domingo, 24 de marzo de 2013

La llave de la biblioteca

Soñé con un universo plano, una superficie blanca y sin fin, habitado por unos sabios muy ancianos. Su sabiduría estaba archivada en una biblioteca secreta que contenía todo el conocimiento de los diferentes mundos. En sus libros se recogía el poder que les había dado origen y el que les daría fin, su fortaleza y su debilidad junto con los secretos de cada uno de ellos. El tiempo, la magia, la imaginación, la mitología, los sueños, lo conocido y lo desconocido, los universos paralelos y lo que habría podido ser, todo estaba guardado en el interior de aquellos tomos. Todo era realidad en cada uno de ellos y de salir de ellos también sería real en el resto. Era un conocimiento que no sólo lo preservaba todo, sino que además podía alterarlo y también destruirlo.

Soñé que custodiaba la llave de aquella biblioteca. Los sabios confiaban en mí y tenía pleno acceso a ella. Leer un libro era entrar en él para viajar al mundo que describía. No era una llave clásica, era redonda, dorada y plana. Parecía una moneda aunque mucho más valiosa. Sólo tenía que lanzarla al suelo para que se transformase. Se derramaba a mis pies como la tinta de un nuevo texto, diferente cada vez, se abrían las portadas al caer y yo entraba y pasaba a ser parte de sus páginas.

Unos guerreros ninja, mercenarios vestidos de negro, como sacados de un videojuego, me perseguían. Su Amo quería la llave para acceder a la biblioteca y hacerse con su poder infinito, con el que someter a los mundos y adueñarse de ellos. Para escapar arrojaba la llave y pasaba de un libro a otro, me trasladaba de universo. Podía defenderme, luchar pero nunca matar. Encontraba amigos que me ayudaban por el camino. Si la llave los aceptaba, viajaban conmigo. Desde las estrellas de una galaxia saltaba a un cuento de magia. De guerrera medieval con armadura y espada que cabalgaba por un bosque de frases a lomos de un caballo, me convertía en hechicera y soltaba rayos de luz por mis ojos, mis cabellos y mis manos. Cuando se acercaban demasiado cambiaba de obra y de personaje, debía huir para defender la llave pero antes debía encontrar el punto clave de la historia, la cerradura en la que encajaba la llave para poder descifrarla y aprender así lo que hacer. Era la puerta de paso, se cerraba tras de mí y bloqueaba a mis perseguidores. Nunca sabía qué me depararía el siguiente papel. En una aventura eterna, llena de libros por vivir y descubrir, protegía los secretos de la Gran Biblioteca.

3 comentarios:

Eulàlia dijo...

De bibliotecaria y bibliófila a bibliófila y cuentacuentos, en el silencio de la biblioteca, te susurro al oído: muy buena tu historia Matrix! ;-)
Besos

señora dijo...

Es estupenda la idea y el ambiente en el que la encuadras. Creo que puede crecer.

Anónimo dijo...

Los sueños son el resultado del proceso desordenado de nuestro conocimiento.

Sería bueno un universo plano. Todos, sin excepción, estaríamos al mismo nivel.

Bonito sueño, un beso, JMD.