil e ignorante. Es inexplicable que un tratamiento, que le ha va bien a un grupo de enfermos con una determinada patología, no funcione en otros con síntomas similares y con los que comparten diagnóstico. En cirugía también hay casos igual de peliagudos. Es una cuestión de pundonor el esmerarse en hacer las cosas bien. Sin embargo, por mucho que se conozca la técnica y por mucha práctica que se tenga, a veces el asunto se complica y se sufre lo indecible. De todos modos no conviene olvidar una gran máxima quirúrgica: lo mejor es enemigo de lo bueno. Es cierto, un retoque final para perfeccionar un detalle suele derivar en la aparición de una complicación, generalmente en forma de sangrado. No se trata de dejar una chapuza pero cuando se llega al punto en el que todo está bien, como debe ser, hay que darlo por terminado, sin tocar más. A pesar de que salvar un escollo es una satisfacción siempre queda en el fondo un pequeño resquemor, el de que la operación no ha sido todo lo limpia y elegante que sería deseable, por eso, a pesar de la superación del reto, todo deja mejor sabor cuando sale bien de entrada y además permanece así.

Los pacientes descontentos resultan agotadores y son mucho más difíciles de tratar. Algunos pierden fe en tus capacidades y recuperar su confianza no siempre es posible. Hay quienes se vuelven exigentes y demandan una solución, ¡cómo si fuese tan sencillo! Otros te someten a un verdadero examen en la consulta, incluso sin conocerte, desde la primera vez, y no lo hacen en un tono interesado, en busca de información, sino de una manera agresiva con la que parece que deseasen pillarte en un renuncio. Muchas veces no es el enfermo sino el familiar el que enrarece el ambiente. ¿No se da cuenta de que la tensión que generan no beneficia en nada a su acompañante? Supongo que no, que son individuos agresivos con un complejo de superioridad bien arraigado y habituados a comportarse así. El problema es que establecer una relación con el paciente se vuelve harto difícil. Hay situaciones en las que hay que aguantarse la crispación y las ganas de replicar, es más práctico callarse, aunque a nadie se le pase por alto que estás apretando los dientes para no saltarle a nadie a la yugular. Si les pides pruebas y revisión es por necesidad, porque en realidad lo que deseas es no volverles a ver jamás. Son vampiros de energía, que te dejan hecha un trapo, y ese es un estado deplorable para lidiar con el siguiente enfermo. Sin embargo en la consulta hay que seguir, no se permiten respiros, solo suspiros (sin testigos) y, si acaso, un par de respiraciones.

Cuando las cosas no funcionan hay que aprender a sobrellevar el fracaso sin rendirse, algo que por desgracia solo se consigue a base de experiencia. Nunca hay que tirar la toalla sino pensar que hay una solución mejor y romperse la cabeza con la esperanza de, en algún momento, hallar el remedio. A veces el único alivio que se puede ofrecer es escuchar al paciente, sin más, que sienta que cuenta con tu apoyo aunque eso no vaya a curarle. Sin embargo esta táctica sólo es factible con los enfermos que aún confían en ti y cuyo ambiente no se ha visto enrarecido por el escepticismo y la influencia de algún ser tan inaguantable como infalible.

Ilustraciones de Don Shank.

lunes, 6 de julio de 2015

Felicidad

La felicidad es tener a alguien entre tus brazos y saber que sostienes el mundo entero.
Happiness is holding someone in your arms and knowing you hold the whole world. Orhan Pamuk

Cuanto más se nutre el corazón de felicidad, más insaciable se vuelve.
The more the heart is nourished with happiness, the more it is insatiable. Gabrielle Roy

La risa es vino para el alma -risas suaves, o escandalosas y profundas, teñidas de seriedad- la hilarante declaración de un hombre de que la vida merece vivirse.
Laughter is wine for the soul - laughter soft, or loud and deep, tinged through with seriousness - the hilarious declaration made by man that life is worth living. Seán O'Casey

Nadabas en un río de azar y casualidad. Te aferraste a los lances más felices - al resto los dejaste flotar.
You swam in a river of chance and coincidence. You clung to the happiest accidents—the rest you let float by. David Wroblewski

La felicidad es algo que llega a nuestras vidas a través de puertas que no recordamos haber dejado abiertas. Happiness is something that comes into our lives through doors we don't even remember leaving open. Rose Wilder Lane

El dinero no compra la felicidad, pero puede mantenerte tremendamente cómodo mientras eres desdichado.
Money can't buy happiness, but it can make you awfully comfortable while you're being miserable. Clare Boothe Luce.

