¡Felicidades MJ!

Girl Playing Piano by Jessie Willcox Smith

En la granja me gustaba salir a leer al porche por las mañanas, pese al inconveniente que suponía el estar tan a la vista y ser presa fácil para ser cazada y obligada a realizar tareas domésticas. La razón de arriesgarme a esa contingencia se debía a que mi prima MJ se pasaba dos horas ensayando sus lecciones de piano. El instrumento estaba al lado de la ventana por lo que podía leer al mismo tiempo que disfrutaba de la música. ¿Existe acaso un plan mejor?

En una caterva de primos del tamaño de la nuestra, era inevitable que se formasen grupos. Dado que las más introvertidas, con diferencia, eramos MJ y yo y que además, MJ no llevaba muy bien las disposiciones de mi hermanísima (yo ya las padecía bastante cuando no tenía al resto de la familia alrededor), nuestra unión era algo natural. El vínculo entre ambas no era de "inseparables", no lo habríamos resistido, sino que gozábamos de una amplia independencia, acorde a nuestros caracteres. En ocasiones, nuestra asociación se podría incluso denominar "de conveniencia", la unión hace la fuerza y nos evitaba caer en las redes de hermanísima cuando se empeñaba en que hiciéramos algo que no nos apetecía.

La adolescencia nos afectó de formas muy distintas. A mí me creció la nariz y me cubrió el acné (uff). A ella la trató de manera muy distinta: le dio luz a la piel, le perfiló las facciones y destacó sus ojos azules. Se convirtió en un auténtico bellezón, una de esas escasas mujeres de bandera, y lo mismo le sucedió al resto de sus hermanas cuando pasaron por esa fase. En mi opinión creo que se debería realizar un estudio de la familia para averiguar el porqué de ese peculiar rasgo: el gen despampanante. Ese secreto de belleza valdría su precio no en oro, sino en kilates de diamante. Por supuesto, y sin necesidad de dulcificar ni esconder su fuerte carácter, los chicos caían como moscas ante su presencia. Ni que decir que ella tenía las cosas muy claras y era en extremo selectiva.

Cupido la afectó, como a todo el mundo, y el candidato elegido, si bien cumplía una serie de requisitos deseables, no supo valorarla en su justa medida. Su intención era lucirla a su lado a modo de florero, algo para lo que mi prima no servía. La relación progresó con sus más y sus menos, se casaron, pero no vivieron felices para siempre, las diferencias les separaron, aunque antes tuvieron dos preciosos niños con los que mi prima saca toda su faceta de gran madraza y que quiere con locura, tanto como quería a su sobrina.

El fracaso sentimental no la hundió (es insumergible). Cuando se sintió con ganas de compartir su vida con una nueva pareja, sólo tuvo que dar la consabida patada en el suelo para que apareciese un candidato que adoraba cada uno de sus pasos. Entre otros factores, la distancia contribuyó a malograr la relación. No obstante, el cambio la ayudo a recuperar su autoestima. También la dura experiencia sirvió para integrarla más en la familia y hacer más cariñosa su naturaleza fuerte y reservada que, en ocasiones, la ha hecho parecer algo arisca.

¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES GUAPÍSIMA!