"Fence Walking" de Paul Sisson |
Es un consuelo saber que, cuando nos encontramos con un imbécil, existe alguien en el otro lado del espejo que contrarresta su estupidez. El problema es que puede que a ese no nos lo encontremos nunca, aunque las posibilidades de hacerlo sean, en teoría, las mismas que para el idiota en cuestión. Luego llega Murphy y lo estropea todo y lo que en realidad sucede es que nos encontramos una segunda vez con el tonto de turno. Es curioso que a la hora de evaluar el cociente intelectual, en general la impresión que se obtiene es que hay muchos más necios que listos, cuando debieran de estar equilibrados. Por mucho que se empeñe la curva, creo que Einstein tenía razón y la estulticia humana es infinita.
La felicidad y la tristeza también se reparten cada una de ellas un lado de la gráfica. Afortunadamente la mayoría se encuentra en la zona voluminosa de la campana, la enfermedad surge a acercarse a los bordes, llámese ciclotimia cuando se oscila como un péndulo entre un lado y otro, depresión (los de un extremo) o manía (los del otro). Hay casos desesperados en los que el salto se produce entre los límites más alejados de cada lado y el pobre paciente se encuentra en una permanente cuerda floja en la que alterna temporadas hundido en el más profundo de los pozos con épocas de exaltación de pura euforia descontrolada. Ambas resultan igualmente peligrosas. Del desasosiego paralizante que acompaña a su melancolía pasa a perder la noción del riesgo y la perspectiva de las cosas: comprar, vender, gastar, viajar, conducir en dirección contraria prescindiendo de los límites de velocidad, noches sin dormir... Es inagotable y agotador.
El ansiado equilibrio está en el término medio. Claro que lo de "ansiado" es discutible. Se plantea la pregunta de si ¿es lo mismo media que mediocre? Para los que están en el lado izquierdo de la gráfica, la respuesta es un no rotundo. Sin embargo, ¿cuántos reconocen estar en ese lado? La apreciación personal de la valía de cada uno no suele concordar con la opinión del resto del mundo al respecto. No creo que nadie cambiara el lado derecho de la campana en lo que a inteligencia, optimismo, felicidad y salud se refiere por ese hipotético lugar de honor. Aún encontrándose en ese supuesto, el coincidir plenamente con el punto concreto en cuestión tampoco permite cantar victoria. El balancín que lo determina es en exceso sensible y la carga de cada extremo varía continuamente. Deslizarse hacia los lados resulta mucho más fácil que recuperar de nuevo el ansiado centro, y la experiencia demuestra que caer hacia la izquierda es infinitamente más sencillo que hacerlo hacia el de los favorecidos, aunque la estadística, que curiosamente es la disciplina de las ciencias exactas dedicada a lo inexacto, no lo perciba así.
1 comentario:
Ingenioso artículo, aunque todo no reduce a la estadística y harían falta muchas campanas de Gauss para describir la realidad que es mucho más compleja. Se puede ser brillante pero egoista, inteligente pero mala persona y necio pero con buen corazón. Lo agradable o desagradable, lo querido o no deseado varía con los gustos y las opiniones de las personas. A veces el estar montados en la cima de la curva junto con la mayoría de los que nos rodean, no tiene aliciente para nosotros y preferimos ser un poco "raros" situándonos en los extremos para diferenciarnos de los demás y ser más nosotros mismos. Ser menos superficiales, más creativos, más humanos, menos borregos, .... son opciones personales que nos sitúan en los bordes de alguna de las campanas que podemos utilizar para compararnos.
Me encanta tu blog, que tras estas vacaciones intentaré visitar periódicamente. Gracias por visitar el mío. Saludos, Manolo.
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