miércoles, 15 de febrero de 2012

Los hados cumplen el 15 de Febrero

El 15 de Febrero es un día de coincidencias. Era el cumpleaños de mi tía Pili. Mi mejor amiga del colegio de mi infancia vallisoletana también celebraba en esta fecha su onomástica y, tras nuestro regreso a Madrid, mi nueva mejor amiga, por una extraña jugada del destino, compartía fecha de nacimiento con la anterior.

Una vez empecé a trabajar, uno de esos pacientes que te obliga a estar diariamente pendiente de su evolución, para conseguir controlar su grave enfermedad, de esos en los que el trato convierte la relación médico-enfermo en un tipo singular de parentesco, también celebraba ese día su cumpleaños. Pero aún hay más: se da la coyuntura de que los padres de House se casaron un 15 de febrero. Se me escapa el porqué de este curioso sino. La única fecha a la que parece ocurrirle algo similar es a la de mi cumpleaños: siempre coincido con alguien, ya sea en clase o en el trabajo, que comparte mi aniversario. Curiosamente no es con nadie de mi familia, en la que los cumpleaños suelen ir a pares. El mío tampoco se puede decir que me pille sola y abandonada: un par de mis mejores amigas cumplen años dos y tres días antes que yo, mi tío Gris cumple el día antes, la hermana de mi abuelo lo hace 2 dos días después y, mi tía Lucky, transcurridos otro par de días más.

Así como con mi amiga de Valladolid el contacto es mínimo, por desgracia la distancia no contribuye al mantenimiento a largo plazo de las relaciones y, pese a ello, algo existe, con la de mi época preadolescente la amistad de ha mantenido pese al paso del tiempo. Las casualidades en su caso no se han limitado tan sólo a la fecha de su cumpleaños. También nos hemos encontrado en las prácticas de estudiantes, ella de Enfermería y yo de Medicina e, incluso, ambas acabamos trabajando durante un tiempo en el mismo hospital, tanto durante mi época de residente y, posteriormente en la esclavitud del contrato de guardias. Su turno importaba poco, al estar yo de guardia 24 horas seguidas, sólo dependía del estado de los pacientes hospitalizados, míos, suyos y de la urgencia. para poder dedicar un rato a charlar.

Ambas cambiamos de hospital con lo que ahora nos vemos muchísimo menos que por aquel entonces. Aún así, ha decidido que soy una buena asesora de compras con lo que, o bien utilizamos el que necesite algo para quedar, o bien directamente aprovechamos la salida como excusa para comprar. En los dos casos nuestros encuentros empiezan con una buena comida y continúan con un agradable paseo entre cotilleos y probadores. En estas fechas confío en que nos toque una de esas puestas al día.

¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchisimas gracias, es un placer contar con una amiga como tú desde hace 31 años.
Disfruto mucho los pocos ratos que compartimos, la verdad es que las comidas y las compras son una excusa como otra cualquiera para compartir unos momentos.
Gracias por estar ahí.
Un beso enorme,
Nuria

Francisco Marcos Marín dijo...

Nuria, con todo afecto te diré que es una lástima que el anónimo autor del Cantar de Mio Cid no nos diera una pista tan buena como este anónimo tuyo. Y además con fecha. A la tita Pili ese detalle le hubiera horrorizado.
Es un día para recordar, en efecto y es difícil sustraerse a la sensación de pena y de impotencia ante el final de algunas vidas, justamente cuando, después de muchas privaciones, estaban realmente empezando a disfrutar.
La tita Pili no tuvo una infancia fácil. Parte de ella tuvo lugar en un colegio con cuyas monjas no congenió, detalle que la distanció de su madre, que sí tenía un feliz recuerdo de su colegio de monjas y nunca tuvo fácil entender las discrepancias. Esas diferencias se incrementaron con los años y las distintas actitudes ante decisiones fundamentales en la vida.
Siempre me alegraré de haberlo reconocido y remediado en lo posible al final y lamentaré no haber tenido la claridad mental de aceptarlo y hacerlo desde el principio. Es cierto que se aprende más perdiendo que ganando; pero lo que se aprende siempre suele beneficiar en la siguiente ronda.
Es muy bueno en la vida mantener el recuerdo de quien fue capaz de ayudar a otros en medio de las mayores dificultades personales y quien, sin abandonar nunca la idea de que a este mundo hemos venido a sufrir lo menos posible, aceptó los malos tragos con espíritu de superación y procuró cambiarlos por goce a la primera oportunidad posible. Mi agradecimiento se extiende también a quien aparecieron en su vida y aportaron amor y comprensión, en medio de la incomprensión de quienes más hubieran debido entenderla, porque también la querían.