El pasado viernes, aunque hacía frío, el sol lucía con intensidad. Me abrigué bien y encaminé mis pasos hacia el Retiro para disfrutar de mi primer paseo vacacional. El parque estaba precioso. Aún quedan hojas en muchos árboles, aunque algunos ya tienen aspecto de haber entrado en letargo y sólo los cubre la mortecina corteza, oscura, gruesa y apagada, del invierno. Al lado del lago un saxofonista tocaba jazz para los pocos transeúntes que caminábamos por allí, un día laborable antes de las 11 de la mañana.
Seguí andando. Sabía que había una exposición de una instalación de Soledad Sevilla en el Palacio de Cristal con el sugerente título de "Escrito en los cuerpos celestes". Se trata de una reproducción reducida de las bóvedas del invernadero, hecha de aluminio con paneles de policarbonato añil impresos con un sinnúmero de pequeños símbolos transparentes de puntuación que, al ser atravesados por la luz, provocan la sensación de contemplar el cielo de una brillante noche sin luna.
La obra está montada, como un molde interno, dentro del palacio. Un pasillo por la zona externa refleja, a la vez que permite ver, el parque a través de las cristaleras. Al acceder al interior de la obra, el techo y las paredes se convierten en un singular universo lingüístico, en el que, a modo de estrellas, lucen constelaciones de puntos, comas y asteriscos, salpicados de interrogantes y exclamaciones entre paréntesis de luna.
Por el Sureste el sol entraba con más intensidad, el palacio, aún bajo su influjo, describe su órbita sin llegar a salir del sistema solar. En la parte norte, la luz se tamizaba por las abundantes hojas de color cobre que aún quedaban en los árboles de esa zona y, el contraste de los matices dorados con el intenso azul del fondo, me pareció increíble.
Me encanto. Lo único que me faltó fue que el suelo no estuviese también teñido de azul oscuro para que, al proyectarse en él la luz recortada de los signos, quedar envuelta por sus formas, perder mi referencia con la Tierra y tener la sensación de flotar, inmersa en el insólito espacio.
La obra está montada, como un molde interno, dentro del palacio. Un pasillo por la zona externa refleja, a la vez que permite ver, el parque a través de las cristaleras. Al acceder al interior de la obra, el techo y las paredes se convierten en un singular universo lingüístico, en el que, a modo de estrellas, lucen constelaciones de puntos, comas y asteriscos, salpicados de interrogantes y exclamaciones entre paréntesis de luna.
Por el Sureste el sol entraba con más intensidad, el palacio, aún bajo su influjo, describe su órbita sin llegar a salir del sistema solar. En la parte norte, la luz se tamizaba por las abundantes hojas de color cobre que aún quedaban en los árboles de esa zona y, el contraste de los matices dorados con el intenso azul del fondo, me pareció increíble.
Me encanto. Lo único que me faltó fue que el suelo no estuviese también teñido de azul oscuro para que, al proyectarse en él la luz recortada de los signos, quedar envuelta por sus formas, perder mi referencia con la Tierra y tener la sensación de flotar, inmersa en el insólito espacio.
4 comentarios:
hasta cuando esta la exposicion? por favor me gustaria tanto poder ir a verla...Gracias ¡¡¡¡ Maria.
Datos de interés:
FECHAS: 10 de noviembre 2011 – 29 de abril de 2012
LUGAR: Palacio de Cristal, Parque del Retiro
ORGANIZACIÓN: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Después de casi levitar con la lectura del artículo sobre el Palacio de Cristal, no queda más remedio que ir a una segunda levitación in situ. Suerte que quedan fechas para poder disfrutar de tan increíble espectáculo. Muchas gracias por una información tan sugerente. De "Señora"
Ay, primi! ahora que he leído esto voy a tener que ir otra vez, porque no había visto yo tanto. Pal ;D
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