Me encontré a la nueva resi esperándonos en la puerta del despacho y me fui con ella a la urgencia a ver qué tal seguía el paciente que había dejado el día anterior por epistaxis. Había estado tranquilo y sin sangrar, así que quedé en avisar para subirlo a la consulta en cuanto me fuese posible. Posiblemente después de la traqueo, o eso pensaba.
De ahí al despacho de nuevo. Una vez allí, en sesión clínica, consultamos en el ordenador la historia del paciente de la traqueo. Pese a todos mis desvelos alguien se me había adelantado y había una nota escrita a las 7 de la mañana. Lo primero que leo es "Exitus". ¡No me lo podía creer! ¡Pobrecillo! Esto me enseñará a no precipitarme y querer hacer todas las cosas al instante. ¡Había organizado todo para un paciente que había fallecido! Leo un poco más: la enfermera a las 5 lo vio bien y respirando sin dificultad, a las 6 fue a tomarle las constantes y se lo encontró muerto. ¡Menos mal que no le habíamos hecho la traqueo el día anterior seguramente se habría muerto igual o nos habríamos quedado con la cosa de haberlo rematado con la cirugía!
Avisé de nuevo a todos, para cancelar la traqueotomía (ese proceso es mucho más sencillo y breve que la preparación, con un toque de teléfono a Anestesia y otro a Enfermería se suspende y listo). Nos fuimos a la consulta. Por supuesto pude llamar pronto para ver al enfermo de la epistaxis, que tenía un montón de lesiones de su Rendu-Osler y ganas me dieron de esclerosarlo. Pero con 89 años y a punto de irme de vacaciones, tenía todas las papeletas de Murphy para complicarse, así que me contuve (a veces soy capaz de hacerlo). La primera parte de la mañana fue algo acelerada pero luego se tranquilizó y me pude ir a ver a la bibliotecaria que había vuelto de sus vacaciones. Allí pegamos la hebra un buen rato, tan a gusto, que una parte buena de las vacaciones es recordarlas al contar lo que has disfrutado.
Avisé de nuevo a todos, para cancelar la traqueotomía (ese proceso es mucho más sencillo y breve que la preparación, con un toque de teléfono a Anestesia y otro a Enfermería se suspende y listo). Nos fuimos a la consulta. Por supuesto pude llamar pronto para ver al enfermo de la epistaxis, que tenía un montón de lesiones de su Rendu-Osler y ganas me dieron de esclerosarlo. Pero con 89 años y a punto de irme de vacaciones, tenía todas las papeletas de Murphy para complicarse, así que me contuve (a veces soy capaz de hacerlo). La primera parte de la mañana fue algo acelerada pero luego se tranquilizó y me pude ir a ver a la bibliotecaria que había vuelto de sus vacaciones. Allí pegamos la hebra un buen rato, tan a gusto, que una parte buena de las vacaciones es recordarlas al contar lo que has disfrutado.
En casita, relajada y con casi un mes libre por delante, me eché una siesta antológica como inauguración vacacional. Hablé con mi madre que me comentó que estaban aquí mis tíos, así que quedamos en hacer algún plan. Este, consistió al final en salir a cenar al Thai Gardens: Yam pomelo, Ensalada vermicelli y otra de carne macerada en zumo de lima, echalotas y menta (que me encanta), luego tallarines Pad Thai con gambas (que los hacen estupendos), carne al curry rojo (no la suelo pedir pero era para que tomasen alguno de los curries, en todo caso me gustan más los langostinos al curry verde, la lubina chu-chi o el homok de frutos del mar), y mi plato favorito: Pla Ma Nao (lubina al vapor con picante, y estaba muy muy picante, a A y a mí nos encantó, aunque a los demás les resultó excesivo el picor, claro que están menos habituados, en casa las especias que más se usan, con diferencia, son las del sobre del Guacamole de Old El Paso, que van bien con todo: carne, pescado, verduras, sopa y hasta ensaladas). De postre compartimos mis favoritos: flan de coco (que nos sirvieron una ración más que generosa, más del doble de lo habitual) y mousse de chocolate (negro, un poco pegajoso y no demasiado dulce, perfecto). Comimos tranquilos y tuvimos un buen rato de sobremesa. Salvo que había más ruido del que nos gusta, porque se llenó bastante, por lo demás fue una cena genial.
¡Curioso día! En resumen: final de trabajo sin dormir apenas, para organizar y después cancelar por motivos de fuerza mayor el tratamiento de un paciente sin arreglo. Un comienzo de vacaciones descansado, con siesta, una buena cena en el Thai, bien acompañada y una mejor tertulia de sobremesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario