miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mafia oculta

Mucha gente se llevaba las manos a la cabeza ante la política de Berlusconi. ¡Si es un mafioso! ¿Cómo es que los italianos no se dan cuenta? Sin embargo no hay que cambiar de país para encontrar claras muestras de la "cosa nostra" en "nuestro" territorio. Por desgracia hay tantos ejemplos que no se puede culpar a uno en concreto.

La mayoría de los políticos cuando emprenden la carrera hacia el poder buscan precisamente eso: Poder. No pretenden erigirse en benefactores del país sino beneficiarse personalmente gracias a su estatus. Un estatus al que acompaña la fama, aunque no necesariamente la popularidad. Si para lograrlo es necesario venderle el alma al diablo, jurar en falso, prometer sin intención de cumplir ninguna de esas promesas vacías, todo eso carece de importancia. Lo importante es llegar. Una vez estén arriba ya se reirán de los pobres ilusos que depositaron en ellos su esperanza. ¿Qué hay que comprar votos? Es fácil ¿Qué no? El PER lo demuestra: ha funcionado durante décadas en Andalucía.

Una vez las urnas erigen al partido ganador, sea el que sea, llega el momento de organizar un gobierno a medida. Hay que asignar los puestos de confianza. Lógicamente ¿quienes más dignos de confianza que los propios amigos? ¿Qué son unos ineptos? Sí, pero dentro de ese voto de confianza que se les otorga se supone que aprenderán (¿o es mucho suponer?). Nadie pone en duda el valor de la amistad dentro de los círculos íntimos, pero poner la amistad  por encima de los méritos, cuando lo que está en juego es el funcionamiento del país es una negligencia. ¿Qué los votantes no comparten esa amistad y preferirían a alguien competente? No deben de tener amigos porque esa elección es incomprensible, pero claro ¿qué sabrá el pueblo de gobernar?  ¿Cuál era esa palabra? ¡Ah, sí! Democracia. Lo que no recuerdo es su significado (nunca se me ha dado bien el griego).

Personalmente lo que vivo más de cerca es lo que atañe al desmantelamiento de la Sanidad Pública. Recuerdo que dentro del programa electoral se incluía una acérrima defensa de éste sistema, tan envidiado por todo el mundo que hasta la misma Hillary Clinton se preocupó por conocer personalmente todos sus entresijos para implantarlo en América. Fracasó (había demasiados intereses en juego), pero eso no implica que no lo admirase. Intereses similares son los que han hecho su aparición en nuestros hospitales y los que se ciernen amenazadoramente sobre el sistema universal y sus usuarios.

A lo largo de su reinado y con la excusa de "soy tonta y no me entero" (excusa que ahora aplica, aunque con menos éxito, la Sra. Botella) Dª Esperrancia creó más hospitales de los necesarios en Madrid. Parece ser que durante el proceso, sus amigos de confianza, familia y cónyuges de sus compañeros de partido, se hicieron un hueco en los puestos directivos de la empresa que colaboraba en la construcción de aquellos centros. Tras terminar con el dinero de las arcas de la Comunidad, sólo le quedaba dar el golpe final: dejar la Sanidad pública en manos de ese grupo privado tan bien relacionado. Para no perder su imagen política nada mejor que retirarse (parcialmente) en ese punto y dejar a un esbirro para que se encargase del trabajo sucio (total nunca había sido más que un Don Nadie). Una buena tapadera, como la transformación en geriátrico de uno de los Hospitales clásicos de Madrid, sería la cortina de humo perfecta que encubriría la astuta maniobra. Nadie se preguntaría cómo un grupo privado iba a obtener beneficios de los impuestos de los ciudadanos. ¿Esos beneficios, dado su origen, no tendrían que redundar en esos mismos ciudadanos? ¿O es que con el tiempo la idea es llegar a privatizar toda la Seguridad Social para que ese dinero ya no provenga de los impuestos sino de una cuota a ese grupo? En ese caso ¿se incluirán en el paquete las pensiones? Si la Sanidad, al menos hasta este momento, nunca ha obtenido beneficios ¿cómo va a empezar hacerlo ahora? Lo primero será ahorrar sueldos: adiós a todos los contratados temporales, adiós a los que están en edad de jubilación y ¿bienvenida? sea una nueva reestructuración de las plantillas, el envío de los caros pacientes geriátricos a los hospitales públicos (de ahí la astuta maniobra de la reconversión), el alquiler de equipos tecnológicos para la derivación de pruebas y el robo de pacientes de otros centros con una estrategia basada en las amenazas, las mentiras y la coacción.

Hay muchas más preguntas, como las que afectan a los puestos de trabajo de los funcionarios por oposición. Las oposiciones de especialistas suceden cada 10 años (o más) y suponen otro vergonzoso ejemplo de mafia en el que no voy a entrar. Anunciar la privatización de hospitales a los pocos día de que haya tenido lugar la elección de plazas es otra jugada rastrera. Estos médicos, que llevan más de 10 años esperando a tener un trabajo estable y abandonar la precariedad laboral ¿van a tener que renunciar al puesto que han elegido y someterse a la disposición de plazas libres en el sistema? o, simplemente, ¿van a tener que renunciar a su condición de estatutario ganada, tras una interminable espera, en una oposición?

Este vídeo me lo envió hermanita y abre una ventana de luz sobre el negro futuro, aunque también pueda ser el lugar por el que huir. 


2 comentarios:

Comas dijo...

Tienes toda la razón!

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón