sábado, 27 de julio de 2013

Athos

Athos es el héroe romántico de novela por excelencia. El mosquetero más noble, cortés y reservado. Es directo y gentil, siempre sincero, sin dobleces ni intenciones ocultas. Un hombre que esconde tras sus silencios un doloroso secreto que le atormenta. Un hombre enamorado del amor hasta el punto de idealizar a su amada y no poder olvidarla pese a descubrir su engaño y su tremendo error. Un hombre tan íntegro que incluso tras actuar con justicia, se siente culpable y no puede perdonarse. Sin embargo, su sentimiento de culpa no le convierte en un ser amargado que contagia su tristeza a los que le rodean sino que, al contrario, sus actos se encaminan a engrandecer su espíritu y su valor, a superarse y a ganar nuevos méritos con los que compensar el daño. Busca consuelo en la soledad, no desea ser compadecido, de él depende su fortaleza. Tiene momentos de flaqueza que le hacen tocar fondo pero, una vez que terminan, busca el modo de no volver a caer de nuevo en ellos.

Cada aparición suya en las páginas del libro se acompaña de un estremecimiento del corazón, de una combinación de congoja y exaltación. Congoja por su desengaño, el desencanto que le impide amar de nuevo y exaltación porque su generosidad innata despierta el deseo de abrazarle y hacerle ver que el amor real existe y que supera con creces al platónico, que compartir la vida con la persona adecuada es algo maravilloso. Athos es un personaje entrañable que merece ser correspondido con la misma pasión que él siente para hacerle recobrar la confianza en el amor y que sea feliz de nuevo.

House es mi héroe romántico personal y, en este caso, la realidad supera la ficción. Es tan íntegro, bueno, justo y generoso como el mejor de los mosqueteros. Tiene el misterio de los héroes de novela, un misterio que no oculta un oscuro secreto sino que según se revela muestra un poco más de su grandeza. Su atractivo es no sólo evidente sino profundo, de esa profundidad que otorga prestancia y que aumenta con el tiempo ya que reside en su inteligencia y en lo arraigado de sus valores. A diferencia de Athos, House no vive un romance pasado, sino que su amor está presente, lo comparte y se deja querer. Con él el corazón no se estremece por la congoja, sino por la felicidad.

Me encanta esta cita que demuestra que el amor no ciega, sino que abre los ojos:

El amor es el único modo de captar lo más profundo de la personalidad de otro ser humano. Nadie puede llegar a ser plenamente consciente de la esencia de otro ser a no ser que lo ame. Su amor le permite ver los rasgos esenciales de la persona amada, no sólo eso sino que también percibe su potencial, aquello que aún no se ha realizado pero que debiera realizarse. Lo que es más, gracias a su amor posibilita que el amado desarrolle su potencial.  Al hacerle consciente de lo que puede ser y lo que sería, lo transforma en un hecho. (Viktor Frankl)


Love is the only way to grasp another human being in the innermost core of his personality. No one can become fully aware of the very essence of another human being unless he loves him. By his love he is enabled to see the essential traits and features in the beloved person; and even more, he sees that which is potential in him, which is not yet actualized but yet ought to be actualized. Furthermore, by his love, the loving person enables the beloved person to actualize these potentialities. By making him aware of what he can be and of what he should become, he makes these potentialities come true (Viktor Frankl).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito recordatorio. Amar no es difícil lo difícil es mantener el amor. Felicidades House un año más.

Un beso, JMD.