Y ¡oh! hay días en esta vida que valen la vida y la muerte.
And O there are days in this life, worth life and worth death. Charles Dickens

Todo lo que necesitas es amor. Pero un poco de chocolate de vez en cuando no hace daño.
All you need is love. But a little chocolate now and then doesn't hurt. Charles M. Schulz

Dicen que se es joven una única vez, pero ¿no se prolonga a lo largo del tiempo?
You're only young once, they say, but doesn't it go on for a long time? Hilary Mantel




miércoles, 1 de julio de 2015

4 años

I have spread my dreams under your feet. 
Tread softly because you tread on my dreams. 
W.B. Yeats

El blog cumple 4 años. En realidad este último ha sido un año de blog a medias, en el que he bajado mucho el ritmo. Llega un punto en el que el exceso satura, incluso a mí, y es necesario desintoxicarse y pasar a otra cosa. Siempre hay otras cosas pendientes por hacer y cuando no apetece siempre hay excusas para no hacerlas, el blog era una de ellas.

¿Con qué he sustituido mi adicción al blog? Se podría pensar que he invertido la mayoría de mi tiempo en corregir mis cuentos para publicarlos. Una buena parte sí que se ha ido en ello, los textos necesitaban revisarse y la edición era algo nuevo para mí y la he aprendido, más o menos, a base de errores. Me imagino que hay manuales que simplifican la tarea pero eso de leerse las instrucciones no es mi manera de funcionar sobre todo si hay algún modo de obviar el estudio de la teoría y es posible pasar directamente a la práctica. Tras realizar el experimento se deduce que el método de ensayo y error no ofrece productos perfectos de entrada pero, a fuerza de repetir, el resultado termina por ser adecuado para la autopublicación. Ya lo decía Baltasar Gracián, en uno de los lemas favoritos de mi primo Andrés, "nada sustituye a la constancia", aunque quizás, en este caso, un poco de formación previa habría ayudado.

La escritura no ha sido lo que me ha tenido absorbida. Creo que mi tiempo libre, que en las horas de trabajo más me vale concentrarme en el paciente, lo he invertido en leer. ¿Qué he leído en concreto? Lecturas variadas y surtidas. Me limitaré a lo que va de año, desde Enero, y empezaré a enumerar por Doctorow. La Señora me regaló tras uno de sus viajes a los USA "All the time in the world", un libro de narrativa breve de este autor. Entre todas las historias destacaría la de Joline. Doctorow es un genio a la hora de reflejar la psicología no solo de sus personajes sino del ambiente en el que se encuentran y en Joline ese don brilla con luz propia. Después de aquello  me regaló "El Arca del agua", en Reyes, una novela negra diferente en la que los recuerdos y los olvidos constituyen la base de la investigación. No soy de novela negra pero definitivamente sí que soy de Doctorow, escriba lo que escriba. Otros libros desde entonces han sido: El cerebro de Andrew (psicoanálisis puro y fascinante), Homer and Langley (el síndrome de Diógenes de dos hermanos neoyorquinos), La gran marcha (otro de mis favoritos, en este caso sobre el final de la Guerra de Secesión americana a través de la evolución de diferentes personajes), Loon Lake (una narración compleja de amor, sindicatos, poetas y mafiosos durante la Gran Depresión).

También le he dedicado mi tiempo a Bradbury. Descubrí "Dandelion wine" (traducido al español como El vino del estío) casi por casualidad y me cautivó. Bradbury tiene ese don, te cautiva, convierte las cosas más sencillas en entrañables y el lenguaje más simple en poesía. La novela tenía una continuación, Farewell summer (el verano del adiós) y el mismo escenario sirve para el desarrollo de una historia de Halloween, Something wicked this way comes, en el que dos niños se ven perseguidos por unos feriantes diabólicos. Sobre otro lugar entre la realidad y la fantasía, Summerton, un pueblo perdido en el tiempo, que también se ha olvidado a sus habitantes, versa Somewhere a band is playing.  Solo se necesita leer la primera frase para quedar atrapado por la imagen: There was a desert prairie filled with wind and sun and sagebrush and a silence that grew sweetly on wildflowers. There was a railtrack laid across this silence and now this railtrack shuddered." 

