"Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que cada uno pueda encontrar la suya." El Principito.
sábado, 26 de julio de 2014
Un gran salto
Érase una vez una ranita encantadora. No, no era un príncipe encantado. No, tampoco es un cuento de magos malvados, el hechizo al que sucumbió nuestra protagonista era de naturaleza distinta. La ranita vivía atrapada en una de las ramas más altas de un árbol rodeada por un gran abismo. Aunque no les pasaba nada, no confiaba en sus patas a la hora de saltar. Como todas las ranitas, era calva, no poseía los cabellos de Rapunzel para salir de allí. En realidad no contaba con casi nada para escapar, era chiquitina, débil y un poco cobarde. Una joya de animal, pensaréis. Sin embargo también tenía su corazoncito... Quizá hubiera esperanza para la ranita, quizá sólo necesitara un pequeño empujón. ¿Y si no fuera tan pequeño? ¿Qué podría convertir a la ranita en un héroe? ¿Magia? ¡Pero si no hay magos en esta historia!
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