domingo, 2 de diciembre de 2012

La tita también iba en tren

Además de la canción del tren, que la tita Mercedes de Linares nos interpretaba con sus diálogos y voces, recuerdo otro tren de su pasado, del que también nos hablaba. Esta historia era mucho más romántica.  Comenzó con un joven asomado a la ventanilla de uno de los vagones que, al ver a la tita, la saludó al pasar. Ella le sonrió. Al día siguiente, el mismo muchacho, al reconocerla, desde el vagón, le lanzó un ramillete de flores. Repitió el mismo gesto durante varias semanas seguidas. La tita supuso que debía de tratarse de un estudiante porque, al terminar el curso, dejó de verle y ya nunca más supo de él. 

Al recordar esa ilusión de romance, a la tita se le iluminaba la cara. Eso mismo le sucedía cuando nos contaba otras muchas cosas de su vida. Disfrutaba al hacerlo y, según revivía sus experiencias, nos transportaba con ella al pasado. Nos embaucaba con sus sencillas narraciones, que atendíamos sin movernos, casi sin respirar. Poseía un don innato para la actuación, que sólo explotó durante una corta época de actriz de teatro aficionada en Canena. Luego, su fiel público se limitó simplemente a nosotros. No creo que echase de menos la falta de reconocimiento de su talento, ni tampoco que hubiese sido más feliz de haber gozado de fama mundial, más bien al contrario, su entrañable persona donde se encontraba a gusto era en la intimidad de la familia, al recibir el cariño de todos los primos. No necesitaba aplausos sino afecto.

A base de memoria y con la ayuda de Internet, he intentado buscar y completar sus famosas coplillas del tren. No puedo transcribir la dulce entonación de la tita ni reproducir la gracia que ponía en el acento con el que nos recitaba las estrofas pero, según leo los versos, me imagino su expresión y la escucho de nuevo en mi cabeza. 

"EL TREN DE LA TITA"

Como estoy en la sierra metía y no salgo del campo en mi "vía", me asusto de "to". 
"Pa" deciros "to" lo que no sea: mi cortijo, mi casa, mi aldea, mis padre, los perros, los burros y yo.
Pues pasó que una vez fue mi padre a Sevilla a ver a su compadre Frasquito Millén. 
Y me dijo "¡anda vente chiquilla!, ya veras que bonito es Sevilla. Te llevo en el tren."

¡En el tren, ay qué bien, cuántas cosas alegres se ven!

"To" lo nuevo me puse aquel día
Me peiné lo mejor que sabía, me puse una flor.
Y cogimos por fin la "verea", levantando una gran polvarea,
mis padres, los perros, los burros y yo. 
En la sala de espera esperamos, esperamos y desesperamos, "pa" decirlo bien. 
Vimos entrar una gran cafetera, que chupaba por una piquera, y aquello era el tren.

Pero tuve "mieo" y recé cuatro salves y un "creo" subiéndome al tren.

Y eso sin contar que nos llevaron 4 reales por unos cartones tal que "así", sin una estampa ni na.
Y al llegar a la puerta no van y nos dicen:
-"Traiga Ud aquí los billetes. 
-¡Los billetes! 
-Pero nena, si son pa picarlos.
- ¡Pa picarlos! ¡con lo que nos han "costao"! ¡Hazte cuenta que han "tocaó" a banderillas! Estos van enteritos." 
Y nos colamos "pa" el tren.

Y en el tren, ¡ay qué bien!, cuántas cosas alegres se ven, 
pero tuve mieo y recé cuatro salves y un credo subiéndome al tren. 

Y "pa" que contar lo que pasó mi padre pa montarse, porque como el que no sabe, es como el que no ve, allá que vio una ventana y allá que se agarró y ¡aúpa! "pa" dentro. Luego, viéndome aún en el andén, se rascó la cabeza y dijo: "¡"Camará"!, mal está esto "pa" las mujeres".

Cuántas cosas se ven los cristales, "pa" recuerdo dejé las señales ¡mal tiro me den! 
¡Hay que "mieo" más grande Dios mío, hay qué marcha, qué son, que "ruio", que jumo, qué olor!

Y en el tren, hay qué ver, "pa" probarlo una vez está bien, 
pero es mucha tela y otra vez va a subirse la abuela del amo del tren.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo recuerdo perfectamente...Le enseño la copla a mi hermana Pepa y a mi la del hada Azul...y ella nos apuntaba para no olvidar ninguna estrofa...
Sole

Pacuelo dijo...

¡Tantas veces nos cantó estas estrofas, y realmente de lo único que me acuerdo es del estribillo! Me dejaba llevar por los gestos de su cara, la entonación, su interpretación en general, no me hacía falta atender a lo que decía, simplemente verla era un espectáculo.

Anónimo dijo...

Que entrañable Groumpy, con lo sensiblona que soy se me saltan las lágrimas, la escucho a ella y recuerdo la copla, la entonación, los versos y la pronunciación de algunas palabras.
Me alegra y calma pensar que ahora se me puede perder el papelito donde tenía apuntada la canción del tren, la poesía del hada azul y la receta del risol que me fue dando la tita en las tardes de fin de semana cuando bajaba de Madrid. ¡La de veces que se las hemos pedido mi hermana y yo solo para escucharlas y memorizarlas!
Como siempre gracias por estos momentos prima.
Pal