miércoles, 4 de abril de 2012

¡FELIZ CUMPLEAÑOS KIKA!


Desde pequeña, mi prima Kika tenía algunas cosas muy claras. Una de ellas era que ella no iba a ponerse un vestido, lo que le supuso una discusión con su abuela, de la que fui testigo, cuando contaba la tierna edad de dos años. Por supuesto ganó la niña. La otra era que quería jugar al futbol. Su padre decidió llevar a su hermano mayor a las pruebas del Real Madrid. Al enterarse la chiquilla, que por entonces contaba con 5 añitos, armó tal expolio que mi tío tuvo la brillante idea de presentarla a ella también bajo el nombre de Manolo. La cosa coló y los dos críos hicieron las pruebas. Quedaba esperar la decisión del club.

Unos días más tarde, sonó el teléfono. Eran los del Real Madrid. Les había gustado mucho el juego de Manolo. Informaron a mi tío que, el menor de sus hijos, había pasado la selección y le dieron una cita para acudir con el niño a hacerle una revisión médica. Lógicamente no iba a resultar tan fácil engañar al doctor, salvo que estuviera ciego, y aquel fue el final de las aspiraciones de mi prima en ese equipo.

No por ello se dejó amilanar. Si en el Real Madrid no había equipo femenino en el Athletico sí que existía, y esa fue la siguiente fase. Por descontado fue escogida para formar parte de es club y enseguida se sumó a los entrenamientos. Además de los oficiales, estaban los extraoficiales, que básicamente consistían en que la chiquilla no se separaba jamás del balón. Ni siquiera el día de su primera comunión, en el que a duras penas consintió en ponerse un vestido para la ceremonia. Se reconcilió con la indumentaria al permitírsele sustituir las enaguas por los pantalones del chandal. Lo que resultó completamente imposible fue lograr que se pusiese unos zapatos, y su calzado del día fueron unas zapatillas de deporte, blancas, eso sí. El balón la acompañó a la celebración en la que, tras reponer fuerzas con el habitual apetito de la familia, se montó un pequeño partido para conmemorar el evento. Durante un tiempo su carrera futbolística continuó imparable y mi prima cumplió su sueño de convertirse en futbolista profesional. Una reticente lesión de rodilla la obligó finalmente a abandonar.

Casi de buenas a primeras, se encontró con que tenía que buscar una nueva vocación. Para no perder la tradición familiar, empezó a estudiar cocina. Los afortunados que hemos probado alguna de sus creaciones, damos fe de que ha heredado el genio culinario de sus antepasadas. Los postres se le dan de maravilla, tanto es así que en su Escuela la han nombrado "Tejera Oficial". Este título paso a convertirse en "Tejera Real" cuando la jefa de pastelería le encargó elaborar una teja especial ni más ni menos que para regalársela a  la familia real. Estoy segura de que en la Zarzuela la disfrutaron como príncipes. Después de aquello fue seleccionada para el concurso internacional de chocolate de Bélgica y ¡ganó! Pese a los galardones y el reconocimiento, el título no se le ha subido a la cabeza. Da gusto, y nunca mejor dicho, contar con alguien con sus méritos dentro de la familia.

¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES KIKA!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

'Yo recuerdo perfectamente la fijación de Kika con el fútbol, y su estupenda manera de jugar; estoy segura que con los postres
será tan buena o mejor que como futbolista (y eso es muy muy bueno).
Deseo que pases un día estupendo y que tenga buenos y bonitos regalos. Un beso muy grande. Sole.'

José Miguel Díaz dijo...

Pues no hemos echado partidillos de "fúrbol" ni nada en la granja.
Una de las cosas que más recuerdo de mi prima Kika es la mítica frase " si señora" expresada con cierto tono gangoso y que tantos problemas me ha ahorrado con mi futura, esa frase es mano de santo. La historia viene de cuando Billete (un abrazoooooo) decidió darle una sorpresa a Kika y llevarla al programa de la Isabel Gemio (Sorpresa-Sorpresa) para que la futbolera conociera a su ídolo Roberto Carlos. Aquello de que tu prima saliera en la tele y sobretodo en un programa de éxito era un flipe y Posti y yo lo grabamos para verlo cuantas veces se nos antojara. La sorpresa también se la dieron a una anciana que era un poco durilla de oído y claro a cualquier cosa que le preguntaba la paciente presentadora esta contestaba: "Si señora"
De ahí el origen de esa salvadora expresión.
Felicidades Kika¡¡¡¡¡

Pacuelo dijo...

Me entra bastante nostalgia al ver cómo los pequeños de la familia se van haciendo grandes. Recuerdo en Carboneras cuando su madre me daba una moneda de 500 pesetas por darla de cenar. Con lo mal que comía la chiquilla no creáis que era una cantidad elevada, más bien justa, aunque la sorpresa venía cuando aquel lindo angelito se lo comía todo requetebien, no sé cómo lo hacía, aunque ya sabéis que habiendo perras de por medio.... ¡¡¡Felicidades Kika, cuánto has crecido!!!