sábado, 3 de noviembre de 2012

Buenos malos poetas



Hay momentos tan hermosos que son poéticos en sí mismos. El talento para crear una imagen escrita en el que se reflejen en toda su gloria sólo está al alcance de unos pocos. Si no se es un gran poeta, ¿hay que renunciar a expresar la belleza, la felicidad, la alegría, el amor, la serenidad? ¿Resistirse a guardar en unos versos la emoción de ese maravilloso instante para revivir su recuerdo al releerlos?  ¿Acaso es mejor dejar que se pierdan por vergüenza, por no intentarlo, aunque eso suponga luchar contra la mente que pretende retener de algún modo esa increíble sensación de gozo? ¿Compartir el instante, si es susceptible de ser compartido, o convertirlo en algo íntimo?

Aunque hay cosas inolvidables, también hay otras tan efímeras que disponer de un modo de rememorarlas para saborearlas un poco de nuevo, aunque sea con nostalgia, es lo que, en mi opinión, justifica esos malos poemas. ¿Son sólo malos poetas o, simplemente, soñadores felices?

1 comentario:

Elvis dijo...

Hay que ser muy valiente para enseñar lo que uno escribe, pero con la poesía todavía más. Parece que uno se desnuda públicamente con el miedo de que le descubran defectos o debilidades. Toda mi admiración a los poetas, buenos o malos, pero atrevidos.