lunes, 19 de agosto de 2013

Ego

¿De qué depende el ego? ¿Del aspecto físico? En ese caso se trata de un ego de paja, como la cabaña de los tres cerditos: superficial, frágil y efímero. ¿De la opinión de los demás? Eso refleja inseguridad, propio de un carácter débil y manipulable. Supeditarlo a otros implica ningunearlo y, por extensión, ningunearse. Sin embargo, unas palmaditas en la espalda nunca hacen daño, contribuyen a levantarlo y en ocasiones los factores mencionados hasta pueden reforzarlo. ¿Cómo? Suena contradictorio pero a fin de cuentas son precisamente las contradicciones, bien personales, o bien generales, las que se prestan a la divagación.

Mi ego recibe poca influencia externa. Es sensible a los halagos (¿o alguien no lo es?) y a las opiniones, tanto positivas como negativas, de la gente que quiero y/o admiro. Las críticas del resto le resbalan de tal manera que debe de estar esculpido en mármol liso de Carrara. No sería sincera si declarase que tengo un ego frágil (tampoco creo que dé esa imagen), no es que sea inexpugnable pero su blindaje ha mejorado con el tiempo.

¿El mármol se puede hinchar o eso es algo que le corresponde tan sólo a los globos y a los pavos? Sea lo que sea, tras las visitas a la residencia de mi abuela, regreso a casa más ufana que un pavo real con sus plumas extendidas. Ese día recibo todo tipo de piropos, no sólo de mi abuela, como sería lo normal, que también presume de mí y de mi carrera de médico, sino del resto de sus compañeras. Allí soy una jovencita, no ya porque mi edad sea la mitad, o menos, que las de los internos, sino porque, además, me quitan años, se asombran al oír los que tengo. Me llaman guapa, alaban mi figura e incluso he sido comparada con el retrato de una Barbie (lo que resulta especialmente gracioso porque una auxiliar de la consulta me apoda, con cariño, Barbie cirujana, en alusión a lo afilado de mi cuchillo y mi afición a los vestidos bonitos). Todas se muestran muy cariñosas conmigo y hacen que abandone la residencia más feliz que unas castañuelas. ¿Hay algún ego inmune a semejante experiencia?

Soy objetiva y sé que tantos piropos son exagerados. Aquejan el sesgo de las cataratas, la presbicia, el afán de complacer y mi relativa juventud, pero eso no les resta valor ni los hace menos agradables. No soy ninguna beldad, para eso me faltan muchos atributos, pero he aprendido a sacarme partido y me gusta sonreír, y este último detalle es fundamental. Gracias a él, hasta alguno de mis pacientes infantiles ha declarado que soy una doctora muy guapa (valoran mis ojos grandes, mi pelo largo, mi voz infantil, mis labios pintados de rojo y mi sonrisa, no les parezco una médico sino una princesa Disney) y me he ganado su confianza no por mis habilidades, sino por cuidar mi aspecto. Me desarman, son muy tiernos.

En definitiva, aunque el ego depende de uno mismo y el responsable de construirlo sobre unos cimientos sólidos es su propio dueño, un poco de ayuda externa es siempre bienvenida. A los que critican por criticar, sin ningún afán constructivo, conviene no hacerles ni caso ("no hay mayor desprecio que no hacer aprecio"). Los pobres entendieron mal el cuento y basan su ego en soplar, como el lobo feroz, sobre las cabañas de los cerditos.

PS: Lógicamente este post no podía ser menos egocéntrico, eso no significa que no me interesen los comentarios de otros egos. 

4 comentarios:

Comas dijo...

De EGO de artista a EGO de artista. ¡¡Así en mayúsculas!! Que bien viene, una sonrisa hacia lo que eres y lo que haces. Los profesionales sanitarios, educadores, mecánicos, albañiles, panaderos, camioneros,gobernantes, limpiadores,químicos, zapateros,etc, etc.Lo tienen fácil. O lo hacen bien o se nota enseguida un mal trabajo. No hay trabajo subjetivo que valorar. Lo hecho, hecho está. Simpatía, atención cariñosa, buen humor,ser guapo,aseados, son factores añadidos que ayudan. Pero ¿que pasa con los artistas?. ¿Dónde esta la objetividad, más allá de la grámatica y la sintáxis de un buen escritor? o ¿la objetividad de un artista plástico, más allá de seguir la veta del mármol para que al esculpirlo no se rompa? Es allí cuando necesitamos esas palmaditas en la espalda que te digan: "Vas por buen camino" y te hagan apreciar que tu trabajo no solo le gusta a tu madre, que está muy bien que le guste a ella, pero ¿que ven los demás en tu obra artística que la valoren más allá de una buena reproducción técnica? Una buena crítica o /y agogida del público es para el artísta y su ego un empujón para seguir creando. Tan necesaria una buena crítica, como una pésima, siempre que esta última sea constructiva. El ego, importa, pero no hay que confundirlo con la vanidad. Y objetivamente, tu obra es buena y la vanidad no la conoces. Y por supuesto si tengo que dejar mis oidos en manos de alguíen, ya sé de quien será. Un abrazo de admirador orgulloso.

Carol dijo...

Los niños no mienten.,, palabra de pediatra

Elvis dijo...

¿Y a quién no le gusta que le digan que es guapo, que hace bien su trabajo, que tiene unas manos bonitas o que guisa muy bien?

Hay personas que tienden a subir el ánimo con poco, como la prima Paloma que siempre tiene algo agradable que decirte y que lo hace de forma tan natural y espontánea que resulta de lo más creíble. Los brasileños también son muy dados a la adulación, lo cual agradecí enormemente con nueve meses de embarazo o nada más dar a luz, cuando todos ellos destacaban lo guapa y lo bien que estaba (las mentiras piadosas también sirven).

Es como darle a tu ego un bomboncito de vez en cuando para evitar que caiga en depresión.

Anónimo dijo...

Elvis!! Me subes a mi el ego con lo que dices!! Que maravilla!! Espero que sea cierto y que nos gusta a todos que nos alaben un poquito... a mí al menos me encanta, y es que yo no tengo el ego tan petreo comoel de nuestra Grumpy, que como siempre, no sólo me gusta mucho lo que escribes, me rio con lo que has contado de la residencia de tu abuela, de la barbi y la princesa de los niños, que comparto lo de que dicen la verdad, y para más aparezco en un comentario que me hincha el ego !! Qué más se puede pedir?