miércoles, 13 de agosto de 2014

Muhammara

Hace tiempo guardé esta receta, original del Comidista, con la intención de probarla. En la versión del periodista, que por algo tiene un blog de cocina, se asan los pimientos y se cuece el zumo de granada junto con azúcar y un chorro de limón para preparar el sirope casero. Me conozco y sabía que de ese modo la pereza podría conmigo y jamás me pondría a ello, así que me las ingenié para simplificar la receta. A pesar de mi plan, siempre me faltaba alguno de los ingredientes. Sé que pensaréis que se trataría del sirope de granada, pero no, unas veces eran los pimientos y otras las nueces. El sirope de granada lo compré cuando lo encontré en una tienda de productos árabes a la que había entrado para cotillear, o culturizarme. Mi curiosidad sólo se sació en parte, muchas de las etiquetas de los productos conservaban su grafía árabe original, sin pegatina de traducción, por lo que había que guiarse por los dibujos, no siempre presentes ni siempre explicativos. Supongo que los egipcios con los jeroglíficos se encontraban con frecuencia en esa misma tesitura. El surtido de tés era impresionante, aunque no pudiese descifrar las diferencias entre una y otra variedad. El sirope árabe resultó ser alemán, y por tanto comprensible para los países de la comunidad europea. Al verlo me vino a la cabeza su participación en este plato y, en previsión, me hice con una botella. Exprimir zumo de granada natural se me antojaba una tarea heroica.

Un día, por casualidad, descubrí el sirope olvidado en un estante. Recordé que en la nevera había un paquete pimientos asados, frustrados de esperar a que les encontrase un uso. Coincidió que no me venía mal salir a comprar algunos básicos y apunté, mentalmente y con muchas posibilidades de olvidarme de ello por el camino, ya había sucedido otras veces, una bolsa de nueces. En esta ocasión, supongo que porque la lista mental era pequeña, me acordé de las nueces. Al llegar a casa, y en contra de mi costumbre habitual de dejarlo para otro momento, agarré la batidora y me entregué al experimento. Estaba claro que los hados estaban de mi lado (o de los del plato).

MUHAMMARA
Ingredientes
2 pimientos rojos grandes para asar (o 1 bote de pimientos asados)
100 g de nueces peladas
1 trozo (de unos 3 traveses de dedo) de pan o un par de rebanadas de pan de molde integral.
2 cucharadas soperas de sirope de granada (en tienda de dietética o de productos árabes)
1 diente de ajo
1 limón
1 cucharadita de comino
1/2 cucharadita de guindilla roja seca picada o en copos
Aceite de oliva
Sal

Preparación
1. Si se van a usar pimientos frescos, precalentar el horno a 220 grados. Poner los pimientos sobre papel de horno y asar unos 40 minutos, hasta que salgan ampollas en la piel, dándoles la vuelta a media cocción. Enfriar tapados con plástico (su vapor hará que la piel se despegue mejor). Despepitarlos y pelarlos. Si se usan los de bote sólo hay que abrirlo y colar el líquido.

3. Juntar 2 cucharadas del sirope de granada con los pimientos, las nueces, el pan, el ajo, una cucharada de zumo de limón, el comino, la guindilla y sal. Triturar y añadir 5 cucharadas de aceite de oliva. Tiene que quedar espeso: si no es así, añadir más pan o más nueces.

3. Dejar reposar en la nevera un par de horas como mínimo (está mejor de un día para otro) y servir a temperatura ambiente acompañado de pan de pita. ¿Sugerencias de otros usos? Aliño de ensalada, con pasta, como salsa para el pastel de pescado o con verduras al horno, al estilo de un romescu (al que se parece por el color y los frutos secos).

2 comentarios:

ELVIRA dijo...

Imposible hacerlo en Brasil, pero tiene una pinta estupenda. Como diría el abuelo de Jorge "mmmm, ya huele, ya....."

Sara dijo...

Me gusta. Seguro que la pruebo