lunes, 27 de julio de 2015

Espacios de silencio

Hay tonadas que enhebran los silencios. Mario Benedetti. 

El ruido invade todo, aturde a sus víctimas, se mete en su cabeza y satura todos los huecos. No deja ni un resquicio para que se expandan las ideas. El ruido se agolpa y relega los pensamientos a lo más hondo de la mente, los oprime hasta sepultarlos en la confusión del caos, en la maraña de un laberinto sin salida.

Me gusta el silencio. Me gusta la sensación de espacio que genera. En medio del silencio los márgenes se borran, se extienden más allá de las paredes de la habitación o de los límites del horizonte. El silencio se difumina en los confines, se funde en ellos para expandirlos, los dilata para llevarlos más allá, y un poco más, y más, hasta que al final se desvanecen y todo acaba convertido en espacio.

El silencio no es la nada, no es el desamparo del vacío sino la órbita infinita en la que se encuentra todo. Es el origen, la conjunción de los tiempos, la dimensión en la que coexisten eternidad y vida. En el silencio el mundo permanece latente. Igual que en un sueño, la mente se adapta al flujo lento de la quietud, solo el aire oscila con la cadencia de su respiración y el espacio abierto permanece en calma, como un océano inmenso sin nada que lo altere.

8 comentarios:

Emerencia dijo...

Hola Sol, buenos días. Comparto ese silencio. Intento buscarlo en la noche, en el amanecer, en el ocaso. Mi sueño y mis lágrimas sólo lo buscan a él. Sólo a él le debo mi inspiración, mis palabras y mis deseos. He sentido ese silencio de la conjunción de los tiempos, la dimensión en la que coexisten eternidad y vida. Me ha dado paz. Gracias por tus espacios de silencio.

Carmen dijo...

Muchas felicidades Antonio. A mi ya sabes que sólo me gusta el silencio a las horas de dormir, el resto del tiempo lo tengo que llenar con música, charlas, gritos de niños...
Creo que a mi cuñado le habría gustado también un texto titulado "El fresquito". Estos rigores veraniegos son demasiado duros par un hombre amigo del frío y de los nublados ¡Pero cómo se te ocurrió nacer a finales de julio! Supongo que son esas jugarretas que nos hace la vida. Pues nada, habrá que combatir ese silencio con una buena sobremesa y el calor con un aparato de aire acondicionado ¡A disfrutar que lo importante es seguir cumpliendo (pero no de cualquier manera) y poder compartir los buenos ratos y la buena comida!
¡A por el siguiente!

Sol Elarien dijo...

Querida Joseme: Me alegro de que te haya gustado. Es cierto que a veces el silencio pesa, deja oír pensamientos que no se desean escuchar. En esos casos la distracción del ruido es bienvenida, al menos hasta que uno sea capaz de hacerle frente a sus fantasmas.
Carmen, querida, el silencio y tú sois incompatibles ¡hasta debajo del agua! Sé bien que ni siquiera en sueños te callas.
Muchas gracias por vuestros comentarios.

Elvis dijo...

Muchas felicidades a Antonio! Espero que lo estéis pasando muy bien, que el calor os haya dado una tregua y que podáis disfrutar de esos momentos de silencio y paz que tanto os gustan. Muchos besos,

Señora dijo...

Recurro a este espacio ante la imposibilidad de poder conectar con vosotros. He llamado varias veces y el silencio, alterado sólo por el timbre de la llamada, es lo que he encontrado.
Sé que no ha sido un cumpleaños muy silencioso y sí bastante animado. Me alegro mucho y te deseo, Antonio, que termine siendo muy feliz. Un abrazo

José Núñez de Cela dijo...

Precioso texto. También amo el silencio, los silencios.

Saludos!

Yo misma dijo...

Una preciosidad

Manolo Torres dijo...

Hola Sol, una reflexión que me encanta, llena de profundidad y claridad de ideas. Precisamente, sobre "los silencios y las palabras" trata la última entrada de mi blog, aunque mucho más escueta y enfocada desde otro punto de vista. Saludos, manolo.