domingo, 10 de julio de 2016

Terracota

Duermo. Modelaron mi torso para acompañar a los muertos en su sueño eterno. En mis poros de arcilla hay viento, en mi superficie se distinguen las huellas de un abandono de siglos: grietas, fisuras, muñones... El olvido pulió mis formas, afinó el grano y limó mis perfiles, el tiempo marcó su curso en los colores y las texturas de la tierra.

Soy memoria de hombre y edades. Perduro en el presente, sin embargo soy pasado: una cultura olvidada en un lugar enterrado bajo el peso de los años. He dormido ajena al mundo, cubierta de polvo y lodo, sepultada por la antigüedad y exhumada por la historia.

Me he convertido en una pieza de museo que reposa en una vitrina alejada de elementos. Duermo y la realidad contempla mi sueño. Entre mis líneas se esconden enigmas de entonces. Soy arte efímero e imperecedero, un busto de tierra quebradiza y tiempo eterno.

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