En los barrios de cierto postín se ven cada vez más clónicas cortadas y vestidas por el mismo patrón: mechas rubias, camisas blancas bajo chaquetas sastre en tonos beige y marrones combinadas con vaqueros de firma. Mujeres delgadas e inexpresivas, con la cara tan planchada como la camisa. Se transforman en máscaras. Los rasgos se convierten en plástico sobre el armazón de silicona que los sostiene, los gestos pasan a ser muecas. Las arrugas del labio superior se rellenan y desaparecen a costa de la fijación de éste, que con el peso cae sobre la boca en una cortina de carne que, de perfil, imita el pico del pato Donald y que, al hablar, reproduce el mismo tipo de movimiento que el de este personaje. La naturalidad se pierde, es el precio a pagar por conseguir parecer ¿atractivas? No sólo eso, sino que este ridículo aspecto se ha convertido en una marca de estatus: sin botox, sin cirugía no se pertenece al clan de estirados con pretensiones.
"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que cada uno pueda encontrar la suya." El Principito.
viernes, 11 de julio de 2014
Competencia sexual
En los barrios de cierto postín se ven cada vez más clónicas cortadas y vestidas por el mismo patrón: mechas rubias, camisas blancas bajo chaquetas sastre en tonos beige y marrones combinadas con vaqueros de firma. Mujeres delgadas e inexpresivas, con la cara tan planchada como la camisa. Se transforman en máscaras. Los rasgos se convierten en plástico sobre el armazón de silicona que los sostiene, los gestos pasan a ser muecas. Las arrugas del labio superior se rellenan y desaparecen a costa de la fijación de éste, que con el peso cae sobre la boca en una cortina de carne que, de perfil, imita el pico del pato Donald y que, al hablar, reproduce el mismo tipo de movimiento que el de este personaje. La naturalidad se pierde, es el precio a pagar por conseguir parecer ¿atractivas? No sólo eso, sino que este ridículo aspecto se ha convertido en una marca de estatus: sin botox, sin cirugía no se pertenece al clan de estirados con pretensiones.
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1 comentario:
Hola, Sol, buenos días; veo que coincidimos en apreciaciones acerca de ciertas cirugías estéticas a las que, claramente, les sobra el adjetivo, vistos sus resultados (ya lo sabía, a tenor de tu comentario a mi texto, que, por cierto, aún no he respondido, y me temo que ya se me ha hecho un poco tarde...). Haces un retrato tan ácido como certero de esa realidad que recoges en tus palabras, y aunque así son las cosas, te puedo asegurar que algunos renegamos de ese arquetipo, y no solo desde el punto de vista de su rechazo moral (que también), sino también desde una perspectiva pura y duramente estética. Nunca fui de Barbies y me da a mí que a estas alturas ya estoy un poco viejuno para cambiar de querencias. En fin...
Abrazo fuerte y buen fin de semana.
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