La trastienda del blog es lo que no se ve: la página de diseño en la que se modifican y se colocan los diversos gadgets, la sección de los comentarios, en la que aparecen todos seguidos y que sirve de compañía al solitario autor cuando éste lo necesita, las curiosas estadísticas en la que se reflejan los países desde los que se reciben visitas y, por supuesto, la parte correspondiente a las entradas. Esta sección de entradas no se limita tan sólo a los posts ya publicados sino que, además, incluye los borradores y los textos ya escritos y programados para el futuro (aunque hasta que ven la luz son susceptibles de sufrir múltiples cambios, sobre todo en la fecha, que se adelanta, se postpone o se encaja finalmente según el humor y las circunstancias del momento).
El blog puede provocar en el lector la falsa sensación de que la autora es una persona tremendamente organizada y ordenada. El mérito de esa impresión le corresponde por completo a blogger, cuyo programa distribuye todo en cajones. Aún así, al observar la página con detenimiento, el lector se da cuenta de que los márgenes y la zona inferior son un compendio de archivos, curiosidades y complementos entre los que es fácil perderse, y eso a pesar de lo estructurado del diseño.
Al meterse en la trastienda reina el caos. Los borradores proliferan por doquier con ideas que no siempre verán la luz. Lo terminado se acumula para evitar ahogar al lector bajo una alud de publicaciones. Se añade más sobre lo ya existente y, para hacerle hueco a lo nuevo, se reprograma continuamente lo antiguo. La vida está llena de momentos aparentemente intrascendentes pero dignos de ser comentados: una frase, un anuncio, una noticia, un libro. La compra, la peluquería, una llamada de teléfono, un trayecto en coche pueden dar origen a un post. Eso por no hablar de los sueños, de la situación del país y su deprimente repercusión laboral, tan desalentadora que a veces es mejor dedicar el pensamiento y la escritura a algo más animado
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Valeria do Campo |
Una bonita ilustración puede despertar una ilusión. Es por ello por lo que en una carpeta del escritorio, aún más caótica que la de blogger (por el simple motivo de que la he creado yo), guardo y clasifico las imágenes que me gustan y que, con la excusa de los escritos, pegaré en el blog. Gracias a esa decoración le quito hierro a las entradas más polémicas y hago más atractivas mis divagaciones (sirva la de hoy de ejemplo). Por desgracia, con mucha frecuencia, yo misma me pierdo en mi propio laberinto cuando me toca buscar en el archivo ese maravilloso dibujo que tan bien casaba con las palabras.
3 comentarios:
¡Qué pena que blogger no tenga una réplica fuera del ordenador y se pudiera utilizar para la organización de armarios, de despensa o de cocina! !Da una imagen tan buena de orden.....! Y desde luego las imágenes parece que están ahí esperando, como de encargo.
Ese lío de trastienda desde luego no trasciende en ningún momento, lo que es un buen mérito (pero no sé de quién).
La vida es como una espiral, como una escalera de caracol, como el laberinto que tan bien conocen los Otorrinos, siempre termina provocando vértigo.
Bonitas ilustraciones las de hoy. Un beso, JMD.
La verdad es que lo del ordenador siempre es "un desorden aparentemente organizado". ¡Menos mal que hay buscadores para encontrar lo que se pierde! La cantidad de tiempo que invertimos en buscar y guardar cosas que a veces ni utilizamos es algo que da vértigo.
De todas formas lo importante es el resultado: ¿Te acuerdas cuando venían visitas y la señora nos decía que ordenáramos la habitación? La apariencia era buena pero si hubiesen mirado debajo de las camas y en el armario...
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