jueves, 16 de enero de 2014

Moderación

Conozco la palabra moderación, sé lo que significa (en serio), aunque no lo parezca. El DRAE la define como "Cordura, sensatez, templanza en las palabras o acciones". Mi problema es evidente: a pesar de entender el término, no sé cómo se aplica.

¿Me falta cordura? Cierto que en ocasiones me invade mi propia imaginación pero aún logro distinguir lo que corresponde a cada esfera (o eso creo). ¿Es acaso una cuestión de sensatez? Trato de controlar mis impulsos y razonar mis decisiones, pero no siempre acierto. ¿Soy acaso una víctima de la razón de la sinrazón? Razonar no implica alcanzar una conclusión correcta, de hecho lo normal es que un razonamiento peregrino derive en una idea aún más peregrina. Eso sí, durante el proceso se afianzará como si se tratase de la verdad más absoluta.

Llegamos a la templanza. ¡Uff! ¿Cómo reprimirse ante algo apasionante? ¿Cómo dejar de disfrutar todo el placer que ofrece? ¿Por qué es mejor disimular las emociones que darles rienda suelta y compartir ese algo especial? ¿Qué hay de malo en expresar la alegría o el entusiasmo? La felicidad es expansiva, contagiosa. Entonces ¿por qué cortarle las alas? ¿Qué sentido tiene arrinconar lo que contribuye a ella?

Con esta filosofía en la cabeza veo muy difícil el que llegue jamás a convertirme en un modelo de moderación y, si para ello debo recortar mi entusiasmo, tampoco estoy segura de que lo desee.

2 comentarios:

Comas dijo...

¡NO! No recortes nada. ¿para que? Feliz día. yo hoy no vos a estar ni templado ni moderado.

José Miguel Díaz dijo...

Me sumo a la petición del Sr. Comas que para recortes ya tenemos a los politicastros de turno.
Un beso