sábado, 8 de diciembre de 2012

Carisma

Retrato de una Dama- Julio Romero de Torres
¿Dónde reside el secreto que induce al mundo a seguir incondicionalmente a determinadas personas? ¿Qué cualidad poseen estos que, vayan donde vayan, son inmediatamente aupados al centro social y se ven rodeados por toda una corte de seguidores espontáneos? ¿Cómo logran destacar entre la multitud?

Realmente no sé cual es la base del carisma. No lo poseo y, lógicamente, no me sirve de nada el análisis de mi personalidad para determinar sus fundamentos. Una cosa está clara: es algo innato, no se aprende ni se enseña. Forma parte de la naturaleza del afortunado. Tratar de forzarlo es garantía de fracaso. Es un don que facilita la vida de su dueño, al menos dentro de las posibilidades de asistencia de los que le rodean.

No todos presentan las mismas cualidades, aunque sí todos gozan de un encanto que les hace brillar. Algunos transmiten alegría con su mera presencia, irradian vitalidad. Su entusiasmo arrastra a los demás, sin resultar apabullante. Sin embargo, otros lo que poseen es una serenidad reconfortante y su calma es capaz de moderar situaciones de tensión. Su mirada conquista y su sonrisa es contagiosa. Algunos son extraordinariamente inteligentes, pero ese tampoco es un rasgo común a todos y son muchos los individuos inteligentes excluidos de este grupo, al menos en lo que se refiere a inteligencia académica.

¿Son siempre sociables? Pues la verdad es que en grados muy distintos. Los hay desde tremendamente expansivos, capaces de mover masas, a estrechamente selectivos, que sólo se rodean de un círculo muy íntimo al que el resto del mundo desea pertenecer. Saben acomodar su espacio vital al del resto, aunque es cierto que al resto no le importa compartir con ellos el aire que respiran, se sentirían privilegiados por ello. Tienen atractivo, aunque su belleza no resida en la perfección de sus rasgos o en su irresistible sensualidad (aunque de todo hay). ¿Es que acaso se sienten siempre seguros de sí mismos? Aunque en general eso parece, también son humanos y pueden hacer gala de inseguridades o de flaquezas en su carácter, pero eso no merma sus méritos sino que sirve para acercarlos más al resto de los desfavorecidos mortales. Es el séquito el que se siente cómodo y seguro ante su presencia. No avasallan, sus gestos no son bruscos ni excesivos, son invariablemente corteses, allá donde vayan siempre son deseados, y bien recibidos, y nunca jamás molestan.

¿Alguien sabe cómo lo consiguen? ¿Es acaso que el resto percibe que, pese a sus defectos, se encuentran cómodos en su pellejo y tienen recursos para salir siempre a  flote y, al igual que yo, desean descubrir el secreto para lograrlo? Sólo me queda pedir que el que lo sepa, que por favor lo comparta.

Para Ahiara

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué bonito!!! Me encanta! hoy te veo!.
Tu prina Pal