jueves, 5 de septiembre de 2013

Eso que no me sale


Aviso: Esta entrada viene a colación de la de ayer, decidí crearme mis propias reglas en función de mis defectos más evidentes. Quizás este código resulte cursi. Con él no pretendo aleccionar. Que nadie se lleve a engaño, soy la primera en olvidarme de seguirlo y sólo consigo aplicarlo de forma puntual, muy puntual, en mis momentos buenos y nunca en los malos. He pensado que si lo tengo escrito lo tendré más presente (o alguien se puede encargar de recordármelo cuando sea preciso)

Talante necesario para explorar bien el mundo (mi propio recordatorio, ahora sólo es cuestión de aplicármelo)


1. Sé cortés y nunca te olvides de sonreír.
2. No hagas lo que no te gustaría que te hiciesen a ti.
3. No escatimes muestras de cariño.
4. No digas lo que no te gustaría que te dijesen a ti pero no te calles las palabras agradables. Resalta los méritos de los demás, seguro que de ese modo descubres más.
5. Disfruta del placer del momento. Todo cambia, todo es nuevo. El mundo está siempre por estrenar.
6. Mira a tu alrededor. Descubre la belleza de lo que te rodea. ¡Es inmensa!
7. Vive el presente, no te adelantes a los acontecimientos. No intentes abarcarlo todo a la vez.
8. Todo tiene una parte positiva, por muy oculta que esté. Fíjate en ella.
9. Aprende de tus errores y también de los de los demás (pero no se los señales, no cometas ese error)y nunca te regodees en la culpa.
10. Disfruta de los tuyos.
11. Sé detallista. La felicidad está en los detalles.
12. Sueña y comparte tus sueños. La imaginación forma parte de la vida.
13. Lee. Piensa. No dejes de lado lo que te gusta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

os 13 puntos nos los debemos aplicar todos,como son tan positivos nos ayudarán a ser más felices y así podremos hacer felices a los que tenemos cerca. Y&G

Señora dijo...

A lo largo de su vida, con otras palabras pero el mismo contenido fue el abuelo Andrés dándonos consejos sobre lo que era bueno y no era bueno que hiciéramos con los demás. Tú ya no lo recuerdas, pero los que vivimos con él se lo oímos muchas veces y nos resulta fácil reconocer su pensamiento. Lo mejor es que en la mayor parte de las ocasiones también era capaz de llevarlo a cabo.