martes, 13 de marzo de 2012

Los 7 ¿pecados? capitales

Vivir dentro del ámbito de la sociedad conlleva la necesidad de ceder ante los demás. Durante siglos, la religión, en cualquiera de sus modalidades, desde los chamanes y mágicos curanderos de las primitivas tribus hasta los grandes Papas del catolicismo, se ha servido del miedo a lo desconocido y a los misterios del "más allá" para crear una serie de reglas con las que controlar a sus miembros. Durante largos periodos el poder ostentado por la Iglesia ha sido más de índole político que místico. Sirvan de claro ejemplo los Estados Pontificios, con sus Borgia y sus Medici, la "Santa" Inquisisión y el cardenal Richelieu, entre otros muchos.

La mejor manera que la Iglesia encontró para elaborar leyes que rigiesen el comportamiento del hombre fue tratar de abolir sus instintos animales primarios. Los etiquetó de pecados capitales y les asignó el castigo de arder en las eternas llamas del infierno. Los herejes y las brujas no tenían que esperar tanto, ya se encargaba el Inquisidor de quemarlos antes de que que alcanzasen el mundo de Hades.

Al desglosarlos y estudiarlos con detenimiento se observa que, la "avaricia", es la base de la economía de cualquier estado. La diferencia entre capitalismo y comunismo consiste en que, en el primero, es el afán de los ricos por tener más lo que mueve el dinero y, en el segundo caso, son los pobres los que quieren tener lo de los ricos, para lo cual "distribuyen" los bienes de estos, no muy equitativamente que se diga. El problema surge cuando no queda nada más que repartir, porque ya han acaparado todo. Está claro que, en el primer caso, la cosa funciona mejor por un motivo muy sencillo: la "envidia", que logra que uno se esfuerce por superar al vecino.  La "soberbia" es lo que le hace lucir lo conseguido y pasárselo por delante de las narices al resto. De este modo, también estimula al susodicho vecino a envidiarle y cerrar el círculo.

La "pereza" es una situación de bienestar en estado puro. Básicamente se trata de disfrutar de no tener obligaciones y descansar. Al parecer, sí que está permitido caer en este tipo de tentación durante las vacaciones, independientemente de lo largas que éstas sean. Los judíos, en una muestra de inteligencia, en vez de catalogarla como un pecado, la impusieron como una obligación con el Sabbath. Está claro que resulta paradójico que, lo que es pecado en una religión constituya un mandato en otra que, para más inri, tiene el mismo Dios (aunque sin hijo). La "gula" es otro que tal baila, se tolera para las festividades de índole religiosa. En el mismo Sabath uno se pone tibio en la cena, así como en las celebraciones relacionadas con la Pascua (en la que se escoge el lechal en su mejor momento) y, cómo no, la Navidad. Cocinar bien y con gusto es una virtud, por lo que, lógicamente, comerse lo preparado, no puede ser ningún vicio.

La "lujuria" deja de ser pecado cuando el sexo tiene lugar dentro del matrimonio. Claramente esta es una regla derivada de la sociedad y de la familia. Está en los genes de todos los animales el instinto de perpetuar la especie y, los humanos, de momento que se sepa, somos tan animales como el resto. A veces incluso más, sobre todo si nos dejamos dominar por la "ira", que es un pecado en el que es fácil caer y del que uno se arrepiente cuando se deja llevar más allá de los límites del civismo. Dentro de estos límites, conviene tener algo de genio que, además de proporcionar un buen empujón de adrenalina con el que sobrevivir, también evita el que se caiga víctima de los atropellos de los avariciosos.

Por este post, y algún otro, habría terminado condenada de la hoguera hace unos siglos. Actualmente creo que sólo me arriesgo a la excomunión.

4 comentarios:

JC dijo...

¡Verdades como puños! Me alegra saber que estamos tan cerca.

Rafa-MrMagoo dijo...

Te arriesgas a la envidia de los que no ecriben tan bien, a la ira de los que no estarán de acuerdo, ... tienes el peligro de acercarte a la soberbia ....Ah, y espero que la lujuria te acompañe durante la semana, pero yo por mi pereza lo dejo aquí.

Anónimo dijo...

¿pude el envidioso dejar de forma voluntaria de sentir envidia? bastante sufre ya el pobre para que encima sea pecado; el castigo de la gula ya sabemos: los michelines que en una sociedad de perfeccionismo fisico suficiente es. Ni que decir de la ira, tragarsela provoca úlceras de estómago e imsomnio.
La soberbia? ¿no es un sentimiento de sobrevaloración de uno mismo que a veces es muy positivo para avanzar?

En fin creo que aquello que no se puede evitar o que no hiere a otros no puede encima ser pecado y sobretodo cuando generalmente si daña lo hace sobre uno mismo.
Nunca me gustaron los PECADOS CAPITALES.

Elvira dijo...

Los pecados capitales también tienen sentido si partimos de la idea del ser humano como ser racional que se distingue del animal por su capacidad ética y su capacidad de autocontrol. Y la satisfacción que da después de mucho esfuerzo lograr no caer en algunos de estos pecados? Y lo mal que sienta atiborrarse de chocolate? Creo que el problema esta en la hipocresía social que acepta determinados instintos como parte de la organización, ya sea el capitalismo puro o la dictadura proletaria....

Vaya post polémico! Besitos