domingo, 25 de diciembre de 2016

Nochebuena familiar

Que el Principito tiene una imaginación desbordante era algo que ya sabíamos, no en vano comparte su día a día con sus dos caballos, a los que instaló en el baño del apartamento de la playa durante las vacaciones antes de deshacer las maletas. Los caballos suelen compartir su espacio con algún perro, aunque a veces aparece en escena un tigre y, en ocasiones, han tenido que hacer frente incluso a dragones. Ni las fieras más salvajes ni las bestias mitológicas tienen nada que hacer contra el Príncipe y sus corceles ya que, como le confesó a su madre mientras le bañaba, los músculos de su cuerpecillo eran idénticos a  los de Hulk, la única diferencia es que su piel no era verde. Además, como escudero, cuenta con la Princesita tornado. En esa casa están muy entretenidos.

En Nochebuena es tradición ganarse el aguinaldo y Sobrinísima y Ciclón habían preparado una función con ese fin. A última hora, incluyeron un pequeño papel para el Principito. No contaban con que el niño les robase el protagonismo, al parecer ha heredado el nulo sentido de la vergüenza de Hermanísima y dio todo en la representación, demostró poseer un talento escénico fuera de serie. Aunque apenas tuvieron tiempo para ensayar, eso no fue óbice para que en el papel de Rudolf, el reno, poco le faltase al animal para soltarse a volar.

La improvisación también es lo suyo y, vestido con su traje de caballero medieval, nos contó cómo había hecho pedazos a un dragón que, milagrosamente, había logrado sobrevivir (debía de tratarse de la hidra de Lerna). Al Catedrático Rey le ofreció la cola como tributo, y explicó como el campo de batalla había quedado sembrado de piezas, entre las que se contaban la cabeza y las alas para evitar que escapara. Aunque él estaba ileso, otro caballero había recibido el fuego del dragón de lleno y yacía en el suelo. Era necesario el beso de una doncella para reanimarlo. Hermanísima se prestó a la labor con tanto entusiasmo que el Principito se vio obligado a poner orden, le dijo que no hacían falta tantos besos, el caballero muerto corría el riesgo de morir de nuevo asfixiado bajo el abrazo.

A medianoche se oyó un ruido en la terraza y, como no todos habíamos sido capaces de percibirlo, el Principito nos lo reprodujo. No, no eran los cascabeles del Trineo sino los renos que, al parecer, rugen. Había que ser muy valiente para asomarse al balcón tras semejante bramido pero el Principito, con su armadura de caballero, ejerció de avanzadilla. No había peligro, las sobrinas podían salir. El Trineo se había marchado y solo quedaban los regalos.



6 comentarios:

ELVIRA dijo...

Hacía mucho que no compartíamos una nochebuena juntos, con su función incluida. Ayer lo pasamos muy bien entre las delicias culinarias, las risas habituales y la ansiada función. Este relato de la noche es casi tan genial como el ratillo que pasamos anoche, Cola de dragón incluida, o el momento estelar en que Carmenola saltaba de alegría ante el sospechoso regalo que han hecho a sus padres: un fin de semana de vacaciones y relax fuera de Madrid. Feliz Navidad a todos!!!!

Emerencia dijo...

Qué cosa más bonita de relato, íntimo, personal e intransferiblemente hermoso. Qué momentos hermosos donde "lo esencial es invisible a los ojos", donde la magia es aliada del amor familiar. Gracias por compartirlo con los que estamos lejos y si "vienes algún día por aquí, desde el momento de decidirlo yo seré dichosa" "porque eras una más en este mundo virtual, pero en el momento que conectamos te convertiste en algo único". Un abrazo Sol

El tito Paco dijo...

Como siempre, en la línea de sencilla exposición de la realidad, adornada con leves comentarios de ironía y afecto y gotitas de fantasía, es donde mejor te mueves. Muy lograda la exposición, el relato resultante es un cuadro de costumbres dentro de la mejor tradición madrileña y española.

Unknown dijo...

Me alegra comprobar que las funciones de la Noche Buena siguen celebrándose como una tradición familiar que data de la época dorada de la FUNDACIÓN.

Imagino a "Principito" en una interpretación genial y a las "periquitas" en su línea más tradicional. Si al final hubo petición de los máximos trofeos, incluso del rabo del dragón, seguro que fue una faena para el recuerdo. A nosotros nos toco una sesión de flauta.

Si no fuese por los más pequeños, la Noche Buena quedaría en eso de beben y beben…..

Un beso y Felices Pascuas.

Carmen dijo...

Preciosa descripción de una noche mágica. Lo pasamos genial y la verdad es que los tres estuvieron a la altura de lo esperado: Jaime con su imaginación desbordante, Carmenola con la tecnología en sus manos e Inés con la preparación de un guión sencillo y que a la vez estuviera de acuerdo con los exigentes gustos de su hermana. ¡Feliz Navidad a todos!

Soraya dijo...

¡Me ha encantado!.

Soraya