lunes, 3 de septiembre de 2012

Desintoxicación

"The Star Money", 1882, by Viktor Paul Mohn
Me gusta madrugar, me encandila el silencio que precede al amanecer y me encanta escribir algo cuando me levanto. A veces las entradas del día están escritas en ese rato aunque con frecuencia me limito a revisar lo redactado con anterioridad (y en esas correcciones me olvido de rectificar algún tiempo verbal o de cambiar una preposición y ahí se queda el gazapo hasta que lo subsano). Escribir, escribo en cualquier momento, según tenga el humor, según me venga la inspiración para homenajear al protagonista de algún cumpleaños o de otra fecha señalada, y, de este modo, colecciono escritos para el futuro: una semana adelantada, un mes, dos, tres... Me quedo sin días, cambio el calendario y sigo, sigo y sigo...

El blog es una terapia pero entre sus efectos secundarios se cuenta el de engancharse al tratamiento. Ni los lectores más asiduos pueden descansar si pretenden seguir mi ritmo. Se les acumulan uno tras otro los escritos según transcurren sus vacaciones. Me escapo, voy por delante, me dejo arrastrar por la euforia de las palabras y relleno páginas y más páginas. Sobredosis tras sobredosis hasta acabar intoxicada.

Es una intoxicación placentera. De repente surge una idea, toma forma, gana fuerza. Da vueltas en mi cabeza mientras la desarrollo al conducir, al pasear, al hacer la compra... Disfruto con mis divagaciones y, si estoy en el coche, el viaje transcurre en un suspiro. Cualquier cosa dispara el gatillo y pone en marcha el engranaje. Me fijo en detalles casi insignificantes del día a día. Le doy la vuelta a situaciones tensas para afilarlas con humor, reírme de ellas, convertirlas en un post. Leo y analizo la lectura, me fijo en párrafos, los señalo, me abren los ojos a nuevas líneas de pensamiento. No siempre comento todo lo que leo, me gustaría pero no tengo huecos o lo dejo para otro momento y luego temo no hacerlo bien.

Tengo libros para desconectar, el prolífico MacCall-Smith, con sus historias sencillas, que transmiten el gusto por los pequeños placeres de la vida, incluso de la simple rutina diaria, sin dramatismo, con su agradable lenguaje, un inglés "delightful" en el mismo tono relajado que sus escenas. Son lecturas que se devoran sin más esfuerzo que el de sostener el libro. Leo a Zweig, a Nemirovski, a Chejov, a Hrabal, a Steinbeck y me detengo al hacerlo. Me fascinan sus descripciones de momentos y sentimientos, su estilo, su precisión, la belleza que son capaces de imprimir en una frase que parece tan simple. Me gustaría saber hacer algo remotamente similar pero, por mucho que sobrevalore mis capacidades, sé que está fuera de mis límites. Leo reflexiones de cosas que pertenecen más al ámbito de la intuición que de la expresión y que nunca habría sabido cómo sacarlas a la luz. Esas reflexiones que, al verlas plasmadas en la página, te sorprendes a ti mismo pensando ¡es justo así! ¿cómo ha sido capaz de extraerlo? (me ha sucedido con Grossman, con Bradbury, con Saramago...). Leo situaciones descritas con un humor sutil que las convierte en desternillantes (hace poco me sucedió esto con el Antrabus de Lawrence Durrell, especialmente con el episodio en el que narra las reuniones culturales de los diplomáticos). Leo la poética fantasía de Patricia McKillip y siento la magia que fluye entre sus palabras. Leo poemas que me dejan boquiabierta, sin ser, ni mucho menos, una gran lectora de poesía: los clásicos, los románticos, el genial y humano Machado... Leo y quiero leer más, mucho más. ¡Hay tantos y tantos libros fascinantes! Desearía que mi estilo compartiese una mínima fracción del incalculable talento de sus autores, pero siento que ellos poseen algo más profundo que está lejos de mi alcance. Sueño, y los sueños son parte de la vida.

Aún así escribo hasta aburrir a las moscas. Cuanto más lo hago, más me apetece continuar. Me desborda. Se convierte en un placer culpable, desmedido. Sé que tengo que dejarlo, ocuparme de otras cosas, pero me resisto. Un minuto más, sólo una línea más. Escribo como una posesa. El blog está saturado de esos escritos, algunos publicados y otros, muchos, en lista de espera, como los pacientes. Ahora empiezan mis vacaciones. Debo desintoxicarme. Dejaré unos días en blanco de terapia de choque y después programaré algunas entradas, espaciadas, y sin el habitual mensaje de aviso por mi parte. El que lo eche de menos puede echar la vista atrás y revisar alguno de los más de 400 post que llenan los 14 meses del blog.  Se pueden visitar los enlaces de la zona inferior: las publicaciones del catedrático, las bien pensadas ideas de MA, la no biblioteca de Alejandría,  las recetas con historias de Ysabel y las investigadas desde sus orígenes por Apicius, las geniales cosas que le pasan a Moli, las páginas de arte, con los maestros clásicos y los innovadores proyectos de Javier Comas, las fotografías gráficas de Manolo Torres, y el siempre interesante Brainpickings. No todo será sequía. La segunda semana de Septiembre se abrirá "la semana de "Billete", con sus divertidas colaboraciones, y por supuesto mantendré los cumpleaños correspondientes. De todo ello se encargará el piloto automático.


Son vacaciones para relajarme y alejarme de la rutina. Vacaciones para disfrutar de la libertad de no planear el día, de llevarse por el impulso del momento. Vacaciones de lectura, de paseos, de salidas a donde nos apetezca. Vacaciones de pararse. Vacaciones con House. Sin teléfonos, sin televisión, sin ordenador... y sin conducir.

3 comentarios:

Carmen dijo...

La verdad es que yo soy una asidua al blog. Sé que no tengo mucho tiempo pero lo administro bastante bien y cuando estoy trabajando me dejo la lectura para el sábado y comento de un tirón algunos post de la semana.
Tengo que decir que el blog ha ido mejorando estilísticamente, ya se sabe que para escribir bien hay que seguir escribiendo, practicando y continuar día a día. También sostengo que me identifico mucho más con los post cómicos e irónicos que con los metafísicos que no me van mucho (para los que no lo sepan, saque un 2,5 en el examen de filosofía de selectividad). Mi sentido práctico se niega a leer artículos sobre aspectos intrascendentes para mí cuando además tendría que estar tendiendo la ropa o haciendo la cena.
Los post de los cumples también están muy trabajados y nos muestran una parte de tu personalidad que muchos desconocen ya que el que parezcas despistada no quiere decir que no te des cuenta de todo lo que pasa a tu alrededor. Tu sensibilidad hace que percibas lo que ocurre sin que los demás se percaten de tu presencia; no saben que eres propietaria una cabeza que trabaja 20 horas al día sin descanso.
Lo dicho Grumpy, te echaremos de menos hasta la vuelta e intentaremos desintoxicarnos también para volver con energías renovadas.

Anónimo dijo...

Como he estado sin ordenador 22 días empezaré a leer todo lo que has enviado y disfrutaré como siempre.
Pasadlo de maravilla que os lo mereceis y realmente desconectar viene de perlas.
Besos.
Maria.

Marite dijo...

Hay intoxicaciones mucho más malas que esta. Gracias por compartirla.

Un saludo,