En algunos casos este proceder se perpetúa aún pasada la infancia. Para ello sólo es necesario que los dos miembros de la pareja se deleiten con esta práctica. Por el contrario, "si uno no quiere, dos no discuten", aunque el uno ponga en ello todo su empeño. Esto puede llegar a resultar frustrante. Sin el sabor de ese aderezo, la salsa de la vida es insulsa y aburrida y, el calor del momento, mantiene la llama encendida.
Por supuesto, al igual que en los dibujos animados, el papel de picajoso y picado se intercambian con frecuencia. Ambas partes se esfuerzan por darle la vuelta a la mayor tontería que se les ocurre. Para entretenerse con la dialéctica de una buena discusión de este tipo, nunca el irritante debe revestir verdadera importancia. Claro que, con frecuencia, los razonamientos no van más allá del de un diálogo de besugos. Para los ocasionales testigos puede suponer una causa de incomodidad. El tiempo les hará ver que no es más que una pauta diferente en el singular mundo de las relaciones y lo tratará como tal. Si son sensatos, lo dejarán correr sin inmiscuirse en los temas de pareja, so pena de ser ellos los escaldados.
3 comentarios:
Muy bueno, nos gustaría ser capaces de plasmar nuestros sentimientos de una forma tan atinada. Iremos comentando los aún no leidos. Bssss a los dos de Y&G
Menos mal que eso de chinchar o ser chinchado en mi casa no pasa..........XD
jajajaja, es verdad, titón, en tu casa jamás...y tu menos que nadie....
Publicar un comentario