Y con esta despertaron las musas y empezó todo. Me pasé las vacaciones escribiendo hasta en los tickets de compra y, por supuesto, cualquier momento era bueno. Podía soplar el viento, hundirse la arena o empezar a chispear, que ahí estaba yo, papel en mano, apuntando la inspiración del momento. Por supuesto, las puestas de sol de las vacaciones gaditanas eran momentos casi sagrados, no nos perdimos ni una y aún las recreo en la memoria. Este año serán sobre el lago Leman en vez de sobre el Atlántico. Espero que siga habiendo musas por allí, aunque puede que sean más cosmopolitas y adineradas.
ATARDECER EN CÁDIZ
Olas de plata,
se adornan de encaje blanco,
para romperlo en la orilla,
¡espejo de arena y ámbar!
San Sebastián,
castillo de espíritu de barco,
hechiza el puerto fenicio,
guardado bajo su encanto.
Acuarelas en el cielo,
de amatistas y de brasas;
pinceladas de oro ardiente
bruñen sombras. Llueven llamas.
¡Ya no es cielo sino fragua!
Agua azul se torna acero:
denso, profundo e inmenso.
Reflejos de oscuridad
abren ventanas de estrellas.
Noche, luna,
ritmo de mar
y arritmia de viento
fundidos en el silencio.
1 comentario:
Respecto a aquello que me comentaste en Linares, decirte que a mi me gusta mucho tus poesías. Pal
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