A Bradbury en ocasiones se le clasifica como un autor de ciencia ficción, pero en mi opinión eso es acotar demasiado sus capacidades, en realidad es un mago de las palabras, hay luz, color y olores en sus textos. Aunque me encanta la fantasía, la ciencia ficción me cuesta más, supongo que porque la mayoría de esos mundos del futuro viven en una continua guerra y ese ambiente no consigue atraparme. Sin embargo me llamó la oferta de Kindle flash de "El marciano" de Andy Weir y me pasé unos días en Marte totalmente pendiente de las vicisitudes de su protagonista. Es un libro trepidante que te mantiene en vilo de principio a fin. Realmente adictivo. De ciencia ficción es además el último que he leído de Rosa Montero, El peso del corazón. En ocasiones resulta un tanto irregular pero también es cierto que lo compensa con momentos brillantes. De Rosa Montero también he leído en estos meses " El amor de mi vida" "Historias de mujeres" y "La loca de la casa", quizá el de historias de mujeres sea el que me ha resultado más interesante, los otros no me han dejado una gran huella. Desde luego mi favorito sigue siendo "La ridícula idea de no volver a verte".

De La lluvia amarilla de Llamazares me fascinó su lenguaje poético y su ambiente fantasmal, pero ni el Catedrático ni la Señora compartieron mi entusiasmo, les pareció demasiado trágico y oscuro. Escenas del cine mudo, del mismo autor, me aburrió un poco. Con lo que he arramblado como una posesa es con las obras de Luis Sepúlveda. Hace años hermanita ganó uno de sus libros como premio de lengua en el colegio, en concreto "Un viejo que leía novelas de amor". No me acordaba de la historia y al ver el libro en un estante en casa de mis padres decidí que era un buen candidato para su relectura. ¿Cómo pude olvidarme de ese viejo solitario y agudo? ¿y de los sonidos de la selva amazónica? ¿y del olor de las fieras? Al viejo le siguieron "Hotline", un relato policiaco, "Nombre de torero", otra novela negra fascinante, "La sombra de lo que fuimos", "Diario de un killer sentimental y Yacaré". Además descubrí que también escribía cuentos infantiles, una de mis debilidades, y aproveché para leerme su encantadora "Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar" y la entrañable "Historia de Mix, de Max y de Mex."

¿Ha habido más literatura en español? Por supuesto. Siempre hay clásicos pendientes y otros en los que al releerlos se descubre algo, o más que algo. Me he releído El Quijote, en serio, de principio a fin, e intenté leer por primera vez una de las grandes obras europeas del S.XX, "Las aventuras del gran soldado Svejk", pero me fue imposible. El protagonista no es que sea un inocente, es que es simplemente tonto y no logró interesarme lo más mínimo. Confieso que no le di mucha oportunidad, me resultó tan irritante que decidí abandonarle a su suerte. Mejor me fue con La Regenta, un personaje mucho más complejo que Ana Karenina, obra que en mi opinión merece la pena por el personaje de Konstantin Dmitrovich Levin y el ambiente de cambio social en el que se desarrolla, pero no por el romance y los celos de la dama. La verdad es que en el S. XIX las aristócratas se aburrían como ostras y cualquier emoción que las encendiese cambiaba sus vidas. El problema es que perdían su identidad para acabar siendo un apéndice del amado que, como es lógico, se olvidaba rápidamente de lo que quedaba de ellas. Los Pazos de Ulloa de Emilia Pardo-Bazán ha sido otra de mis puestas al día, ¡qué manera de escribir!, no creo que la Condesa tuviese nada en común con las lánguidas aristócratas francesas, rusas o de Vetusta.

Bien sûr no podía faltar algún francés. Para conocer a Modiano y saber si podía gustarme empecé por un cuento, Catherine Certitude, una historia sencilla de un padre y su hija. Un acierto. Pasé a su semiautobiografía de "Un pedigrí", que no me convenció, me dio la impresión de ser un hombre resentido y duro. Opté por limitarme a la ficción. En sus novelas, aunque solo he leído algunas, da la sensación de que los personajes son los mismos aunque cambia el plano en el que participan, serían tramas paralelas narradas o bien de primer plano o de fondo. Personalmente el que más me gustó fue el de La calle de las tiendas oscuras. De todos modos sé que no he terminado de captar la esencia de Modiano, según el Catedrático en su obra subyace una crítica a los existencialistas y hay que tener una base de conocimientos sobre estos para detectarla y valorarla como es debido. Dudo que aprenda nunca.

