Quizá una entrada sobre libros el día de la madre no parezca la más indicada, pero la Señora es una gran lectora, es crítica y muy selectiva, y Camus no solo me ha gustado, sino que además me ha parecido alguien tan íntegro y con las ideas tan claras, que he pensado que se ajustaba a la homenajeada como anillo al dedo.
Confieso que este autor nunca me había llamado hasta ahora y me alegro de que al fin decidiera hacerlo porque se ha convertido en uno de mis favoritos. Recuerdo que cuando empecé a estudiar francés en el instituto, uno de los libros de prácticas del idioma de la biblioteca de la profesora era, precisamente, L'etranger. No recuerdo si lo leí sin enterarme de nada, mis nociones de francés entonces eran casi nulas, o a mí no me tocó ese libro y me bastó la opinión de mis compañeros para evitarlo hasta ahora. Sin embargo, la opinión de House era muy diferente a la de unos chavales de 14 años e hizo que me interesara en el tema. Una oportuna oferta de kindle fue el último detonante.
El argumento de "El extranjero" no suena muy atractivo, se trata de una novela sobre alguien que vive su propia vida con apatía, para el que las cosas son como son, se las encuentra y no decide sobre ellas, ni las analiza, simplemente se deja llevar y sin justificar su comportamiento con explicaciones complejas e irreales. Sin embargo Camus describe con sencillez y maestría las vivencias y los pensamientos del protagonista, Meursault, y lo hace de tal modo que consigue crear con el lector una conexión que parece casi imposible, dado que el personaje apenas muestra emociones. Después de su crimen entiende lo que ha hecho y el castigo que conlleva y hubiese preferido que todo hubiera sucedido de otra manera, y en esa tibia preferencia y en una cierta preocupación por su futuro consiste su arrepentimiento. No obstante no intenta que le comprendan más que con la exposición de los hechos. Toda la atmósfera del libro tiene algo de irreal, como una muestra más de que el individuo vive su vida y percibe el ambiente como algo ajeno.
Miré el campo a mi alrededor. A través de las líneas de cipreses que aproximaban las colinas al cielo, de aquella tierra rojiza y verde, de aquellas casas, pocas y bien dibujadas, comprendía a mi madre. La tarde, en esta región, debía de ser como una tregua melancólica. Hoy, el sol desbordante que hacía estremecer el paisaje, lo tornaba inhumano y deprimente.
Hubo también la iglesia y los aldeanos en las aceras, los geranios rojos en las tumbas del cementerio, el desvanecimiento de Pérez (habríase dicho un títere dislocado), la tierra color de sangre que rodaba sobre el féretro de mamá, la carne blanca de las raíces que se mezclaban, gente aún, voces, el pueblo, la espera delante de un café el incesante ronquido del motor, y mi alegría cuando el autobús entró en el nido de luces de Argel y pensé que iba a acostarme y a dormir durante doce horas.
Tan próxima a la muerte, mamá debió de sentirse liberada de ella y dispuesta a revivirlo todo. Nadie, nadie tenía derecho a llorarla. Y yo también me sentí dispuesto a revivirlo todo. Como si esa gran cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, ante esta noche cargada de signos y de estrellas me abría por vez primera a la tierna indiferencia del mundo. Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraterno al cabo, sentí que había sido feliz y que lo era todavía. Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, no me queda más que desear en el día de mi ejecución la presencia de muchos espectadores que me acojan con gritos de odio.
Me gustó tanto el estilo de Camus, claro, sobrio y lleno de enjundia, que quise leer algo más de su obra. "La peste" con ese título tan desagradable, aún me atraía menos que el extranjero ya que siempre he sentido un intenso repelús por esa enfermedad, la manera en la que la retratan en la literatura y en el cine es el motivo por el que aborrezco el cuento del flautista de Hamelin y la película Navigator. Sin embargo se considera la obra maestra del pensador, así que dejé de lado mis prejuicios y compré el libro, y debo añadir que me alegro infinito porque se ha convertido en uno de mis favoritos, diría que es uno de esos libros imprescindibles para un médico, es un ejemplo de entrega y compasión. No es solo un alegoría sobre la guerra o la maldad humana, sino también una exposición de principios, un manifiesto sobre la integridad de aquellos que evitan hacer daño a los demás, porque a veces luchar por tus ideas puede convertirte en un fanático y llevarte a hacer justo lo que no deseas e incluso te empuja a cometer crímenes que rechazas con el paradójico fin acabar con ellos, como matar para luchar contra la pena de muerte. Lo difícil es vivir según tus ideas y respetar al resto. La historia te atrapa, la lectura, pese a su profundidad, es fácil, hay reflexiones magníficas y la humanidad de los protagonistas te conquista. Una auténtica joya.
Cuando la guerra estalla, la gente dice: no durará, es demasiado estúpida. Y la guerra es ciertamente demasiado estúpida, pero eso no evita que dure. La estupidez siempre continúa, y la gente se daría cuenta si no estuviesen siempre pensando en ellos mismos.
Sufrían una especie de emanciación física y espiritual. Al principio de la plaga, recordaban muy bien a la persona que habían perdido y lamentaban estar sin ellos. Pero aunque podía recordar la cara y la risa del amado, llegaba un día, después del evento, en que se daban cuenta de que habían sido felices, y les parecía muy difícil imaginar que estaría haciendo la otra persona en un lugar tan lejano durante ese momento. En resumen, que el tiempo tenía memoria pero no suficiente imaginación. En la segunda etapa de la plaga, la memoria también se perdía.
"No tienes corazón" le había dicho alguien una vez. Pero sí lo tenía. Solía llevarlo encima las veinte horas diarias en que veía morir a hombres que estaban hechos para la vida. Lo usaba para comenzar de nuevo día tras día. De momento, solo tenía corazón para eso.
El médico se incorporó y le preguntó a Tarrou si tenía alguna idea del camino que se debería seguir para llegar a la paz. Sí, la comprensión.
5 comentarios:
Supongo que ese rechazo inicial a la lectura de L'Étranger se debe a que quizás lo señalé como un libro interesante (como Los papeles póstumos del Club Pickwick) en un momento prematuro. El libro se empieza a comprender a partir del nombre del protagonista: mar + sol. (Meursault es también el nombre de un vino de Borgoña)La idea fundamental es la de un personaje sumergido un la luz del Mediterráneo argelino, otra clave de comprensión. La estrecha relación de amor-odio entre Argelia y Francia es esencial para una comprensión total. Hay también un componente español (Camus era de origen español y la presencia española en Orán (plaza española durante siglos) ha sido una constante en la vida argelina). También hay una relación más telúrica entre hombre, entorno y vida. Todo ello, por supuesto, matizado además por el existencialismo. Recuerda la tremenda frase de Calígula, en la obra teatral homónima, también de Camus: "que los hombres mueren y no son felices". Martín Recuerda, en las clases de Literatura en el Padre Suárez, nos presentaba, muy dentro de esa tendencia, la guerra como remedio del aburrimiento. En este caso el aburrimiento se marca por esa opresión de sol y mar, la luz llega a herir, como en el cuchillo del árabe muerto. En la indiferencia del mundo no cabe la esperanza. O, como dijo Sartre, "el infierno son los otros".
Sin embargo, a pesar de todo, Mersault no es un objeto, es un ser humano, dominado por fuerzas que escapan a su control y sometido a un ambiente del que no participa; pero del que forma parte. Así, la novela es un gran oxímoron.
Yo no he leído nada de camus pero después de las reflexiones de ambos parece una lectura imprescindible.
Has hecho que me pique el gusanillo de leer a este autor que, como tú, conocí (en sentido figurado) cuando iba al instituto (yo también estudié la asignatura Francés como primer idioma).
Buena entrada para el día de la Madre. Si la tuya es una gran lectora, ya tenemos algo más en común.
Gracias por las reseñas, Sol.
Besos
Por cierto, la última imagen me parece preciosa.
Un regalo muy especial desde luego, a tu madre le gustará seguro, y nada menos de Camus. Un abrazo Sol
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