Un gigante yace bajo el suelo de Stonehenge. Solo sus dedos sobresalen de la tierra como inmensos monolitos que se alzan al cielo. Pretenden sostener el sol entre ellos, como hicieran al principio de los tiempos, retenerlo hasta el alba, empujarlo con su aliento durante su ascenso y recogerlo de nuevo en el ocaso. Durante la noche, el sol duerme en el cuenco de sus manos, en el lecho protegido por las palmas entrelazadas sobre el corazón de piedra del titán.
Solo el día del solsticio los rayos del sol alcanzan aquel corazón exánime que, bajo el roce, recupera su latido. El gigante siente de nuevo el calor del sol en sus dedos y los estira un poco más hacia el cielo. El sol se eleva. La luz es fuego, su fulgor alumbra la corona de rocas. Desaparecen las sombras en Stonehenge, la oscuridad no penetra en el crómlech iluminado. La tierra palpita, renace la vida. Al caer la noche, las tinieblas atacan. Se encienden las hogueras. Las llamas danzan enredadas en el ardor de la lucha mientras el sol duerme entre los rescoldos del corazón del gigante.
7 comentarios:
Muy bonito, esos dedos saliendo para atrapar al gran dios solar, la noche del fuego, ese fuego que es mágico,..gracias
Estuve hace un par de años viendo ese monumento megalítico de Stonehenge, una maravilla de la naturaleza, pero lo que has escrito está a la altura, sobre todo el broche final con que cierras el post.
Muy bonito y propio de la fecha, ¡gracias, Sol!
Un beso
Muchas gracias Chelo y Eme, algún día iré a Stonehenge y tocaré los dedos del gigante, tiene que ser impresionante. Muchos besos.
Es verdad que es un monumento muy impresionante, pero llenarlo de humanidad y de vida como tú has hecho me parece una tarea harto difícil.
Nunca he estado allí, pero a menudo la realidad supera la ficción. Besos y gracias.
Quería decir lo contrario: q creo q en este caso la ficción supera la realidad, pero Google me ha jugado una mala pasada. Este relato es tan maravilloso q dudo q la realidad lo sea tanto
Aún no había leído este post. Magnífico
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