Primera fase: su mamá. Recibe distintos nombres, pero todas las sílabas poseen la letra "m" y pueden ser repetidas hasta la saturación: mi mamá, mami, memé- memé. Dura cómo mínimo, hasta la primera cartilla. Supongo que es por eso por lo que los autores de ésta decidieron empezarla con "mi mamá me mima", frase a la que, en su momento, yo no le vi ni pies ni cabeza. Posteriormente comprendí muchas cosas. Supongo que habría sido mucho más complicado empezar a leer con la frase de "mis padres son partidarios de la educación castrense".
Segunda fase: aunque algunos siguen con su mamá, también está la niña-muñeca del cole que pone ojitos. Los varones, acostumbrados a dejarse querer en la fase anterior, continúan con esa actitud e, incluso, pueden compaginar varias novias a la vez. Esto es evidentemente un signo de inmadurez emocional, que no siempre madura.
Tercera fase: fútbol. Esta cuesta aún más de superar que la mamitis. Tanto es así que la mayoría compaginan la pasión por este deporte con las etapas sentimentales que le siguen aunque, con frecuencia, el fútbol tenga prioridad sobre el resto de las facetas de la vida (no sólo las románticas). Si hay partido, es mejor no hacer otros planes para evitar frustraciones. Por supuesto, nunca debe organizarse una boda, ni ninguna otra celebración, el día de un encuentro importante. Tener el calendario de la liga, de la copa y demás competiciones en cuenta a la hora de escoger una fecha es un detalle que los invitados agradecerán.
Cuarta fase: las hormonas empiezan a ejercer su efecto, aquí lo que importa es el tamaño de los atributos físicos de las hembras (son reminiscencias de la lactancia. No se guarda memoria consciente de este periodo pero, en el subconsciente, marca al hombre para el resto de su vida: los amamantados, por la experiencia y, los que no, por su carencia). También pueden estar influidos por los balones de fútbol. No es incompatible con la inmadurez de la fase dos ni, lógicamente, con la tres.
"Frog Prince" Janet & Anne Grahame Johnstone |
Sexta fase ("más difícil todavía", reservada para unos pocos): se aprende de los errores, sin guardar rencor al sexo opuesto (el daño de la perfidia de algunas sobre los débiles mentales puede ser permanente o, simplemente, servirles de excusa). Existe madurez y sensatez, lo que hace escoger una pareja por sus virtudes reales, no las imaginarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario