viernes, 7 de febrero de 2014

Agua

Sé agua, decía Bruce Lee. El agua que fluye hacia su destino, que avanza con empuje y con calma. Una corriente que se cuela en los recovecos y limpia los restos depositados de un pasado que no le permiten progresar. Un lago remansado en el corazón de las cosas mientras descansa y se deja acariciar por el sol y el viento. Un  arroyo que salta los obstáculos, que no deja piedra sin remover y que, poco a poco, suaviza sus asperezas. Un río que amplía su cauce para beber de otras fuentes y unirlas en un único caudal, que viaja hacia el océano y se interna mar adentro, sin miedo a profundizar, a alzarse con las olas, a respirar con las mareas.

Sé agua. Refleja en tus ojos el cielo, brilla bajo la luz y titila con las estrellas. Sigue la estela de la luna hasta la orilla y más allá de las cumbres de las montañas. Sé la vida que alimenta las raíces de aquellos que aún no son agua y que permanecen estancados, arraigados a las tradiciones. Disuélvete y siente las lágrimas de nostalgia, de dolor y de tristeza condensada que, al amparo de otras nubes, se desvanecen hasta repiquetear con felicidad. Sé suave como la nieve que cambia el mundo en silencio y resistente como el hielo ante la frialdad glaciar de la insensibilidad que no entiende otro lenguaje. Deja que el calor de la pasión te derrita pero enfría el de la ira para no quemarte, sin añadir leña al fuego se apagan solas las llamas. Sé agua, agua que fluye, que late, que baña la tierra, la refresca y la templa.

3 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Hola, Sol, buenos días. No debe estar mal eso de ser agua. A veces...

Un abrazo y buen fin de semana.

Anónimo dijo...

Vaya! Qué bonito y qué lección para mejorar día a día.
Intentaré ser agua. besos pal.

Manolo Torres dijo...

Toda una joya de texto el que nos presentas. Realmente hermoso y profundo, que nos hace cuestionarnos muchas de nuestras maneras de actuar y de vivir la vida. Saludos, Manolo.