Entre medias he leído cuentos y literatura juvenil, aunque la más actual de vampiros y distopías no es mi estilo y por lo tanto no estoy al día en cuanto a novedades. Me encantó la versión de Neil Gaiman del cuento de la Bella Durmiente, The Sleeper and the Spindle, aunque es una pena que en kindle falten algunos fragmentos. At the Back of the North Wind, un clásico de literatura infantil inglés, de George MacDonald con ilustraciones de Willcox-Smith me pareció precioso. A. A. Milne, el creador de Winnie de Pooh, escribió una novela policiaca al estilo de Agatha Christie la mar de entretenida, "The Red House mistery". No dispuesta a quedarme con una única obra de este autor en mi haber busqué más y así encontré en Gutenberg un cuento muy imaginativo y algo disparatado, Once on a Time. Me encantó. También me gustó mucho una trilogía de dragones de Jessica Day George, escrita para niños. De ahí pasé a su serie juvenil de Dancing Princess y a su versión de East of the Sun(...), una de mis leyendas nórdicas favoritas cuyo argumento recuerda, en parte, a la Bella y la Bestia. Supongo que en esos momentos estaba en fase de cuentos de hadas, de héroes y de príncipes azules. Otro filón de literatura juvenil que no defrauda son los ganadores de la Medalla Newbery, que por cierto se menciona en Anne of Green Gables, con historias bonitas y bien escritas. Creo que de ahí salió Number de Stars, de Lois Lowry, en el que la estrella se refiere a la que los judíos estaban obligados a llevar para identificarse. Walk two moons, sobre cómo ponerse en la piel de otros, The island of blue dolphins, Rooftoppers y First aid for fairies salieron de esa lista o de las recomendaciones asociadas de amazon. A veces en la fantasía también me equivoco y tuve que dejar a medias El color de la magia de Prachett porque me resultó absurdo. Le di una oportunidad por el simple motivo de ser una saga que cuenta con muchos fans (razón que no fue una gran muestra de inteligencia por mi parte, lo popular no suele ser lo que más me atrae).

Miro a diario las ofertas de Kindle flash, es fácil, estoy suscrita a su Newsletter. No siempre merece la pena pero cuando lo hace, aprovecho. Un buen ejemplo es la estupenda biografía de Lucrecia Borgia de Darío Fo y otro es la novela de equívocos de Arthur Bennet, Enterrado en vida. A través de una promoción de Casa del libro conseguí Viajes con Charley de Steinbeck, uno de mis escritores favoritos, y eso a pesar de que aún tengo abandonado el final de Las uvas de la ira, el problema es que se me hace un nudo en la garganta de pura tensión ante las injusticias y abusos que se ven obligados a sufrir los protagonistas y tengo que detener la lectura hasta asumir que lo van a pasar mal. He de armarme de valor para seguir; lo sé, soy una cobardica. Viajes con Charley es un diario de ruta con anécdotas y reflexiones en el que el protagonista es el gran escritor. Con eso lo digo todo.

Casi lo último que he leído ha sido el Premio Pulitzer de este año, "All the light we cannot see" de Anthony Doerr. Un libro sobre las vidas de una muchacha ciega durante la Segunda Guerra Mundial y la de un joven alemán con un talento especial para los aparatos de radio. Son capítulos cortos, muy bien escritos, que cambian de escenario de uno a otro pero sin que esos saltos resulten fuera de lugar o rompan la historia, sino más bien al contrario, hacen que la novela mantenga un ritmo similar al del balanceo de un columpio, e igual de agradable. En mi opinión la historia tiene un final muy claro y se prolonga de manera innecesaria, no comprendo por qué su autor necesitó añadir ese final-epílogo.

Después de Anthony Doerr me fui a Cabaret Biarritz, de José C. Vales. Después de una reseña en "Érase una vez" en la que mencionaban un cierto paralelismo con "Nos vemos allá arriba", de Pierre Lemaitre, me había quedado con ganas de leerlo. Es la historia de la investigación de un crimen construida a base de entrevistas en la que las piezas encajan, poco a poco, como un puzle. Una crónica social que destila humor, cinismo, falsedad y verdades escondidas entre líneas en las que sale a la luz lo que nadie desea sacar.

Aquí lo voy a dejar. Es posible que me haya dejado alguno, por ejemplo no he mencionado a Vonnegut, ni a Nesbit, ni a Hodgson-Burnett ni tampoco a D.E Stevenson (muchos de cuyos libros son accesibles a través de Open Library),  y merecen la pena. Aún así es evidente que la lista no está mal. Si no me gusta una obra, la dejó, hay mucho y muy bueno que leer como para perder el tiempo con algo que no me convence. Ha sido un cuarto año de blog algo raro en el que me apetecía mucho más perderme en el mundo-libro que en el mundo-blog.