No hubo ninguna epifanía, ninguna revelación, ningún momento de verdad sino un acúmulo de mil desaires, de mil humillaciones y de mil momentos olvidados que provocaron mi indignación, despertaron mi rebelión, instigaron el deseo de luchar contra el sistema que oprimía a mi gente. No hubo nigún día en particular en el que me dijese: A partir de ahora me consagraré a la liberación de mi gente; en vez de eso me encontré haciéndolo, y no podía ser de otro modo.
La Libertad es indivisible, las cadenas de uno eran las cadenas de todos, las cadenas de mi gente eran mis cadenas.
Nunca me ha preocupado el interés personal. Una persona no se convierte en luchador por la libertad con la esperanza de ganar un galardón.
Inconscientemente, según permitimos que nuestra propia luz brille, autorizamos a otros a que hagan lo mismo. Tras liberarnos de nuestros miedos, nuestra presencia libera automáticamente a otros.
Sin lenguaje no se puede hablar con la gente, ni entenderlos, no se puede compartir sus esperanzas y aspiraciones, comprender su historia, apreciar su poesía o saborear sus canciones.
Una Nación no debe ser juzgada por como trata a sus ciudadanos más importantes, sino a los menos afortunados.
Soy fundamentalmente un optimista. Si me viene por naturaleza o por cultivarlo, no sé decirlo. Parte de ser un optimista es mantener la cabeza orientada al sol y mover, al mismo tiempo, un pie hacia delante. En muchos momentos mi fe en la humanidad se puso a prueba, pero no me rendí al desaliento. Esa vía sólo lleva a la derrota y a la muerte.”
Nadie nace odiando a otro por el color de su piel, su trasfondo o su religión. La gente debe aprender a odiar, y si pueden aprender a odiar, pueden ser enseñados a amar, porque el amor es algo más natural que su opuesto. La bondad humana es una llama que puede esconderse pero no explicarse."
Nelson Mandela: " Long Walk to Freedom ".
2 comentarios:
Tal vez un homenaje a Nelson Mandela pueda ser ver la película "Invictus" y/o leer "El factor humano" del periodista británico Carlin en el que está inspirada.
Al iniciar este viaje a Estados Unidos me traje como uno de los libros de lectura "Infancia" de J.M. Coetzee, donde se recoge la infancia del autor en varias ciudades de Sudafrica en los años 50.El ambiente social que se deja entrever en la narracion, con fuertes separaciones entre nativos, afrikaners e ingleses, me hacia recordar el problema de fondo de la pelicula "Invictus". Que la imagen de Sudafrica haya cambiado a los ojos de todo el mundo en los ultimos veinte años es merito indiscutible a Mandela.
(Con este teclado no me salen los acentos. Lo siento)
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