viernes, 25 de enero de 2013

Panes sin horno

Las dos primeras recetas de estos panes son de nuestra auxiliar con vocación de cocinera de la consulta, una joya que vale el doble de su peso en kilates a la hora del desayuno. No es sólo una maravillosa cocinera sino un verdadero encanto, entrañable, cariñosa, paciente y una excelente profesional, con una disposición envidiable. En el entorno laboral, contar con alguien así es de agradecer. No es ella la única que se merece un reconocimiento por su trabajo y su trato, aunque por desgracia también se cumple el dicho de que todas las monedas tienen su anverso. En ocasiones alguna de sus compañeras, perteneciente a este desdichado segundo grupo, víctima de la más corrosiva envidia, abusa de su bondad y su sensibilidad a flor de piel para hacerle pasar un mal rato. Es una lástima que haya gente así de tonta, porque en realidad no es maldad sino mera estupidez. Es lo que hace vivir autoengañado, frustrado en su afán de protagonismo, creyéndose mucho más listo de lo que en realidad se es y sin encontrar en los demás el reconocimiento esperado.

La receta del pan de sartén corresponde originalmente al peluquero iraquí de la época de mi residencia. Cuando pasaba por la planta a afeitar a los pacientes, si se alineaban los astros y coincidía que, en ese momento, los ingresados y la urgencia estaban tranquilos, se quedaba a tomar un café con nosotras. Como es habitual, según la ley de Murphy, las cosas se complicaban los días que traía alguna de sus especialidades para acompañar el café. Eso no impedía que, aunque fuese con una merienda-cena tardía, le hiciésemos todos los honores a su aportación. Tras la comida hospitalaria, y la poco alentadora perspectiva de la cena de similar calidad que teníamos por delante, aquellos exquisitos detalles constituían auténticos manjares. Las habilidades culinarias de las enfermeras, y las agradecidas pastas y bombones de los pacientes, también eran un buen tentempié con el que matar el hambre. No sólo eso sino que contribuían enormemente a endulzar la amarga vida del médico de guardia. Lo que nos servían en el comedor algunos días era ¡tan indigesto! que, en previsión, siempre tenía guardada una caja de cereales en la taquilla de la que tiraba cada vez que el menú, a pesar de la hipoglucemia, era menos apetecible que el ayuno. Inventé la dieta Special K y All Bran mucho antes de que le diesen ningún tipo de publicidad en televisión, aunque en mi caso lo hice movida por necesidades de protección gástrica y no por razones de peso. A pesar de todo mi resistente estómago de antes de la residencia, capaz de aguantarlo todo, se transformó gracias a los continuos ataques durante ese periodo, en un órgano sensible y delicado que me recuerda con sus quejas aquel maltrato (involuntario).

PAN AL VAPOR
Ingredientes
150 cc de agua
15 gr levadura fresca de panadería
250 gr harina
1 cucharadita de sal
Aceite para engrasar.

Elaboración
En un bol grande de los de microondas calentar el agua 1 minuto y medio. Disolver la levadura en ella.
Mezclar la harina con la sal y verterla poco a poco sobre el agua.
Remover y amasar hasta formar una bola.

Engrasar el recipiente que se va a usar para cocer el pan y poner en él la masa. Engrasar la superficie y dejar leudar durante 1 hora (hasta que suba al doble de su tamaño).  Si se va a poner en un cesto de vapor, ponerlo sobre papel de horno para evitar que se pegue.

Poner un recipiente con agua al fuego y cocer el pan al vapor durante 45 min

PAN DE CENTENO AL MICROONDAS
 Este pan es integral, rico en proteinas y con hidratos de absorción lenta por lo que sería apto para dietas (aunque por desgracia no sucede por mismo con todas las salsas en las que remojarlo).

Ingredientes
4 Claras
3 cuch avena
3 cuch centeno
1 sobre gasificante
1 pizca sal

Elaboración
Batir juntos todos los ingredientes.
Verter en un molde para Microondas. Cocer durante 3 minutos a la máxima potencia del aparato.

Nota: También se puede cocer al horno e incluso se le pueden añadir especias: una cucharadita de canela, ralladura naranja o darle un toque dulce con una cucharada de miel.

PAN ÁRABE DE SARTÉN U HORNO
Ingredientes
300 gr. de semolina
200 gr. de harina de trigo blanca
1 cucharada sopera de azúcar
25 gr. de levadura fresca o 8 gr. de levadura seca de panadería
3 cucharada soperas de aceite o mantequilla fundida
3 cucharadaa soperas de yogur natural
Agua tibia (300 gr. aproximadamente)
Sal

Elaboración
Amasar los ingredientes y dejar levar una hora a temperatura ambiente.
Dividir en cuatro partes y darles forma de torta. Dejar reposar los trozos sobre un lienzo de tela o una lámina de silicona.
Una vez fermentado, se puede optar por cocer en el horno (precalentar el horno al máximo y pasados 10 minutos de cocción bajar la temperatura a 200°), o simplemente darles forma de torta para pasarlas por la sartén o por una plancha, idealmente de piedra. En Ginebra había un pequeño puesto en el mercado de Plain Palais y de Carrouge que siempre tenía cola a la hora del almuerzo, y donde preparaban un baba ganoush estupendo, en el que las hacían al momento. Ponían las tortas sobre una piedra caliente, de superficie convexa y las aplastaban con la mano mientras se cocían para luego rellenarlas con falafels, carne o keftas.

1 comentario:

Carmen dijo...

Me parece que ya me llega el olor a pan recién hecho. Mmmmmmm me gustan todos ¡A ver si haces alguno y lo llevas mañana! Jejeje.