- He vuelto de mi viaje pero, si no te importa mucho, ¿por qué no sigues escribiéndome tus e-mails?
Esta petición me sorprende un poco. Mis e-mails son más largos que un día sin pan y temo aburrir a mis destinatarios con mis diatribas. Es cierto que procuro que mi redacción resulte entretenida, aunque eso implique que no siempre sea un reflejo fidedigno de la realidad. Es la ventaja de no ser periodista: no me tengo que atener estrictamente a los hechos (no es que muchos periodistas actuales sigan esta máxima, el escándalo carente de ética es, sin duda, mucho más rentable). Me permito licencias y exagero situaciones algo absurdas. Aún así, las disparatadamente absurdas no precisan de adornos, la realidad supera con creces la ficción.
Entre los que están lejos, los que se van y los que al volver se suscriben de este modo a los correos, mi lista de corresponsales aumenta paulatinamente. Llega un momento en que me veo incapaz de mantener una correspondencia individual de manera regular. Con frecuencia recurro a escribir correos generales en los que narro las desventuras de turno. Luego hago una selección de fragmentos, un copia y pega (uno de los grandes inventos de la informática) de estos, les añado un breve mensaje personal y lo reviso por encima para adaptarlo a cada destinatario. En ocasiones, con las prisas, esa adaptación y ese mensaje añadido se pierden y el texto final es idéntico para todos. Aunque el mensaje resultante no puede calificarse estrictamente de impersonal, reconozco que en su creación conjunta se pierde buena parte de la intimidad.
La primera vez que escucho esta pregunta no le presto demasiada atención. Tampoco la segunda. A la décima, cada vez sugerida por una persona distinta, me planteo el tema.
"¿Un blog?" Los encuentro con frecuencia por Internet. Algunos son tipo diario, otros son más filosóficos, también los hay culturales: científicos, de arte y de viajes con interesantes curiosidades. Existe una infinidad de ellos sobre cocina, algunos muy útiles para solucionar dudas, otros temas son dietas y medicina alternativa. Aunque me gusta escribir no termino de verme como autora de uno.
"Sí, un blog en el que puedes hablar de tiendas, de restaurantes, de viajes, de libros." Tratan de convencerme por distintos sectores. "También podrías poner recomendaciones, dar ideas de compras, de regalos, explicar trucos de maquillaje, avisar sobre ofertas..." me proponen otros
"No sé si sabría." Me resisto aunque sin demasiada firmeza. Sinceramente mis reticencias se basan en que no tengo ni idea de cómo empezar. El ordenador lo uso para trabajar y para el correo, con eso me basta. No soy ninguna forofa de la informática, ni de la electrónica en general. ¿Qué hay que hacer para montar la página?.
"Es muy fácil", me anima mi amiga MJ que tiene uno propio, "yo te lo creo en un momento y te enseño como funciona."
"De acuerdo", accedo finalmente, aunque no del todo convencida. No soy pesimista pero auguro que va a ser un desastre.
Pienso que el proyecto tardará en despegar. MJ siempre está muy liada y no podrá ponerse a ello inmediatamente. Me equivoco de cabo a rabo en mi presunción. Ese mismo día recibo un correo suyo en el que me pide el título para bautizar mi blog. Me pilla desprevenida. Escojo la frase que figura en el felpudo de la entrada que nos regaló un amigo y, un minuto después, lo tengo listo. MJ lo inaugura con el correo en el que hablamos al respecto (y que posteriormente retoco para convertirlo en una introducción más digna). Hago la prueba. Pongo las recomendaciones del viaje a San Francisco que tengo en un correo: no es más que una lista de direcciones y teléfonos con algún comentario. Verdaderamente es muy fácil. Con un par de instrucciones de MJ me hago con el manejo. Me confío y en uno de mis ensayos me borro a mí misma como autora. MJ me socorre y lo soluciona rápidamente. Me creo una segunda identidad para poder autorrescatarme en caso de repetir el error.
3 comentarios:
Hola, Sol, buenos días; en primer lugar, y ante todo, felicidades por el cumpleaños: dos años (igual que uno, tres ó quince...) solo se cumplen una vez. Chistes malos aparte, es una cifra ya de cierta entidad, y más en este mundo tan volátil del bloguerío. Por otro lado, me ha resultado curiosa la génesis del mismo, no la hubiera imaginado, aunque viendo la frecuencia y profusión con que aparece gente de tu familia entre los comentaristas (hasta un punto en que, en ocasiones, llego a sentirme casi un intruso dejando un comentario...), resulta bastante lógica y coherente. Por lo demás, solo me resta animarte a que sigas en el empeño: personalmente, me gusta cómo escribes, y, además, he de confesarlo, siento cierta envidia (tan admirativa como cochina; es decir, de la de verdad...) ante la regularidad y constancia con que lo haces, es algo, para mí, casi tan valioso como la calidad en la escritura. Y, bueno, ya está, no me enrollo más, que ya me vale.
Un fuerte abrazo y buena semana.
Enhorabuena. No sabes la ilusión que me hace estar en un blog con tanta historia y aceptación. Cada mañana es para mí una ilusión acudir a ver sus entradas y participar si puedo en ellas. Si no lo hago me falta algo. Como el comentarista anterior disfruto con tu forma de escribir, con tus ilustraciones y ocurrencias. Gracias y que lo celebremos muchos años.
pues si no estaria mal volver a restaurantes, recetas, rutas de compras, tiendas con glamour , complementos, ofertas, ideas ingeniosas, que son los post que muchos fans queremos ¡¡¡¡ y te debes a tu publico, jijiji. Marie.
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