Hablé de libros en la primera quincena de mayo y aún me quedaba finalizar el mes. He conseguido leer algo a pesar de andar pañuelo en ristre con la dichosa alergia, toda una alegría. Aunque la lluvia del pasado sábado fastidió algunos planes, no pude por menos que bendecirla porque arrastró todos los pólenes con ella (tampoco causó grandes daños, los planes se adaptaron y todo salió bien).
Tenía pendiente, desde ni sé cuándo, la lectura de Brave New World de Aldous Huxley, una historia sobre el individuo y la sociedad en la que se basan muchas de las distopías de las novelas de ciencia ficción. El título Brave New World, sacado de la Tempestad de Shakespeare, ya indica la importancia que la obra del bardo tiene en la historia. Shakespeare simboliza la belleza, la libertad, la individualidad, la pasión... todo lo que, en ese nuevo mundo, se ha perdido en pro de la perfección, la homogeneidad y la estabilidad de la comunidad. Me costó meterme en el libro, el proceso de creación de los humanos del principio me resultó algo pesado, sin embargo es una novela que mejora según avanza, que hace pensar, cuya trama es siempre congruente y que tiene un gran trasfondo, filosófico, religioso y sociológico, y aunque el desarrollo no podía ser otro, eso no la hace menos dura.
Storm Front (The Dresden Files, Book 1), de Jim Butcher, fue una recomendación de un amigo de House. Hay toda una serie de libros sobre las aventuras de este mago detective y decidí empezar por el primero, cuestión de lógica. Harry Dresden, el protagonista, vive en un Chicago aparentemente normal, aunque debajo de las convenciones se esconden poderes en los que pocos creen. Hay demonios, vampiros, hadas y verdaderos magos, como Harry. Unos asesinatos inexplicables llevan a Harry a involucrarse en una trama mucho más peligrosa de lo que parecía en un principio. Es un libro que se lee bien, con mucha acción y magia, bastante visual (no en vano la serie también está en cómic). No es mi estilo habitual de lecturas pero es mucho mejor y más original que otros libros de temas sobrenaturales. Va bien para desconectar.
Summer Morning, Summer Night es una una colección de historias cortas ambientadas en el Greentown de Ray Bradbury (el mismo Greentown de Dandelion wine y de Farewell summer). Son cuentos que evocan recuerdos del pasado o muestran las ilusiones o la incertidumbre de un futuro que comienza y que queda ahí, en el aire, para soñar sobre ello. Hay también relatos muy breves, reflexiones poéticas, pensamientos, enseñanzas, consejos... No tiene desperdicio, las palabras de Bradbury tienen magia.
Paris-Austerlitz, el último libre de Rafael Chirbes, y el primero que leo, es un libro sobre amor, homosexualidad, enfermedad, marginación y muerte que, sin embargo, me resultó demasiado frío. Está muy bien escrito pero te mantiene a distancia, quizá esa fuese la intención del autor, de hecho al protagonista (y narrador) se le acusa de indiferencia y no sé si ese es el motivo por el que el lector, al menos en mi caso, no llega a entrar en la novela.
Dreams of Distant Shores son varias historias de Patricia McKillip. Una de ellas Something rich and strange, es un libro que ya había tenía y que me supuso una decepción encontrar como si se tratase de algo nuevo. Del resto, me gustó muchísimo el cuento sobre Medusa, The Gorgon in the cupboard, un relato sobre un pintor y su musa, sobre el arte y la inspiración que, además de precioso, me parece una de las mejores historias de la autora.
Atlas de Jorge Luis Borges es una colección de textos inspirados por lugares, objetos, animales. Algunos son pura poesía, otras meras reflexiones, pero todos son magníficos, con esas frases para guardar. Seguí con su Autobiografía en la que el escritor da unas pinceladas sobre su infancia para centrarse más en su evolución como escritor hasta consolidar su estilo. No son unas memorias sino una mera reseña autobiográfica, algo más extensa de lo habitual, que el autor dictó en inglés para una revista americana.
Nostalgia de Cartarescu fue una de esas recomendaciones-ofertas de amazon que entré a curiosear y que, picada, compré. Cartarescu, al que no conocía, es el eterno candidato al Nobel de las letras rumanas y, después de leer esta novela, no hay duda de que se merece la nominación. No solo la atmósfera de las historias posee algo onírico, con sus cambios de escenario, de narrador y de tiempo, sino que está tan bien escrito y te engancha de tal modo que resulta hipnótico, te mete dentro del relato, del ambiente, de la psicología enfermiza de los personajes. Todo resulta tan real, imprevisible y creíble como un sueño.
Para rematar el mes seguí con Cartarescu, y en esta ocasión me decanté por un libro que describían como humorístico y más ligero: Las bellas extranjeras, sentía curiosidad por descubrir el sentido del humor de este escritor y, la verdad, no me entusiasmó, supongo que algunas cosas solo hacen gracia en su ambiente o cuando se comparte cierta intimidad. Las historias que componen el libro son anécdotas algo exageradas en las que Cartarescu se ríe de sí mismo y de los demás con una combinación de humor, sarcasmo, cinismo e ironía que, con frecuencia, resulta forzada o excesiva. Me gustó la primera, Antrax, con su aprensión y su sencillez; no me convenció Las bellas extranjeras, la más larga de todas, que se me hizo pesado a ratos, sobre todo en los que se nota el esfuerzo del autor por sacar punta a una situación, sin llegar a resultar divertido, aunque también tiene momentos impagables como el capítulo de la lectura en la cárcel de alta seguridad; me provocó algo de agobio El viaje del hambre, aunque me pareció que retrataba muy bien el ridículo afán de hacerse el interesante de los que se creen diferentes y mejores al resto del mundo.
Tengo que escoger mi primer libro de junio...
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