viernes, 15 de agosto de 2014

Paloma de Canena


Me perdí mis primeras fiestas de Canena. Hermanísima se fue para allá con mis primas y yo me quedé en la granja con la pata escayolada. Tenía 15 años y me había roto el tendón de Aquiles en Alemania.

Quería ir. Si podía superar, a saltos y con muletas, las piedras de la era y recorrer los caminos y cuestas de tierra de la granja ¿cómo no me las iba a apañar por las calles y escaleras de Canena? No me sirvió de nada insistir, y en la adolescencia se puede ser muy insistente. Se marcharon sin mí y me dejaron en el porche acompañada por los pequeños y mis libros.

Las fiestas se sucedían de día y de noche. Asistí en una ocasión a las de día. Después de oír misa en la Virgen, todos los de Canena y de los alrededores se juntaban para tomar el aperitivo y beber un vaso de Paloma. Recuerdo calor, sol andaluz de mediodía de agosto y gente, mucha gente, gente que había que esquivar para pasar y cuyas cabezas y espaldas me superaban en altura y anchura. Mi visión infantil estaba bloqueada, distinguía el suelo de arena, espaldas, peinetas, mantillas y vestidos de domingo. En un puesto a la entrada repartían vasos de Paloma. Me permitieron probarla. Era dulce, suave, fresca y cítrica. No me dieron un segundo sorbo porque tenía alcohol. No es que yo les cediese el vaso graciosamente, sino que me lo arrebataron de las manos cuando me vieron dispuesta a terminármelo. Nunca le había encontrado el encanto a ninguna bebida alcohólica hasta ese momento, ni el vino, ni la cerveza, ni siquiera el ponche de sangría de mis tías me atraían. Mi bebida era el agua y, sin embargo, esa mañana podría haberme bebido la jarra entera de aquella deliciosa Paloma si se hubiesen despistado. ¡Lástima!

Paloma de Canena
Ingredientes
1 litro de anís seco
2 litros de agua
Medio kg de limones
1 vaso de zumo de limón
3/4 kg azúcar

Elaboración
Verter el anís en un bol o cazuela y mezclar bien con el azúcar, el zumo de limón y los limones pelados en trozos (sin lo blanco). Se le puede añadir una de las cascaras (también sin lo blanco para que no amargue). Agregar el agua. Servir en jarras con hielo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué cierto! Qué frescuray dulzura, casi tanto como leer la entrada y rememorar su olor inconfundible.