miércoles, 28 de diciembre de 2011

Brujas guía

Pin-up de Elvgren
Aunque de vez en cuando escriba algún cuento eso no significa que crea en las brujas. Es cierto que, cuando estoy inspirada, los personajes de las historias cobran vida propia y se convierten en seres reales dentro de mi imaginación. En algunos momentos, la abstracción es tan intensa, que desearía que la magia formase parte del día a día. Eso nos pasó una de las últimas veces que fuimos a casa de unos amigos del Dr. House. Se habían mudado a un chalet en Pozuelo en el que sólo habíamos estado en una ocasión anterior y, en aquella visita nos guiaron, por lo que nosotros tan sólo nos limitamos a seguir su coche. Esta vez tuvimos que llegar por nuestra cuenta y el viaje resultó algo peliagudo.

Miré por Internet el camino y me lo apunté en un papel, junto con los nombres de las calles principales. Básicamente me hice un plano mental de dónde estaba la casa, aunque mi croquis presentaba un pequeño problema: la ruta más directa estaba interrumpida por las vías del tren. Optimista de mí, me convencí de que ese detalle tendría escasa o nula repercusión a la hora de hallar la casa. El caso es que, los nombres del mapa de Internet y los de las calles que tomamos durante nuestro trayecto, no coincidían en absoluto. Cambié de planes y opté por improvisar. Mi estrategia consistía en seguir por ese camino alternativo hasta encontrar alguna referencia que me sonase. No conozco Pozuelo así que la cosa era complicada.

El Dr. House no es tonto y no tardó en darse cuenta de que andábamos un poco perdidos. Con cierta sorna, y sin mucho humor, me hizo el comentario de ¿tú sabes que esto es el mundo real y no un cuento y que, por muchas vueltas que demos no vamos a llegar a la casa sólo por arte de magia? Yo andaba con la mente sumida en el maravilloso mundo de los cuentos, deseando precisamente que apareciese un hada madrina que me indicase el camino. Por eso sus palabras me provocaron un ataque de risa incontrolable. ¡Menos mal! porque se lo contagié y se le pasó el mosqueo. Le contesté tranquilamente: no te preocupes que a las 6 y media estamos allí (en un alarde de confianza en el teletransporte mágico, ya que eran las 6 y cuarto). Su respuesta textual fue: Sí claro, seguro que mis "cojones" estarán allí a y media.

Tuvimos tan buena suerte que, al girar un semáforo, vimos un letrero que indicaba Avda de Calvo Sotelo, calle que aparecía en mi esquema mental. A partir de allí me orienté. Efectivamente, tal y como había pronosticado, a "y veinte pasadas" dejé a mi marido y a sus huevos en la casa de sus amigos. Con estas jugadas del destino, a veces resulta difícil creer que la magia no exista.

3 comentarios:

Mª José dijo...

Conoceis los GPS?

Marta dijo...

Me encantan tus historias. De donde sacad el tiempo? Eres bruja?

Anónimo dijo...

oh¡¡¡¡ hay que ver que caracter.... el de el Dr, claro. Maria.