Así comenzaba la canción que Amaral dedicó a las víctimas del 11M, una estrofa que ha resonado tantas veces en mi cabeza en estos últimos 5 años... tantas.
La nostalgia se apodera de mi inevitablemente. Son muchos recuerdos muy felices llenos de salidas, viajes, amigos y noches eternas en las que el futuro estaba cargado de ilusión. Era impensable que nada malo pudiera ocurrirnos, para mí era impensable tener otra vida.
Este año, no sé por qué, me revuelven los 5 años como si el número tuviera un significado “especial”. Parece increíble que ya hayan pasado 5 años y que a la vez tan solo hayan pasado 5 años, porque la vida ha seguido como si nada, el mundo no se ha detenido como yo hubiera querido entonces y de pronto, me he dado cuenta, de que llevo 5 años tratando de aprender a vivir de nuevo, a veces con mejor resultado que otras, pero en cualquier caso avanzando más allá de la inercia.
No sé dónde leí que el duelo dura 5 años. Desde luego quien lo escribió no ha vivido un duelo de verdad, porque dudo mucho que dentro de 3 días me vaya a levantar y la tristeza, la nostalgia o la soledad que siento muchas veces vayan a desaparecer. Por supuesto que he sido capaz de rehacer muchas partes de mi vida y he vuelto a vivir momentos felices, pero no soy la misma persona, llevo conmigo heridas que se abren aunque no quiera y que no puedo controlar como antes. Ese duelo, heridas, cicatrices, o como queramos llamarlas, no se van, nunca.
Y aunque sí he pasado lo peor de esa canción, “esa madrugada, que parece nunca acaba” sigue sonando en mi cabeza muchas veces sin quererlo esa estrofa que te pone los pelos de punta y te llena los ojos de lágrimas “quédate conmigo, hasta que la luz se haga”, ese estribillo que tantas personas, tantas noches, hemos abrazado para dormir.
Ya no tengo 20 años y no puedo pasarme las noches de concierto en un bar, y tengo muchas responsabilidades que no tenía entonces, pero ahí vamos, tratando de disfrutar de las oportunidades que la vida nos pone por delante, porque si hay algo que me han enseñado esas heridas es a no vivir a medias.
3 comentarios:
¡Madre mía! ¡Qué manera tan bonita y a la vez dura de empezar la mañana! Una mañana de un día que ninguno quería que llegara. Los diecisietes a de noviembre nunca volverán a ser días normales para ninguno de nosotros. Todos esos recuerdos de un día que no tiene calificativos, se alborotan en nuestras cabezas queriendo salir. Intentamos hacer caso a las sabias palabras de la tita Mercedes "No les des entrada", pero los recuerdos y la mente son libres y a veces terriblemente reales.
Los niños han sido tu soporte, Elvira, el soporte de Paco, de Lucía y de Patricia. Nos han traído alegría a todos y desde luego llevan en ellos muchas partes de su padre que nunca morirá para ninguno de nosotros. Cada día de nuestra vida nos lo encontramos en nuestro corazón. Pido que hoy hagamos juntos un brindis al cielo. Mucho ánimo y todo mi cariño Elvis.
Elvira, me identifico tanto. Ayer pensaba también en estos 5 años y en mi cabeza veía cómo el mundo giraba a mi alrededor y yo estaba quieta. Creo que una parte de mí siempre estará hace 5 años.
Y ayer, cuando un amigo me miraba y me dijo que sabía que este mes era difícil lo primero que le dije, con el agradecimiento de que se acordara de lo que hemos vivido, es que Jorge querría oír, sobre todo, esta segunda parte. Que hemos vuelto a vivir momentos felices y que te he visto reír de verdad, con los ojos. Y vendrán muchos más, no lo dudo, espero que los sigamos compartiendo porque a Jorge, como dice Raquel, siempre lo llevamos todos en el corazón.
Ahora lo he leido Elvi. Qué emotivo, qué cruda realidad, tan bien explicada y qué forma tan asequible y sencilla de entender algo tan tan complicado, dramático y lleno de turbulentos momentos.
Te quiero mucho, decirte que lo estás haciendo más que bien, como te diría mi madre,"Eres una jabata"
Así que mucha fuerza y recojamos todo lo que nos han enseñado para no vivir a medias. Te quiero prima, os quiero mucho.
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