viernes, 7 de octubre de 2011

Señalización para pacientes peregrinos

Hay muchos pacientes que acuden al hospital con una serie de conceptos más que confusos en la cabeza. No ya sólo se trata de que, al llegar allí, no tengan ni idea ni de cual es el especialista al que les han remitido. Orientarse para encontrar la ubicación de  la consulta a la que se dirigen pertenece por lo tanto al género de la ciencia ficción. En el mostrador de Información, situado en la misma entrada para facilitarles la vida, podrían colgar cualquier otro tipo de cartel que daría lo mismo. Hay unas señoritas muy atentas con un elegante uniforme que debe imponerles tanto o más que el de los militares y no se atreven a acercarse a ellas. Los que, tras armarse de valor, pasan por allí para, tal y como indica el nombre, "informarse" al respecto, son una minoría. La gran mayoría prosigue por cualquier lado y espera a cruzarse con alguna bata blanca por el pasillo para abordarla. Las cuestiones que plantean entonces pueden resultar de lo más peregrinas. Me he encontrado con ejemplos del tipo: vengo a ver a mi cuñada que la operaron ayer, se llama Fulanita de tal. Y te miran esperando que, con esos datos, seas capaz de indicarles, entre las 500 camas del hospital, la de su familiar. Te han dado su nombre y las pista de su parentesco ¿qué más quieres? ¿El servicio en el que está ingresada? Si lo supiesen, tu respuesta no tendría mérito, sería demasiado fácil. Otra pregunta habitual es ¿dónde puedo encontrar al Dr. Menganez? Salvo que sea del mismo departamento que el interrogado o, amigo íntimo del mismo, difícilmente éste podrá darle noticias de su paradero.

El año pasado los pacientes puntuaron la señalización del hospital por encima de 75 sobre 100 (notable). Este año la cosa ha bajado a menos de 40 (suspenso). Eso sí, las señales no han cambiado ni el hospital se ha hecho más grande. Tengo varias hipótesis: la primera sería que se han encontrado menos batas blancas por los pasillos a las que consultar. La segunda es que han cambiado las preguntas de la susudicha encuesta, para hacerlas más "comprensibles" (lo que suele resultar en lo contrario, sobre todo si las respuestas van tipo casillas de test multiopción). Otra explicación podría ser que han escogido como muestra a los pacientes que les asaltaban por los pasillos en busca de guía (ya de paso... si no le va mal.., y claro, el pobre hombre que lleva media hora perdido y ha leído todas y cada una de las señales del hospital sin encontrar la suya, decide dejar bien clara su opinión al respecto). También podría deberse a que hayan entrevistado a los que iban a oftalmología. La ubicación de esta consulta es un alarde de previsión planificadora. El servicio en cuestión está ubicado en el último rincón del hospital, así que, la mayoría de sus pacientes, cortos de vista, andan perdidos sentados en la sala de espera equivocada. Eso sí, cuando es alguno de tus pacientes el que, al confundirse, ha terminado por error en la salita de ojos, te preguntas cómo se las ha ingeniado para conseguirlo. Para ello ha tenido que atravesar previamente la sala de espera correcta, pero está claro que, en vez de detenerse en ella, decidió seguir las escaleras y los pasillos hasta que se acabó el hospital y, una vez allí sentarse a descansar mientras esperaba a que le interpelase algún alma caritativa al verle pasar allí las horas inmóvil. Total, como más lejos no podía ir cabía que, la susodicha alma se dignase a acompañarle hasta dejarle correctamente ubicado. Si un paciente de ojos encuentra la sala a la primera, es un criterio mayor de que  no le ocurre nada en la vista o, la otra opción: la cirugía de sus cataratas ha sido todo un éxito. Igualmente bien pensado se encuentra el Sº de Traumatología: sus pacientes, armados de escayolas, muletas y, los más afortunados con sillas de ruedas, sólo tienen que dirigirse a la sala que se encuentra un piso inmediatamente por debajo de la de Ojos.

1 comentario:

Eulàlia dijo...

Doy fe y es más sufro a los perdidos...

Entran en la Biblioteca Médica, previo haber pasado por una puerta cuyo rótulo informativo dice: "BIBLIOTECA: acceso permitido a los profesionales del centro, estudiantes y personal acreditado".

Llegan a mi despacho. Otro cartel en la puerta: Bibliotecaria. y aún así preguntan: -"¿perdone sabe donde está la C2-3-2?"

Otros mientras una escapa para ir al baño, se abalanzan sobre tí y preguntan por la consulta del Otorrino. -"siga por este pasillo, caballero hasta que vea escrito en la puerta ORL"... ¿ORL?, ¿ORL?... ¡lo que les faltaba!

En fin lo dicho. Doy fe.