In times of storm and tempest, of indecision and desolation, a book already known and loved makes better reading than something new and untried ... nothing is so warming and companionable. Elizabeth Goudge
Hay una serie de libros que releo de vez en cuando porque me sientan bien, son terapéuticos. No han de ser necesariamente grandes obras, complicadas y profundas. De hecho, cuando lo que necesito es terapia, las condiciones básicas que han de cumplir mis lecturas es que sean amables, entretenidas y bonitas. ¡Oh, sí! La belleza de la narración es fundamental. Ya he comentado anteriormente que Jane Austen se incluye entre mis autores terapéuticos, pero no es la única. A ese mismo grupo pertenecen L.M. Montgomery, Jean Webster, D.E. Stevenson, Joyce Dennis, toda la serie de Barchester de Anthony Trollope y la mayoría de McCall-Smith. En realidad todos ellos poseen cierto renombre, aunque sus textos, salvo Austen, no se consideren obras maestras.
Siento debilidad por L.M. Montgomery, no sólo por mi soñadora Anne of Green Gables sino por todos sus maravillosos cuentos. Son relatos dulces, entrañables, llenos de ternura, que te hacen sentir bien. Son historias de palabras bonitas, tan bonitas que en algún momento hay quien puede considerar que pecan de preciosismo pero, personalmente, eso no me parece ningún pecado. Deleitarse ante un paisaje, una emoción y dejarse llevar es natural. Lo difícil es expresarlo sobre el papel y que el lector sienta ese mismo arrebato. Para lograr su fin se describe con las frases más hermosas, nada es excesivo, nada resulta cursi, salvo que se diseccione en lugar de disfrutarse. Son palabras pensadas para entornar los ojos e imaginar: contemplar los lagos canadienses bajo la neblina del crepúsculo, pasear por un mundo blanco de bosques tallados en cristal, encontrar un jardín abandonado, cuajado de flores y habitado por fantasmas, escuchar el silencio de la naturaleza roto por el canto de los pájaros, vivir en una cabaña solitaria que es, en realidad, un castillo azul de ensueño, y acurrucarse al lado del fuego mientras, fuera, sopla la tormenta. En ese mundo lleno de romance ¿quién se resiste a ser feliz y soñar?
4 comentarios:
Hola, Sol, buenos días; no he leído nada de ese autor, y te he de confesar que la literatura de ese corte no es, precisamente, la que más me atrae. Pero entiendo esa capacidad terapéutica a la que haces mención, y no tengo nada que reprocharle, desde ningún punto de vista, a quien de ella disfruta, pasando de la mala prensa que se le suele atribuir.
Un abrazo y hasta pronto.
En realidad autora, L.M corresponde a Lucy Maud. Es una de las escritoras canadienses más conocidas, de finales del XIX y principios del XX. Sus historias son entrañables, con descripciones de ensueño de los paisajes del Canadá. Ana de las Tejas Verdes es una de las mejores piezas de literatura juvenil que existen, en mi opinión la mejor.
"Tejas verdes" es una traducción inexacta de "Green Gables". Es muy difícil traducir gables, porque no lo usamos en la arquitectura española o hispánica patrimonial. Se trata de esa especie de casita con tejado a dos aguas,adosada al edificio, con una ventana, que se construye bajo el tejado para dar algo más de luz, pero no frío, a una habitación de arriba de la casa.
Se ha traducido por "aguilón", que, en realidad, es el ángulo desde dentro, o por "gablete", que no deja de ser una adaptación del inglés y sólo corresponde a la forma del tejado de dos aguas.
Hace años dirigí una tesis de una profesora de Arquitectura que se ocupaba de esta parte de la construcción, entre otras cosas, y buscó, sin éxito, un equivalente exacto.
La etimología es muy bonita: entra en inglés medio a partir del francés, donde es un germanismo que procede del nórdico antiguo gafl, la palabra nórdica quizás entró directamente en el norte de Inglaterra. En todo caso se trata originariamente del final de dos vigas cruzadas, en una especie de horquilla y luego de cómo aprovechar ese espacio, cerrándolo. La palabra alemana moderna relacionada es Gabel que, como sabes, significa 'tenedor'.
Buenos días Sol he leído tu escrito y tengo que decirte que no he leído gran cosa de esta escritora tan solo (Ana de las Tejas Verdes) porque soy una lectora empedernida y como los libros me han aportado tantos buenos momentos me niego aceptar que alguno de mis sobrinos me diga (tía no me gusta leer) pues pienso que simplemente no han encontrado el tipo de lectura que les atraiga En este caso en concreto fue mi sobrina Estefanía a la cual le propuse un trato yo le regalaba el libro que me parecía más apropiado” Ana de las Tejas Verdes” con una condición yo leería al mismo tiempo el libro que ella para después contarme la historia como ella la entendía y de momento tengo que decir con todos a funcionado unos leen más que otros pero leen que es lo importante.
Un placer leerte amiga, muestras en tus escritos una sensibilidad exquisita.
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