La presentación de Javier Comas de su exposición, contada por el artista.
La colección esta dividida en cuatro espacios Enlazez Infinitos, Desenlazes (ambas con esta grafía), The other faces y Ritmos. En Enlazez Infinitos desarrolló la parte más poética de este modo de comunicación. Estas obras no sólo cuentan historias sobre las redes sociales sino que, además, llevan implícita en su forma mi definición del arte. Para mí, el arte debe poseer Técnica y Alma, sin ambas, el arte en si mismo no se sostiene. Estas 24 piezas están realizadas con arteriografías de troncos supraáorticos, los vasos sanguíneos que unen el corazón y el cerebro. Constituyen la metáfora viva de la unión entre la razón (técnica) y el alma (la llama creadora). The other faces, título en clara referencia a la red social “Facebook”, es un espacio más enigmático que intenta plantear un mundo perturbador y misterioso. Es la cara menos amable de las redes sociales. Realizadas con Gammagrafías, representan perfiles confusos y desconocidos que nos invitan a entrar en un mundo desconocido, a veces enigmático, a veces tenebroso. Es el toque de atención hacia las redes sociales, “útiles, pero con ojo”. Ambas son colecciones “vivas” que crecen y menguan en función del espacio donde se ubiquen. Desenlazes, surge como resultado de las dos colecciones anteriores: todo enlace asocia la acción de desconectar, desunir o desenlazar, bien por colapso de la conexión, o bien por la decisión del mismo que, anteriormente, había resuelto unir algo con algo. La última colección, Ritmos, es el nexo de unión de ARS RADIOGRAFITAS 8.0 El bailarín y coreógrafo francés Serge Lifar, (Kiev 1905 – Lausana, 1986), parafraseando el evangelio según San Juan, dijo en la siguiente cita: “En un principio era la Danza, y la Danza era el ritmo. Y la danza estaba en el Ritmo. Todo ha sido hecho por él y sin él nada ha sido hecho.” Estas palabras marcan el nexo de unión de toda la colección y, por ese motivo, las obras se reparten por toda la sala. Realizadas con retinografías, los ojos se convierten en cámaras de una red de vigilancia continua. Observan a los visitantes e intercambian miradas con el espectador. Son también sencillos círculos que, a modo de gotas, caen sobre la quietud del agua calma y permutan su inmovilidad en vida y ritmo.
¿Qué son sino ritmos de unos y ceros el sistema binario que utilizan los ordenadores? Entre ritmos de pixeles y “bit maps” nacen las imágenes que hoy presento ante ustedes.
Javier Comas"
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