lunes, 25 de febrero de 2013

Talento

En ocasiones uno se siente omnipotente. Craso error, el talento no se reparte de manera uniforme en todas las facetas de la vida. Ni siquiera los que poseen un intelecto brillante destacan en todos los campos. El sobresalir en alguno puede crear la falsa impresión de superioridad. Requiere tiempo, humildad y autocrítica reconocer las limitaciones, algo que no está al alcance de todos. Si no se reflexiona sobre ello se corre el riesgo de pretender abarcar demasiado y fracasar. Esto desencadena un estado de enfado contra el mundo (los carentes de capacidad de autocrítica nunca son culpables de sus errores) y desemboca en frustración vital.

Hay gente que posee un talento artístico fuera de serie y son genios de la pintura, la música, la literatura, etc. Otros gozan de habilidades innata fuera de las disciplinas del arte. Algunos son brillantes en ciencias y matemáticas y disfrutan con los retos que esas materias les proporcionan. Quien más o quien menos la mayoría posee un pequeño campo de cosas que se le dan verdaderamente bien, otro muestrario, más amplio, de capacidades intermedias y, finalmente, una última sección, a esquivar, de materias en las que son un desastre épico.

Conviene esmerarse en las cosas en las que se destaca para obtener en ellas resultados óptimos. Si uno se limita a salir del paso, logrará sacarlas adelante sin esfuerzo, pero estaría desperdiciando su talento innato. También hay que tratar de desarrollar las capacidades individuales: están ahí y perfeccionarlas es cuestión de constancia y mucha, mucha práctica. No obstante, en lo referente a los desastres, hay que aprender a identificarlos y a pedir ayuda desde el principio. No hay que avergonzarse por recurrir a los demás. Es fácil encontrar buena disposición en los que le rodean, que se sentirán honrados por el reconocimiento. En contra de lo que muchos creen, por pedir ayuda no se le  cataloga a nadie de inútil sino todo lo contrario, se admirará su sensatez y se le enseñará, no sin cierto orgullo de maestro, la mejor manera de llevar a cabo esa labor. Si se esconden pueden acabar en catástrofe. Todo tiene sus trucos y, muchas veces, el talento consiste en ver rápidamente en qué consisten estos y aplicarlos en la repetición de la acción.

2 comentarios:

Señora dijo...

¡Qué imagen tan ideal de los poseedores de talento das hoy en tu entrada! Creo que corresponde más bien al talentoso con humildad y al talentoso con paciencia, especies ambas nada fáciles de ncontrar, aunque no quiere decir que no existan. No sé por qué razón pero esa cualidad que le permite a uno destacar en alguna faceta, muchas veces se convierte en un peligro para asumir que es en "alguna cosa" y no en todas; en otras ocasiones conduce a pensar que el que no la posee es por falta de atención o de esfuerzo. No son muy frecuentes las personas con talento que tienen además sensatez y voluntad para ayudar a los no talentosos. Me gustaría que fuera como tú lo pintas.

Elvis dijo...

Siempre he admirado a aquellas personas que tienen talento y son además capaces de trabajarlo con constancia para convertirse en expertos, genios o especialistas, sin limitarse a ese "salir del paso" tan complicado en el día a día.