Paula Romani |
Fase 1: el tonteo de la seducción. Se llama tonteo con razón ya que la incertidumbre y las inseguridades propias de la adolescencia pueden dar lugar a situaciones bochornosas.
Fase 2: la idealizada luna de miel del noviazgo incipiente en la que todo es perfecto (mi angelical prima lo denomina de otra forma). Si no es así, si los problemas surgen en este periodo en el que se está totalmente cegado por la deslumbrante presencia del otro, significa que aquel no está igualmente deslumbrado y difícilmente se pasará de este punto. Si algo así ocurre en el primer mes, la relación queda sentenciada.
Fase 3: el noviazgo real en el que la venda, al desgastarse, deja entrever la realidad del otro. Esa visión, en ocasiones, puede arrancar la susodicha venda de cuajo.
Fase 4: la consolidación de la relación. El círculo social se centra en la pareja, los amigos son comunes y se "relegan" a un segundo plano. Algunos lo comprenden y otros se lo echan en cara a la "parejita".
Fase 5: el compromiso. Se planea un futuro en común. Llegamos al momento en el que los amigotes "olvidados" esperan que les sea compensado el abandono sufrido durante todo ese periodo. Es la justificación de una noche de juerga loca: la de la "despedida de solteros". Son los demás los que sienten la necesidad de marcar ese evento y machacan a los novios con sus ideas al respecto. Lo cierto es que, la verdadera soltería se pierde en el camino entre la tercera y la cuarta etapa.
Fase 6: el matrimonio (de momento los protagonistas del día aún están liados con los preparativos de la boda, así que hablaré de ello en otro post).
1 comentario:
Menudo repaso le has pegado a todo el proceso. Visto así, tan bien explicado, parece hasta fácil llegar hasta el último estado.
Un beso Grumpy, que sepas que nos acordaremos esta noche de ti y de House.
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