jueves, 1 de septiembre de 2011

últimos coletazos


Ya estoy casi a punto de vacaciones, eso sí, con una última guardia, precisamente hoy, para rematar la faena. De momento la cosa promete: esta mañana los neumólogos le han hecho una fibrobroncoscopia a uno de sus pacientes para descubrir que su disnea también se debía a que tenía un tumor en la laringe, así que el jefe ha decidido que mañana se le hace la traqueotomía. Espero que aguante con los corticoides y no tenga que ir corriendo esta noche a abrirle el cuello. Hace un momento me ha llamado también una de las de urgencias para comentarme el caso ideal de paciente con epistaxis: Rendu-Osler y con Adiro ¿en qué están pensando los que le han puesto algo para que no coagule a un paciente con una enfermedad hemorrágica? Como parece que no sangra, se va a quedar en la urgencia para verle mañana, salvo que vuelva de nuevo a sangrar y tenga que ir antes. En fin ¿alguien da más? epistaxis y disnea, no se puede pedir más. Además, este fin de semana está nuestro gafe gruñón de guardia, así que, espero que mañana por la mañana, y cruzo los dedos para que no sea antes, que sigo yo con el busca, pueda dejar todo zanjado en condiciones para que no haya problemas en el finde. Eso sí, ya me pueden buscar que hasta el 29 no volveré a hacer acto de presencia por esos lares.
Tenemos plantel completo de auxiliares, ya que han vuelto todas de vacaciones. Por supuesto, eso ha incentivado a las Houdines para perfeccionar sus trucos de escapismo. Los turnos de libranza, que se llevan a rajatabla cuando son ellas las agraciadas, se pretendían sustituir por sorteos. El caso es que, por desgracia, ayer no me pude escapar de la Houdini titular, aunque en una primera intentona trató de que fuese mi preferida la que se pusiera conmigo (a mí me faltó saltar de alegría). Para su desgracia, y la mía, no consiguió su propósito, con lo que mi lista de 31 revisiones me la pasé con su ayuda intermitente, y saliendo yo a llamar en más ocasiones que ella. Eso sí, a la hora de sentarse a tu lado, cuando tratas de respirar porque no hay pacientes en ese instante, invadir tu espacio vital y cotorrear como una metralleta sobre su vida y el vacío de su mente, es única. Como si me interesase lo más mínimo, de hecho desconecto de tal manera que soy incapaz de recordar, pese a mi memoria patológica, nada de lo que me cuenta. Otra de las cosas con las que disfruta es con los preoperatorios. Siempre tiene un comentario, por supuesto más largo del que yo haya podido hacer, que mi fama de rápida no es porque me explaye con los pacientes. Por mucho que les cuentes, en general, se enteran de nada y menos, así que es mejor concretar. Con ella, el paciente se marcha de la consulta, habiéndose olvidado de lo que tú le has contado y, con su melodiosa y chillona voz retumbando en sus oídos, que ni los sordos se libran del acúfeno de su incesante verborrea.
Hoy, sin embargo, tenía consulta de nuevos, y las Houdinis, titular y ayudante, han hecho equipo lo que ha conseguido que ambas se librasen de la consulta. Por supuesto todos los médicos nos hemos lamentado amargamente. Y, como colofón, he estado con mi auxiliar favorita, además de una nueva residente encantadora. Es una pena, que este mes que viene una con interés, no vaya a estar. La que tuvimos entre 15 Julio y Agosto tenía ciertas ideas preconcebidas e inamovibles de lo que debía consistir su rotación, y fuera de aquello, no mostró mayor interés (tampoco mucho en lo que ella consideraba que debía aprender). Esperemos que tenga un novio rico que la retire, aunque tampoco es que fuese un bellezón, pero a veces, a los tíos, les gustan las tías raras y confunden inteligencia con particularidad. No sé si tenía tetas, porque no me fijo en esas cosas, pero a falta de belleza e inteligencia, es un factor decisivo para algunos. Yo nunca seré presa de esos.
Esta semana he aprovechado que por la tarde se podía dejar el coche, sin hora de parking, por el centro, para salir a hacer alguna de mis peligrosas excursiones. No he vuelto de vacío, aunque también es cierto que ya eran superofertas. De todos modos, las compras tienen cierto efecto terapeútico antiestress y, a estas alturas del año, estoy necesitada de tratamiento, con lo que mi fuerza de voluntad, débil de por sí para estos temas, se anula, sobre todo a esos precios de derribo. He conseguido resistirme a la pretemporada, salvo por una camiseta, eso sí, de Marella (si es que tienen cosas preciosas). Si alguien quiere regalar una trenca de punto de visón con capucha, preciosa, tienen una allí que es una pasada. ¡Con lo que me gustan las capuchas!. Lo próximo que necesito es un armario (y un hueco donde ponerlo).
El sábado he convencido a mi maridito para irnos a comer por ahí, para celebrar que estamos de vacaciones. Es posible que vayamos al Boccondivino, aunque la duda también se plantea con el Antojo. Con cualquiera de las dos opciones me daré por satisfecha.

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