martes, 4 de diciembre de 2012

Contras de la huelga

Lady Godiva- John Collier
Hacer huelga está lleno de contras:

De entrada va contra mis principios. No sé si soy una ingenua pero creo que hay otros métodos para arreglarlo. En cuanto los trabajadores están en desacuerdo con la empresa se empiezan a oír las primeras propuestas de huelga. ¿No hay otras formas de rebelarse? Escritos, firmas, denuncias... me parece que son pasos necesarios antes de llegar a siquiera nombrar una huelga. Al trabajar por cuenta ajena a veces deben transigir unos, y dado que los trabajadores, aunque sean más en número son la parte débil, suele tocarles más a menudo que a los empresarios. En ocasiones, aunque muy rara vez, son estos últimos los que hacen concesiones (aunque nunca ceden por completo).

Está el contra dictatorial, ese en el que contra viento y marea se impone mi criterio y basta. Ese es el contra que ha provocado y que parece que, por desgracia, también va a resolver esta huelga. Es el contra también que ha causado la destitución de uno de los jefes de servicio de un hospital de los incluidos en la nueva gestión privada por unirse a la huelga. La excusa: se trata de un puesto de confianza y al parecer eso está reñido con el derecho a la huelga.

Eso nos lleva al contra de las víctimas. En una huelga hay daños colaterales que se intentan minimizar con los servicios mínimos. No se puede pretender que todos los afectados vayan a asumirlo de buena gana. El problema viene cuando las víctimas por perder la batalla son mucho más numerosas que las que implica la lucha. En este caso aunque la huelga la hagan unos, se está luchando por toda la población. Hay que buscar su apoyo pese a que sean los que sufran por la falta de atención. Difícil encontrar el equilibrio: si el perjuicio personal es inmediato y prolongado serán pocos los que se decanten en pro de los huelguistas. Claro que si el plan sale adelante tal y como está diseñado, los más perjudicados, en un futuro no muy lejano, serán precisamente los enfermos más débiles y necesitados.

El contra de la censura, de la falsedad y las mentiras. Hay que manipular a la prensa, los datos, desprestigiar a los huelguistas ante los afectados por su actitud. Se les define como una vulgar panda de vagos y maleantes que no han sopesado bien su decisión (o estúpidos porque no han sabido tomar la más adecuada). Incluso se les ha obligado a los trabajadores de los hospitales que ya pertenecen al ámbito de la gestión privada a que firmen un documento en el que se alaban las bondades y las condiciones de trabajo en esos centros. ¡Me imagino cómo deben de ser en realidad si esa firma ha sido obligatoria so pena de no renovarles el contrato! Ante eso hay que apretar los dientes. Habrá gente que se deje engañar, a fin de cuentas no disponen de todos los datos, sólo de lo que se les cuenta y ¿en quién confiar? Hay que asumirlo, por mucha razón que se tenga siempre habrá divergencias, malinterpretaciones y muchos que no lo entiendan.

Otro gran contra es el momento en el que se demuestra que la huelga tiene tirón. Es entonces cuando aparecen los listillos en busca de medallas. Hay que aprovechar el éxito, la publicidad. No sólo compartir la idea sino apropiársela y convertirse en protagonista. Este es el motivo por lo que los sindicatos fracasan estrepitosamente en las negociaciones: algunos van en busca de la fama personal y no del éxito de sus reivindicaciones. Peor aún es cuando los partidos políticos de la oposición se hacen eco y se colocan en primera línea en las manifestaciones. ¿Por qué han esperado hasta ese momento? ¿Por qué ahí si su lugar de representación está en el congreso? Eso sí, a la hora de la verdad, en las cámaras de representantes, ni abren la boca.

El contra del miedo, de los piquetes, de ser el esquirol. Aunque en medicina se suelen respetar bastante las decisiones personales eso es algo que no sucede en otras huelgas. Si me sintiera presionada, o pretendieran convencerme, sólo me reforzaría en mi opinión. No es necesario discutir, simplemente haré lo que mejor me parezca y dejaré que los demás hagan lo mismo. Efectivamente, como he comentado al principio de este post, estoy tan en contra de la idea de huelga que nunca sigo ninguna (alguna vez debía ser la excepción y la primera). También es cierto que en la tesitura actual las protestas, las grandes movilizaciones le corresponden a los pacientes. Son los fuertes, los que se pueden enfrentar a los poderosos. El papel de ponerles sobreaviso de lo que se avecina ya está hecho. Si creo que debo trabajar, trabajaré, aunque también informaré de lo que sucede. Si creo que he de parar de nuevo, también lo haré. Si estoy plenamente convencida de lo que hago, me importa poco, o nada, la opinión del resto del mundo al respecto. Pese a ello, el hecho de ir contracorriente siempre produce cierta incomodidad.

John W. Waterhouse- Crystal ball
Finalmente está el contra económico. Hacer huelga es una ruina, pero si llegar ahí supone anteponerse a los principios está claro que el dinero se convierte en algo secundario. Más ruina será cuando el dinero de todos vaya a parar a los bolsillos de unos pocos a costa de que la Sanidad se resienta miserablemente. Curiosamente, los hospitales que van a "beneficiarse" de la nueva gestión son los que actualmente presentan los mejores datos económicos (incluso gastan menos por paciente que lo que se ha previsto asignarles, por lo que será muy fácil que resulten rentables).

En resumen, una huelga supone enfrentarse a los principios, soportar la presión, la mentira, la manipulación, el miedo, el oportunismo, la censura, la intolerancia, el despotismo, la rabia y también causa víctimas, incluso entre los que se pretende auxiliar, y ruina. Supongo que los pros están en el futuro, no en el presente. Espero que mis dotes de clarividencia se equivoquen porque lo veo negro y cada vez más opaco.

La Sanidad somos todos, los médicos hemos dado el primer paso y para continuar con la atención los pacientes han de unirse a la defensa de lo que es suyo y dirigir sus quejas a los responsables de esta intriga. Es la única posibilidad de conservarlo.




5 comentarios:

Anónimo dijo...

Acabo de llegar de Barcelona y me dio mucha rabia perderme el abrazo al Hospital. Las fotos que he visto me han emocionado, pero es indignante lo poco que sale en los periódicos, en Barcelona ni siquiera un breve. Solamente en el País del Domingo que compró Fran y que yo leí anoche, se habla claro de lo que quieren hacer. Lo peor es que al leer el artículo da la sensación que ya no hay vuelta atrás. Te sigo animando a ti y a House, para que nos deis la lata hasta el hartazgo. Un abrazo.

Carmen dijo...

Un buen artículo y un precioso vídeo. Ni la sanidad ni la educación pueden ser negociables.

Carmen dijo...

Un buen artículo y un precioso vídeo. Ni la sanidad ni la educación pueden ser negociables.

GPG dijo...

Buen post. Gracias. Bs

cuca dijo...

Un gran artículo, ojala que la situación cambie y todo el esfuerzo de miles de personas haga recapacitar a más de uno.
Un beso