Hermanita aprendió a nadar con un profesor de natación. Hermanísima y yo fuimos unas privilegiadas ya que nos enseñó, ni más ni menos, que el Catedrático. Es una pena que por aquel entonces no valorásemos ni su título ni sus métodos. Verle aparecer por la piscina era el mejor incentivo para salir del agua. Posteriormente, en la granja, mis primos hacían lo propio, aunque creo que en su caso era por deferencia, para dejar que el catedrático se bañase como correspondía a su rango: a gusto y solo. Mi padre les invitaba gentilmente a enseñarles a nadar a ellos también pero todos le respetaban demasiado como para permitirle que se rebajase a simple monitor de natación de chiquillos.
Confieso que toda el agua que tragamos al aprender a nadar, la vertimos de nuevo a la piscina en forma de lágrimas. Nos metíamos porque no nos quedaba más remedio, decirle "no" a mi padre nunca ha sido una opción. Acudíamos a la Señora en busca de apoyo, que generalmente no obteníamos. No perdíamos la esperanza de que, aunque estuviese menos cualificada que mi padre, fuese ella la instructora del día.
Resignadas nos metíamos en el agua. El catedrático ponía una mano en nuestra tripa y nos hacía chapotear con brazos y piernas mientra nos "sostenía". Nos pedía que nos relajásemos, pero eso era exigirnos demasiado. Intentábamos desesperadamente sujetarnos a mi padre porque sabíamos que, en cuanto nos despistásemos, su mano salvadora desaparecería y nos tocaría luchar y patalear para no ahogarnos mientras nuestro padre nos alentaba con la frase de: "¿No ves? ¡Ya estás nadando sola!"
Hermanísima y yo sabíamos nadar como peces cuando se construyó la piscina de la granja. Éramos las únicas que no teníamos la consideración de salirnos cuando llegaba el catedrático, supongo que era nuestra prebenda por ser sus hijas.
3 comentarios:
Si os parecíais a la deliciosa niña-globo de la ilustración no me extraña que el Catedrático os soltara rapidamente. ¡No podía perderse el espectáculo!
Un buen método, que ha perdurado en el tiempo y ha dado sus frutos sin duda.
que lastima, que experiencia mas traumatica no? es tan diferente a la mia....tamb me enseño mi padre.
Si claro efectiva si lo fue o nadabas o te ahogabas y visto ........lo visto, nadaste ¡¡¡¡¡
Marie.
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